Discos: “Django and Jimmie”, de Willie Nelson y Merle Haggard

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Uno puede esperar buenas cosas de gente como sus autores, pero el nivel que han demostrado es altísimo”

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Willie Nelson & Merle Haggard
“Django and Jimmie”
SONY

 

 

Texto: JUANJO ORDÁS.

 

 

El momento en el que se encuentra la industria del country es increíble. No solo es la parcela musical más sólida a nivel mundial, sino que no deja de producir discos de calidad llenos de alma. Tienen a los mejores músicos, a los mejores autores y un público fiel arriba y abajo de Estados Unidos, además de buena parte del resto del planeta. Pero los estadounidenses saben que nace donde nace, lo protegen y lo cuidan. Por supuesto, el tamaño de la industria del country lleva implícito que se produzca mucha morralla destinada al oído fácil, muchas veces el alma se pierde en discos sin corazón cantados por marionetas, pero es un buen precio a pagar a cambio de los prometedores artistas que la escena y su industria están lanzando. Mientras, las leyendas viven dando lo mejor de si en su hábitat natural. Tal es el caso de Nelson y Haggard, que vuelven a colaborar juntos por primera vez desde hace mucho, mucho tiempo.

En “Django and Jimmie” la colaboración es plena, cantan por turnos, hacen maravillas al unísono y muy, pero que muy importante, trazan el concepto del disco. Son ellos quienes mandan, aunque hayan contado con escritores externos y con la ayuda del productor Buddy Cannon, al que seguro más de un premio le reporta su trabajo en “Django and Jimmie”. O al menos debería.

Pese a su sobria y oscura cubierta no estamos ante un disco de senectud crepuscular, más bien al contrario, empieza escupiendo metralla y los momentos románticos que contiene son vitalistas, incluso cuando la canción se titula ‘Where the dreams come to die’ («Donde los sueños van a morir»). Sin duda, es una de las grandes sorpresas del año. Uno puede esperar buenas cosas de gente como sus autores, pero el nivel que han demostrado es altísimo. Estaría bien un tour y un álbum en directo, puestos a pedir.

 

 

Anterior crítica de discos: “The story of Sonny Boy Slim”, de Gary Clark Jr.

 

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