Bunbury: “En la creación, el sufrimiento y el placer a veces están a una distancia mínima”

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“La radio hace tiempo que dio la espalda a la música que se hace en nuestro país”

 

Días antes de que vea la luz “Expectativas”, Juanjo Ordás charla con Enrique Bunbury sobre su nueva colección de canciones. Este es el resultado.

 

Texto: JUANJO ORDÁS.
Fotos: JOSE GIRL.

 

Vamos a hacer la primera pregunta derrumbando la cuarta pared: ¿estás preparado para explicar a todos los medios por qué el disco se titula “Expectativas”? Porque seguro que esa pregunta te la van a hacer un millón de veces. Yo no te voy a preguntar por ello, que conste.
«¡Todavía nadie me preguntó! Es cierto que es una pregunta que me espero —responde Bunbury—, pero no creas que me preparo respuestas de cara a la promoción de un álbum. La mayor parte de las cuestiones que me realiza la prensa no me las hice en ningún momento durante la realización del proyecto. Entiendo que son inquietudes que surgen en el oyente una vez escuchado el disco; pero rara vez coinciden con mis premisas. Así que un poco de promoción, en su justa medida, se agradece para aclarar muchos puntos en los que ni siquiera habías pensado. Aunque, ¡la justa medida es algo que yo no he conocido todavía!».

 

¿Por qué se escogieron como adelantos del disco ‘La actitud correcta’ y ‘Parecemos tontos’?
Buff. Los adelantos de los discos me suponen un sufrimiento que me resulta difícil de explicar. Si por mí fuera, yo sacaría el álbum, y luego iría desgranándolo poco a poco, descubriendo, a los que no se asomaron directamente al disco, las canciones más destacadas. O sea, todo lo contrario a lo que se hace ahora, que se sacan adelantos eternos, algunos con meses de antelación y muchas canciones antes de que el disco esté disponible en streaming y a la venta. Supongo que elegimos esas dos por un lado por la inmediatez indudable de ‘La actitud correcta’, que seguro va a funcionar muy bien en directo, tiene algo del concepto global de diseño de producción del álbum. Y escogimos ‘Parecemos tontos’ por contraposición. Es una canción cuya producción y género no tiene nada que ver con el resto del disco, aunque sí tiene un carácter poético que aparece en otro buen puñado de canciones. Ambas me parecen importantes por diferentes razones. Sacamos los sencillos para señalar dos canciones que son significativas dentro del nuevo proyecto, aunque espero sacar unos cuantos más, porque creo que el disco tendrá una larga vida. A día de hoy es difícil elegir un single. La radio hace tiempo que dio la espalda a la música que se hace en nuestro país. Y no cuento Radio 3 porque son de los pocos reductos para el cancionero de la música popular electrificada. El resto de radios se conforman con chuminadas vergonzantes o con viajes a la nostalgia, que supongo les harán cuadrar números. Algunas cadenas hacen sus pequeños avances hacia la dignidad, pero en mi opinión, es a todas luces insignificante.

 

“Expectativas” es, como “Las consecuencias”, un disco muy compacto, cuesta mucho sacar las canciones del contexto en que han nacido. ¿Cómo se dan casos así: caen las piezas por azar divino o hay un trabajo detrás a la hora de ensamblarlas para crear algo tan macizo? Porque sé que estuviste dando muchas vueltas al repertorio. Escribiendo, escribiendo y escribiendo.
Es un disco muy compacto, porque he hecho un esfuerzo sobrehumano (me cuesta ser autocrítico) para evitar que hubiera canciones que no aguantaran el paso del tiempo. He escrito mucho material, más de cuarenta canciones maquetadas y, por tanto, he descartado la mayoría, para quedarme con una minoría selecta. ¿Por qué no lo hago siempre? Pues porque en algunos discos primó la historia que quería contar y el concepto interno del libreto. “Palosanto” (2013), “El viaje a ninguna parte” (2004) o “Flamingos” (2002) habrían ganado si tuvieran algunas canciones menos, pero necesitaba de esas canciones para contar lo que quería contar.

 

Creo que tu actual etapa creativa nace de “Palosanto”. “El libro de las mutaciones” fue un paso más y con “Expectativas” vas unos cuantos más allá aún. Entiendo que tu objetivo es seguir empujando la música popular hacia el futuro y nuevas vías. Creo que estás en el mismo camino que Nick Cave y Trent Reznor en sus últimos discos, e incluso Ghostpoet, cuyo disco me recomendaste hace poco. Sois una avanzadilla muy estimulante hacia… algo. Es muy emocionante.
Lo primero, muchas gracias por situarme en la mejor compañía posible. A mí me cuesta mucho explicar que no tengo ningún interés en repetir épocas pasadas. Me dicen —o se preguntan— por qué no hago discos como tal o cuál que grabé con Héroes, o por qué no hago otro en la onda de “Pequeño” (1999) o en la de “Hellville…” (2008), etc. O sea, tienen su etapa favorita y les gustaría que me quedara ahí. No sé en qué momento no me expliqué bien. De todos los discos posibles que haré en el futuro hay algo que tengo claro. El camino es hacia adelante. No hay vuelta atrás. Ningún interés en el cabaret, en las raíces latinoamericanas, en las raíces del rock and roll o en el hard rock gótico. Porque ya lo tuve y lo exploré y grabé en consecuencia. Es cierto que nada sale de la nada y que puedes ver en mi nuevo disco pinceladas que se pueden relacionar con mi pasado, pero la intención es otra. El sonido, la producción, los arreglos, están pensados de una manera que coinciden con mis propósitos y necesidades actuales, que son contemporáneas.

 

Escuchando ‘La actitud correcta’ se aprecia esa necesidad tuya de renovación. Posee un sonido nuevo que hasta ahora no se ha dado en ninguno de tus discos, pero también ganchos muy Bunbury. ¿Te das cuenta de que ya has establecido un estilo propio que te permite mudar de piel sin perder identidad?
Eso es lo que pretendo, y te agradezco la apreciación. La intención es ser muy consciente de lo que es susceptible de cambio, y qué debe permanecer. No quiero que la esencia se diluya. Aunque parezca a veces que es el cambio por el cambio, no lo es en absoluto. Yo soy muy fiel a mi equipo. Muchos técnicos llevan conmigo hasta veinte años. Marisa (Corral) cerca de treinta. He tenido tres bandas con las que he trabajado ininterrumpidamente durante más de una década. Con Ramón Gacías (asistente de producción y batería) llevo veinte años y Jordi Mora, mi ingeniero de grabación y mezclas, ha grabado conmigo diez álbumes de estilos muy diferentes. A lo que voy es que no cambio todas las piezas, cambio el foco, las maneras, las técnicas, la manera de acercarme al formato canción…

 

Por cierto, ¿es ‘La actitud correcta’ lo más cerca que te vamos a ver de ejercer de crítico musical?
Ja, ja, ja. Con todo el respeto —cada vez mayor— que me merece el buen crítico musical… no es algo que me interese. Creo que, en el océano de información que es internet, y entre el vacío musical de la radio y la televisión, es necesaria la figura del crítico como faro que ilumine donde haya zonas de oscuridad. Nunca creí en el crítico que cree que su propio valor se engrandece masacrando discos o artistas que no le gustan o que le pillan con el paso cambiado. Sinceramente, me parece innecesario, hoy más que nunca. El verdadero valor es mostrar la pasión y la emoción sincera por la grandeza de los músicos que tenemos la fortuna de descubrir y disfrutar.

 

 

El otro adelanto del disco, ‘Parecemos tontos’, ha conocido otras versiones que no te acababan de convencer, con una producción muy distinta. ¿Cómo te diste cuenta de que, esta vez sí, habías capturado la canción como querías?
Es una canción a la que he dado muchas vueltas. Tenía más estrofas, y otra estructura. Dependiendo del arreglo, se iba hacia terrenos que ya había pisado y que no me parecía adecuado repetir. ¿Es esta la mejor de sus versiones posibles? Pues no lo sé, porque todas mis canciones pueden evolucionar en directo y en grabaciones posteriores. No considero que el disco sea el destino final de una canción. Es obvio que intentas que esa sea su versión canónica, pero eso lo decidirá el tiempo.

 

El disco se abre con ‘La ceremonia de la confusión’, con trazas de free jazz y una instrumentación ordenada, pero con cierto punto caótico, con los teclados al mando. Me llamó mucho la atención porque habitualmente uno escucha canciones y sabe de antemano por dónde van a tirar, tú has escapado de eso. ¿Estás reaccionando ante la música popular más previsible?
Sí, hay varias canciones en el disco que escapan de las estructuras más ortodoxas de la canción popular. La idea es estirar aún más en el futuro, ver hasta dónde podemos experimentar con las estructuras y los ritmos sin que deje de ser una canción, canción. ‘La ceremonia de la confusión’ es mi favorita del álbum. Desde que la escribí tenía claro que iba a abrir el disco. El trabajo de Santi (del Campo) con el saxo es fabuloso. Le da el punto free y loco que necesitaba.

 

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“De todos los discos posibles que haré en el futuro, hay algo que tengo claro. El camino es hacia adelante. No hay vuelta atrás”

 

‘Cuna de Caín’ y ‘En bandeja de plata’ son canciones políticas. Igual que ‘Parecemos tontos’. Desde ‘Palosanto’ pareces haberte decidido a dar más cobertura a temas de esta índole. La última vez que estuviste así de combativo en disco (que no en directo) fue con “El viaje a ninguna parte”. Sé que sobre la creatividad muchas veces no se manda, pero ¿cuál crees que es el detonante para que aparezcan estos temas en tus últimos discos?
No considero que sean canciones políticas. Primero de todo, porque la política está copada por personajes de tan poco calado e interés (tanto en España, como en México, como en Argentina o en USA…) que no deseo que aparezcan en mis canciones. Aun así, los músicos, los artistas, los cineastas, los escritores… no podemos evitar reflejar el tiempo que nos ha tocado vivir. Leo a veces comentarios de personas que se quejan cuando un artista comenta algún detalle de la situación de tal o cual país, queriéndonos quitar el derecho a hablar y opinar. ¡Increíble y fascinante! ¡Ya no necesitamos ni policía, ni leyes, ni jueces! ¡Entre nosotros mismos ejercemos la censura y nos coartamos la libertad! De todas formas, permíteme matizar que ‘Cuna de Caín’ tiene como trasfondo una relación entre dos personas y ‘En bandeja de plata’ es una canción verborreica, escrita del tirón, en la que finalmente eliminé algunas estrofas que no funcionaban tan bien y hacían la canción demasiado larga. En este tipo de canciones (las verborreicas), que escribo de vez en cuando, aparecen frases que se pueden considerar reflexiones sobre lo que acontece, seguidas de otras que tienen que ver directamente con mi propia persona o juegos de palabras que añaden pinceladas poéticas.

 

La electrónica es definitivamente un instrumento más en “Expectativas”, a la altura de los instrumentos más clásicos del rock. Creo que es una herramienta muy útil para sacar al rock de la previsibilidad y entiendo que así la utilizas. ¿Estoy en lo correcto?
Entiendo lo que dices cuando hablas de electrónica. Para mí el trabajo con el estudio y con el ordenador es una aportación que la electrónica ha regalado a la música global, sea del género que sea. En este disco el trabajo de sintetizadores analógicos y digitales también es muy importante, y todos los instrumentos (batería, percusión, guitarras, bajos y saxos) tienen un tratamiento y su sonido fue procesado por efectos, pedaleras o plug-ins. Una vez dicho esto, cuando hablas de que es una herramienta para sacar al rock de su previsibilidad, habría mucha tela que cortar. Primero porque creo que las etiquetas nos confunden y son innecesarias, sobre todo cuando se cae en los fundamentalismos y las fronteras geográficas: esto es rock, esto no lo es. Para mí, que soy ciudadano independiente y que me la suda el rock como nación a defender con muros, pasaportes y aduanas, este es un disco de rock actual y contemporáneo; pero, me he saltado todos los tópicos rockistas que he podido. En metodología, sonido, arreglos, grabación y mezclas.

 

Aparte de encabronamiento, en “Expectativas” hay también humor. Negro, irónico, pero humor. Esa es una faceta tuya que quizá no se conoce más allá de tu círculo íntimo. ¿Es posible que en este disco te hayas abierto más?
Me alegro que destaques lo del humor. En todos mis discos lo hay, pero quizás en este más que nunca. Sí, es irónico y negro. Incluso poco gracioso en algunos momentos. Es decir, me río de lo que no se debe. Entiendo lo que dices de mi círculo íntimo, porque todavía hay quien tiene una imagen muy seria de mí. Cosa que tiene sentido, porque para mí el arte es cosa seria. Y me gusta que se respete a la música, que considero sagrada, y a la pintura, y la literatura y el cine. Es posible –es seguro— que en mis primeros tiempos pecara de borde, pero habría que recordar también qué tipo de promociones y eventos de mierda teníamos que patearnos en los 80 y primeros 90 para mostrar nuestra música con dignidad. Era muy difícil no cabrearte con algunos locutores o promotores. Y los que seguían mostrando su sonrisa y buena cara es que, a lo mejor, no les importaba tanto lo que hacían.

 

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“La intención es ser muy consciente de lo que es susceptible de cambio, y qué debe permanecer. No quiero que la esencia se diluya”

 

Hay dos canciones especialmente oscuras en el álbum y, además, vienen seguidas: ‘Lugares comunes, frases hechas’ y ‘Al filo de un cuchillo’. Una vez más, el orden está pensado y meditado. Sé que le das muchas vueltas, pero me parece normal. ¡Hay que montar bien el film!
Son dos canciones muy especiales para mí. Estoy muy orgulloso del resultado de ambas. Con ‘Lugares comunes…’ se cierra la primera parte del disco, que tiene un componente más social, y con ‘Al filo de un cuchillo’ empieza la segunda, en la que me agarro a lo que me importa. En este caso, a la creación, que no es siempre un lugar cómodo donde estar. Es un lugar donde el sufrimiento y el placer a veces están a una distancia mínima.

 

‘Al filo de un cuchillo’ me parece una de las grandes canciones del disco, pero también incómoda a ratos. Es muy real. En ella te llevas al oyente contigo y cuando uno se quiere dar cuenta estamos tratando el punto entre el vitalismo y la aniquilación. Es duro. “Expectativas” tiene peso, pero, ¿en calidad de qué?  
Para mí es junto con ‘Mi libertad’, ‘La constante’ y ‘Supongo’ la respuesta a la pregunta sobre mis verdaderas expectativas. Lo que yo espero del futuro inmediato está en esas cuatro canciones.

 

Tengo clarísimo que junto a “Pequeño” y “Las consecuencias”, este es tu siguiente gran clásico. Desde la primera escucha lo vi claro. No tienen nada que ver entre sí salvo una cosa: me parece que en “Expectativas” te has vuelto a desnudar a lo bestia. Te falta arrancarte el pellejo. Hay momentos en los que a uno le apetece desnudarse más, pero, ¿cómo llegan?
Coincido totalmente contigo. Para mí “Expectativas” es uno de mis mejores discos. Es cierto también que no tengo la perspectiva suficiente para hacer una valoración así, pero me dejo llevar por mi intuición y creo firmemente que lo tendré en buena consideración pasado el tiempo. También considero que es un disco en el que me desnudo muy abiertamente y que refleja muy claramente quién soy y lo que pienso con respecto a muchos temas. La razón por la que me he entregado más a fondo en este disco no la tengo tan clara, pero creo que tiene que ver con el hecho de que durante los últimos años grabé dos discos que deberían haber salido en otros momentos de mi vida y que las circunstancias ubicaron a destiempo. Me refiero a “Licenciado Cantinas” y “El libro de las mutaciones”. Son trabajos que aprecio y estimo, pero que deberían haber sido publicados en otro momento. Creo que “Licenciado Cantinas” se hubiera entendido mejor después de “El viaje a ninguna parte” y “Las mutaciones”, después de “Las consecuencias”. ¡El orden es importante! Esos discos me quitaron tiempo para mostrar mis nuevas inquietudes. Y he viajado mucho, sin poder enseñar todo lo que mi cabeza y mi corazón necesitaba sacar.

¿Adelantas algo de cómo va a ser la gira?
Va a estar buena.

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