Cuarenta años del debut de Depeche Mode: la electricidad que iluminó el mundo

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«Speak & spell diseñó los patrones del synthpop, de la dark wave y de la nueva electrónica»

 

Mientras Depeche Mode alzan sus copas por el cuadragésimo aniversario de su primer disco, Sara Morales reconstruye los inicios de la banda y la confección de aquel Speak & spell que supuso el bautismo del rock electrónico.

 

Texto: SARA MORALES.

 

Si en 1981 les hubieran dicho a aquellos jovencísimos y novatillos Vince Clarke, Martin Gore, Andrew Fletcher y Dave Gahan que su estreno en sociedad iba a escribir uno de los renglones más decisivos de la historia de la música, no lo habrían creído. Les costó un mundo que alguien se detuviera a escucharlos. Venían de verter su ilusión en una banda llamada Composition of Sound, en la que Gore ejercía de guitarrista, Fletcher de bajista y Clarke componía, cantaba y le daba al teclado. El bueno de Gahan, por entonces, aún no había llegado. La escena en Inglaterra corría por los derroteros del pop de masas, la orgía colorista de la new wave y la resaca del punk, pero ellos, tahúres de la vanguardia y la innovación, decidieron apostar por los sintetizadores y no fallaron. Clarke y Fletcher se volcaron en ellos, en su estudio, en su manejo y en el apasionante abanico sonoro que se abría de su mano, mientras Gore seguía dándole a las cuerdas. Sin embargo, seguía faltando una pieza para completar el puzle, un frontman con el carisma suficiente para iluminar el cosmos oscurantista que traían encima, un tipo que supiera engrandecerse en escena poniendo voz y materializando ese ideario eléctrico que ya vislumbraba una obra poderosa. Reclutado por el trío en 1980 cuando le vieron cantando el “Heroes” de Bowie en un local, Dave Gahan no solo completó el rumbo creativo y estético del experimento, sino que ideó el nombre para encumbrarlo a la posteridad: Depeche Mode.

Así se bautizaron como cuarteto, y así comenzaron a llamar a las puertas de las discográficas para presentar su propuesta. Una seminal «Photographic», canción estandarte de la banda todavía hoy, de corazón altamente sintético y escrita por Clarke, fue su carta de presentación cuando empezaron a merodear por las movedizas aguas de un entorno profesional que no lo puso nada fácil.

Tras varias negativas de los agentes musicales del momento, encontraron la esperanza en un pequeño sello independiente de música electrónica, Some Bizarre Records, que les dio la oportunidad de grabar la canción para incluirla en un recopilatorio de la casa junto a temas de otras jóvenes promesas de la escena. Depeche Mode daban así el primer paso de su escalada hacia la cumbre.

 

La antesala perfecta

Cuando Daniel Miller, de Mute Records, les vio tocar semanas después del lanzamiento de aquel recopilatorio, cayó rendido. Él fue uno de los que les mandó a paseo meses antes, pero la genialidad de su sonido en directo a base de esas atmósferas embaucadoras y esos toques de synthpop tenebrista con destellos de luz le obligó a reconsiderar la propuesta de los chavales, y les ofreció entrar a grabar su primer disco. Pero antes iban a ocurrir tres hechos importantísimos con nombre de canción. El primero fue la grabación y la publicación de «Dreaming of me», el primer sencillo de Depeche Mode que, inesperadamente, alcanzó el puesto 57 de las listas británicas en 1981. Un segundo single, «New life», llegó hasta el número once y terminó entrando en el repertorio del primer álbum, y «Just can’t get enough», la joya de la corona, fue la primera canción del grupo en entrar en el Top 10 de Reino Unido y la que hizo bailar al mundo entero aquel año.

 

Sencillamente, Speak & spell

De los once temas que componen tan extraordinario estreno discográfico, publicado el 5 de octubre de 1981, tres ya resultaban viejas glorias entre los adeptos que Depeche Mode habían comenzado a sumar solo un par de meses antes. La pionera «Photographic», por supuesto incluida en el tracklist, fue regrabada con un cierto giro hacia tonos más lúgubres y dramáticos. Un acierto, porque tras ella iba a sonar «Tora, tora, tora», la composición más oscura del disco. Ambas formarían ese bloque tétrico que, años más tarde, el grupo iba a desarrollar con detalle y determinación. Un tema, este «Tora, tora, tora», perteneciente al puño y letra de Martin Gore, igual que «Big Muff»; las dos únicas piezas de todo el álbum que no pertenecen a Clarke. Y se nota, quizá porque este, que todavía hacía las veces de líder, siempre tiró hacia un electropop melódico que se respira en casi todo el disco.

Speak & spell es un álbum que diseñó los patrones del synthpop, de la dark wave y de la nueva electrónica con las ideas muy claras, vaticinando el giro que iba a dar la música de baile en un corto espacio de tiempo; propiciándolo incluso. Y cierto es que Depeche Mode no fueron los primeros en tirar de sintetizadores haciéndolos protagonistas de toda canción, para entonces Kraftwerk, Human League e incluso el eurodisco de los setenta ya venían transitando por estos lares. Pero lo que sí podemos achacar a los de Essex fue la valentía, o quizá la osadía, de involucrar todo eso en los parámetros del rock. Podría decirse entonces que Depeche Mode fueron precursores clave de lo que hoy conocemos como rock electrónico. Ahí es nada.

Temas como la balada «Puppets», la desenfadada «Boys say go!» que juega livianamente con la caja de ritmos, la algo más densa «Nodisco» y la infantiloide «Whats’s your name?» terminaron de sustentar una cara A gloriosa donde, vale, los temas tratados no son especialmente profundos ni literarios, pero la despreocupación y los cantos al carpe diem de la juventud conformaron un discurso válido, brillante y perfecto para saltar a bailar. Y de eso se trataba.

No hay más que escuchar y valorar cómo ha trascendido en el tiempo «Just can’t get enough». Una pulsación acelerada del teclado, un ritmo sencillo pero contagioso y una armonía presumiblemente suave y certera fueron los ingredientes perfectos para que esta canción pasara a los anales como lo ha hecho. Y es que todas las composiciones de Speak & spell, incluso «Any second now» —especialmente triste y la única cantada por Martin Gore— tenían como misión buscar la artificialidad del sonido demostrando la belleza de esa exploración. Jugando y trasteando con samples y sintetizadores, generando efecto con artefactos eléctricos y con cualquier detalle que suscitara experimentación y un minimalismo tendente al barroco tecnológico. Infalible contradicción.

 

El principio y el fin de muchas cosas

Tras la salida al mercado del álbum, la banda se embarcó en una gira de presentación por Reino Unido, Países Bajos, Alemania, Bélgica y Francia. Sin embargo, al tiempo que paladeaban el sabor del éxito, Clarke se iba alejando irremediablemente de sus compañeros. Sus ideas, intenciones y teclados, sobre todo sus teclados, habían sido esenciales en la concepción, no solo de Speak & spell sino del decálogo intencional de Depeche Mode. Pero a finales de aquel 1981 hizo oficial su salida del grupo, y empezó a idear proyectos por su cuenta, como Yazoo y Erasure.

Mientras tatno, el resto de miembros continuaron mirando hacia adelante, situando a Martin Gore como principal compositor, incluyendo a Alan Wilder como sustituto de Clarke a los teclados, diseñando su primera gira mundial —aquel See You Tour de 1982— y cocinando su segundo álbum de estudio, A broken frame. A partir de aquí se iba a desatar definitivamente la tormenta sintética de Depeche Mode. Un ciclón de pop electrónico y eléctrico que lleva tronando, de un modo glorioso, cuarenta años.

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