Discos: «Que le corten la cabeza», de Atención Tsunami

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«Consiguen edificar un espléndido e ilusionante muestrario de atmósferas excepcionalmente trabadas (por algo se curtieron en el rock instrumental) y canciones con ánimo de perdurar,»

Atencion-Tsunami-25-06-14

Atención Tsunami
«Que le corten la cabeza»
RÉCORDS DEL MUNDO

 

 

Texto: CARLOS PÉREZ DE ZIRIZA.

 

 

Entre la evocación shoegaze, el africanismo pop y el superávit sugestivo de algunos desarrollos que, armados sobre pespuntes electrónicos, no renuncian a esos estribillos «bigger than life» que podrían reventar en cualquier festival veraniego. Sobre ese punto de encuentro bascula «Que le corten la cabeza», el segundo álbum de Atención Tsunami. Pero que nadie se llame a engaño, porque este combo madrileño (antes Healthcontrol) difícilmente podría llegar a compartir algo más que un ligerísimo sesgo epidérmico con la armada del indie esterilizado que campa a sus anchas por esas llanuras hispanas.

La distancia que media entre el malsano sentido del humor que intoxica ‘Marisol’ (ese sampleado de ‘Tómbola’) y los hipnóticos versos del británico Philip Larkin (ensartados en ‘Deixis para perros’ a la manera en que Morrissey/Marr hacían lo propio con los vestigios sonoros de una inglesidad borrosa e idealizada) dan la medida de las posibilidades de una banda que no escatima vitriolo a la hora de salpimentar sus textos de dolorosa realidad, con el sarcasmo y cierta propensión al absurdo (el catalán con acento castizo que se marcan como trasunto de una fiesta entre naranjos en Canals, Valencia, en el corte final) por bandera.

Pero que, sobre todo, consigue edificar un espléndido e ilusionante muestrario de atmósferas excepcionalmente trabadas (por algo se curtieron en el rock instrumental) y canciones con ánimo de perdurar, bajo la supervisión de Raúl Pérez (Pony Bravo, McEnroe) y Manuel Cabezalí (Havalina). Una de las muestras más sólidas del nuevo pop «yo me lo guiso yo me lo como» gestado últimamente en la capital, tan alejado de lugares comunes como en ocasiones iconoclasta, y que en pocas rodajas de vinilo ostenta argumentos tan poderosos y contundentes como los ocho que aquí figuran.

Anterior crítica de discos: “Ultraviolence”, de Lana del Rey.

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