Canciones con historia:“The cool cool river”

Autor:

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“The cool cool river”
Paul Simon

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Una sección de: JAVIER MÁRQUEZ.

Tras el éxito mundial de Graceland (1986), su álbum africano, Paul Simon siguió decidido a experimentar con influencias musicales y culturales, y se marcó un viaje por Sudamérica. El resultado fue un disco menos popular que su predecesor pero más interesante en lo que a fusión de sonidos se refiere. En The rhythm of the saints, publicado en 1990, Simon mantenía el pop de su tierra, los aires africanos de Graceland y le sumaba influencias brasileñas que fue compilando a través de excursiones varias, de la mano de “guías” de excepción como Milton Nascimento.

Como en el disco africano, el nuevo álbum contenía también varias canciones “universales”, ajenas a tiempo o lugar, pero con mensajes de gran actualidad. La canción que en concreto nos ocupa esta semana destila una emoción increíble, con una combinación perfecta de tensión musical y narrativa. Las tres estrofas finales son una verdadera joya de una fuerza indescriptible. Mejor aún en directo que en estudio.

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“El tibio y tranquilo río”

Se mueve como un puño en medio del tráfico.
La ira que nadie puede curar.
En su ímpetu encaja un pequeño golpe.
Sólo un pequeño chichón,
pero se siente
en los recovecos y en las oscuridades
con una emoción agitada y profunda.
El tibio y tranquilo río
barre el violento océano blanco.

Sí, jefe. El apretón de manos del gobierno.
Sí, jefe. La destrucción del idioma.
Sí, jefe. El Sr. Stillwater.
El rostro en un extremo del banquete.
El tibio y tranquilo río.
El tibio y tranquilo río.

Creo que en el futuro
a lo mejor vivo en mi coche
con la radio sintonizada
a la voz de una estrella.
Una canción que los perros ladran al despuntar el alba.
El relámpago que surge del borde de una tormenta.
Y todos estos antiguos miedos y esperanzas
siguen a mi lado.

La ira que nadie puede curar
se desliza a través del detector de metales,
vive como un topo en un motel.
Una diapositiva en un proyector.
El tibio y tranquilo río
barre el violento océano blanco.
La rabia del amor se vuelve hacia adentro
convertida en rezos devotos.
Y estos rezos constituyen
el camino permanente a través de la violencia.
Estos rezos existen.
Estos rezos son el recuerdo de Dios.
El recuerdo de Dios.

Y creo que en el futuro
ya no sufriremos más.
Quizás no ocurra durante mi existencia,
pero en la vuestra estoy seguro que sí.
La canción que ladran los perros al despuntar el alba
El relámpago que surge del borde de una tormenta

Y estas calles,
tranquilas como un ejército que duerme,
envían sus sueños frustrados hacia el cielo, hacia el cielo
por el hijo inquieto de una madre
que es testigo de todo, que es un guerrero
que niega su necesidad de escapar y correr

¿Quién dijo tiempos difíciles?
Estoy acostumbrado a ellos.
El acelerado planeta arde.
Estoy acostumbrado a eso.
Mi vida es tan corriente que me parece que va a desaparecer.
Y a veces ni siquiera la música
puede sustituir a las lágrimas.

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VÍDEO:
Paul Simon en directo en 1991, en su legendario concierto en Central Park, ante 750.000 personas.