Alis: «Quiero ser sincero conmigo mismo y echar fuera toda la mierda»

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«Le dedicamos más tiempo a las máquinas que a lo que transmite un sonido o un texto»

 

Fracciones, así se llama el nuevo álbum de Pachi García –Alis–. Un disco con evocaciones ochenteras, poliédrico en sonido y delicado en textos que ha compartido con otros autores. Sobre todo ello, y los detalles creativos, da cuenta en esta charla junto a Juanjo Ordás.

 

Texto: JUANJO ORDÁS.
Fotos: MIGUEL AMOEDO (foto 1), JAVIER LÓPEZ (foto 2) y CRISTÓBAL TORNERO (foto 3).

 

Estamos en el año 2022. Siempre digo que Iván Ferreiro es el padre de toda la movida indie que ha reinado en los últimos quince años, y lo sigo pensando. Pero dentro de esa hornada, Pachi Alis es uno de los pioneros. Creo que sin él no puede explicarse nada de lo que ha ocurrido en la música popular más reciente de este país, justo antes de la llegada del urban; por eso, siempre hay que reivindicarle, aunque esté cómodo siendo un artista de culto con seguimiento fiel. Y esto no son palabras vacías porque, recientemente, ha publicado Fracciones; una obra maestra que no puede pasar desapercibida. Por eso era importante charlar con él, para que explique sus razones y sus metas.

 

¿Cómo ha sido la concepción de Fracciones? ¿De dónde partiste anímicamente?
La idea surgió, como casi todo últimamente, ligada a lo que la pandemia nos ha permitido hacer o no. Así que, sabiendo cómo iba a ser todo en estos tiempos, decidí ir grabando canciones y videos para sacarlas poco a poco, como “fracciones”, de ahí el título. Anímicamente estos últimos cuatro años han sido una montaña rusa entre la incertidumbre, la pandemia y las relaciones personales que convivían entre la felicidad, la infelicidad y la toxicidad. Afortunadamente todo pasó y se estabilizó. En el álbum se refleja todo eso a nivel de letras y producción, hay textos luminosos, otros menos… La colaboración con otros escritores es casi constante a lo largo de la obra, de una manera intencionada y, además, totalmente saludable para mí.

 

“No te vi venir” se cimienta en los teclados. Luego entra el formato más clásico, pero demuestras que la canción se podía haber sostenido fácilmente tal y como empieza.
Esa apreciación me gusta, de hecho, en los conciertos electroacústicos donde el formato consiste en varios sintetizadores y guitarras, esa canción se sostiene así de principio a fin, con un vocoder en ciertas partes. Y te puedo asegurar que la disfruto entera en su versión de casi siete minutos.

 

Hay que ver de qué manera han vuelto a imponerse los teclados en la última década y pico, ¿verdad? Yo creo que han venido bien para oxigenar la música popular, aunque en realidad sean un retorno a los ochenta.
Sinceramente, lo he hecho adrede. Este es el disco que más está basado en mi niñez y adolescencia respecto a recuerdos musicales de entonces, colores y mezclas de esos sintes que me hacían muy feliz: Nik Kershaw, Alphaville, Depeche Mode, A-ha, Alaska, Tino Casal o Mecano. Ahí hay canciones que son capaces de transportarme a un sitio, día, olor y color determinado, algo totalmente mágico y fascinante. Por otro lado, veía cómo algunos intentaban volver a esa década pero se quedaban a medias, medias tintas que me apetecía resolver de forma certera y reivindicar que yo viví esa época, que fue la primera vez que tomaba la decisión de qué música escuchar y no era la que escuchaban mi padre o mis tíos, que son, por otro lado, los que realmente me iniciaron en todo este mundo de la música.

 

Me encantan las guitarras de “El muro de los estúpidos” porque precisamente ¡no suenan a guitarras! Tienen texturas muy chulas. Igual que las voces del puente.
St Vincent ha sido una de las guitarristas que más me ha influido a lo largo de estos años. Me gusta su manera de entender la guitarra, ya sea tocando, o hablando de sonido. Hay guitarras que están conseguidas sin amplificador, con el sonido de un pedal a línea, un rat o un fuzz sin tratar, sin depurar, crudo; y que de otra manera es imposible transmitir ciertos riff o arreglos, ese es el truco.

 

En “Estoicamente vivo” entras en la electrónica directamente, aunque luego la canción se va volviendo un poquito más orgánica.
Creo que es una canción a la que le daría mucha más importancia al texto que a la producción en sí. Es una estoicidad estar vivo en estos tiempos, en cualquiera de las facetas de la vida. Está coescrita con mi queridísimo Don Alfredo González, como ya ha ocurrido en varias ocasiones.

 

«Este es el disco que más está basado en mi niñez y adolescencia respecto a recuerdos musicales»

 

Una cosa muy acertada de Fracciones son las melodías vocales y las contra melodías que haces con teclados.
De nuevo gracias por la apreciación. Ese juego de melodía y contra melodía es muy de la época de la que hablamos, entonces no había manera de demostrar qué era una gran canción, más que intentando emocionar con ese tipo de construcción. Hoy en día todo ha cambiado tanto…. Le dedicamos más tiempo a las máquinas que a lo realmente importante: lo que transmite un sonido o un texto.

 

Quería preguntarte por el grosor de los bajos. Lo aprecio en varias canciones, tienen mucho cuerpo.
Ese es mi gran debate interno, sobre lo que pasa en la música actual que más me gusta, desde que escuché los discos de Billie Eilish y vi el inmenso trabajo que hay ahí de graves y subgraves. Me quedé fascinado y trato de pulir todo lo que puedo e investigar ese terreno con mucho detalle, es complicadísimo.

 

De un tiempo a esta parte te noto con muy pocos pelos en la lengua a la hora de escribir versos y cantarlos, por cierto.
No sé escribir de otra manera. Como te contaba, hay muchas canciones coescritas y siempre que tiro del hilo de algo es porque realmente me interesa contar eso. No tengo edad ya para andarme con tonterías, no voy a ir de sincero como el que va y te dice: «Perdona que sea sincero, pero te tengo que decir tal o cual». Métete tu sinceridad por el culo, no te la he pedido. Quiero ser sincero conmigo mismo y echar fuera toda la mierda que tengo que echar, sin dar nombres ni apellidos, por supuesto, con respeto, pero quedándome a gusto.

 

En “La hiedra” pasa una cosa muy interesante, la melodía es de crooner melódico de los cincuenta, pero el patrón de la batería es muy actual y hasta complejo. Has hecho una reactualización muy buena de una época pasada.
Yo más que de crooner, que también puede ser, la veo canción francesa de esa década o la siguiente, quizá. Lo que pasa es que, como el maestro Suso Saiz me enseñó un día, aunque la canción en sí pueda recordar a esos años, yo las intento tratar y vestir como un músico contemporáneo, que es lo que soy.

 

“Seguro de suerte” es minimalista y vuelves a hacer una cosa que a mí sigue pareciendo maravillosa: reactualizas la canción de autor, la canción popular española. Es muy meritorio.
Muchísimas gracias por esa puntualización, no es fácil; hay que darle muchas vueltas y tirar muchos intentos a la papelera para conseguirlo y no sé si todo el mundo lo aprecia con esa facilidad. “Seguro de suerte” es un texto de la maravillosa escritora valenciana Sara Leo. No podía dejar de ponerle música a algo así, decir que una persona es muy importante para ti, sin mariconadas, ni frases ya hechas: «Tengo un seguro de suerte contigo» y «cuento las personas con las manos y siempre das como resultado» es de las cosas más brillantes que he leído a lo largo de toda mi vida.

 

“El hombre libre” me sugiere una pregunta: ¿Crees que hay demasiado ruido en la sociedad? ¿Demasiadas frases cortas?
“El hombre libre” comenzó a raíz de unos versos del grandísimo Eloy Moreno (Tierra, 2020). Tiré de ese hilo para intentar explicar que, para mí, uno de los principales valores del ser humano es la libertad. Me basé en la vida de Gandhi, que sale hablando en mitad de la canción, en el fragmento de la batería distorsionada. Es un fragmento de una entrevista con un periodista americano, en 1930, y la pregunta era: «Si Inglaterra no accede a sus peticiones, ¿está usted dispuesto a regresar a la cárcel?». La respuesta fue: «Siempre estaré dispuesto a regresar a la cárcel».

 

¿Te sientes libre como autor? Creo que tienes la ventaja de ser reconocido y, sin ser un superventas, poder seguir tu camino.
Me siento libre, respetado, querido y admirado por un público minoritario, pero muy valioso, y por mis compañeros de profesión. No puedo ser más feliz en ese aspecto.

 

«La colaboración con otros escritores es constante a lo largo de la obra, de una manera intencionada y, además, totalmente saludable para mí»

 

“Canción de mierda” es autobiográfica, entiendo. ¿Es difícil ser músico y pareja?
Ninguna de mis canciones son autobiográficas y todas lo son a la vez. Como te decía, en este disco he coescrito con distintos autores porque lo necesitaba y porque me apetecía, no quería desnudarme solo y tener toda la carga emocional al completo en lo que cuentan las canciones. Y esta, en concreto, está escrita a partir de un texto de Carolina Cañada, publicado en el libro Teatro para una crisis.

 

Me parece divertido que, en ella, usando la segunda persona, te refieras al estudio de grabación como un universo extraño desde fuera.
Más que al estudio de grabación, es a cualquier forma de creatividad. La creatividad nos engancha como una droga, ya sea en forma de escritura, composición, arreglo o investigación de sonidos nuevos.

 

En “Perfiles” introduces samples vocales súper distorsionados que casi ocupan el lugar de lo que haría un break de batería, ¿verdad? Muy original, propio de los músicos de hip hop más avanzados.
Como te digo, trato siempre de avanzar. Unas veces lo consigo y otras no. Me interesa mucho el mundo de la distorsión, pero no de cualquier manera. La distorsión mal usada es desagradable y bien usada crea texturas que pueden dar un giro de ciento ochenta grados a una canción o a una producción.

 

Cuando se llega a “Te observo a través de la luz” el disco está cerca de concluir y me doy cuenta de que es muy up tempo.
Pues sí, quizá es el tema más luminoso del álbum. Está escrita a partir de un poema del señor Miguel Ángel Hoyos, volvemos con fuerza a los ochenta ahí. Creo que el mundo A-ha está muy presente en esta canción, me interesa muchísimo la manera de entender el pop de los países nórdicos, desde esa época hasta la actualidad.

 

“La llave paso” es una buena conclusión, pero da la sensación de ser también un ejercicio. Lo digo en el buen sentido.
Es el tema que quizá más se acerca al flamenco de este álbum, el tema más Morente (con todos mis respetos y salvando las distancias), pero producida por Trent Reznor.

 

Creo que no has hecho un disco así de comercial, en el buen sentido, desde Cuando el sol nos dé calambre.
Sinceramente, creo que es mucho mejor disco que ese, más completo; salvando, quizá, que en ese disco está la canción más universal y conocida de mi carrera: “Cuando el sol nos dé calambre”. Pero sí, has acertado de nuevo, quizá sean los dos discos más parecidos entre sí, en cuanto a parte de la producción se refiere. “Tormentas” o “Tú” podrían formar perfectamente parte de Fracciones, aunque ese disco estaba dividido en dos partes, la acústica y la eléctrica, y solo tengan que ver entre sí ciertas canciones como esas. Espero haber mejorado algo en los diez años que hay entre un disco y otro (risas).

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