Airbag: La mecánica de la emoción verdadera

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“Estamos algo cansados de que la gente se crea que solo hablamos de cómics, de cine, de playa y tal, porque eso solo es el marco. En realidad, tratamos muchos temas e inquietudes. Yo no diría tampoco profundos, pero sí muy normales, cotidianos y, a la sazón, importantes en la sociedad”

 

Parece que les persigue la etiqueta juvenil, pero el trío malagueño lleva ya diecisiete años subido a los escenarios. El próximo 4 de septiembre lo harán en el Festival Ebrovisión, compartiendo cartel con Sidonie, La Habitación Roja, Niños Mutantes, Anni B Sweet, L.A. y Supersubmarina, entre otros muchos. Una ocasión más para presentar su último trabajo discográfico, “Gotham te necesita”. Eduardo Tébar charla con ellos.

 

 

Texto: EDUARDO TÉBAR.

 

 

No hay que fiarse de la aparente inmovilidad de Airbag. El pasado 23 de agosto se cumplieron diecisiete años del primer concierto del power trío en Estepona. Dos décadas sublimando un imaginario adolescente que ya ni existe. Playa, chicas y cómics. Siempre en viñetas perfectas de punk pop. Dicen que las letras son su fuerte. Y es verdad. Pero también la rotundidad de su directo: juntaron a Los Nikis y acompañaron a Los Planetas en la alineación galáctica maya en diciembre de 2012. El mundo no se acabó. Ahora publican “Gotham te necesita”, el sexto de su discografía. Y, glup, ¡su salto a una multinacional! “La etiqueta granadina Wild Punk, nuestro sello de toda la vida, no entendía cómo no vino antes otra discográfica más grande a ficharnos”, reconoce Adolfo Díaz, voz y guitarra.

Sony les echó el guante cuando el álbum estaba grabado. “Los papeles se han invertido. Algunas indies actúan con condiciones de multis y algunas multis se están adaptando un poco a lo que quiere un artista independiente, que es libertad para tocar, hacer lo que desea en el plano artístico, transparencia en las ventas y que no interfieran en sus ideas”, reflexiona el cantante. Airbag repiten con Carlos Hernández (Los Planetas, Pereza), el productor que ha abierto su sonido a un público mayor. Los malagueños mantienen su reinado absoluto en la fórmula de la píldora pop con arrebatos punk, medios tiempos power pop y el instrumental surf de rigor, brindis por su mentor, Juan de Pablos, para separar o cerrar fases. Sin embargo, las nuevas canciones suenan más fieras y pesadas que en el espléndido “Manual de montaña rusa” (2011). Por momentos, más Weezer que Ramones. “Hay mucha influencia de los noventa en este disco”, confiesan. También trascienden el cliché pubescente y nostálgico. “Es un álbum cargado de positividad. No nos quejamos tanto. Se trata de buscar soluciones, de no venirse abajo, de salir adelante, de estar preparado para todo, por si Gotham te necesita. Igual en el próximo estamos hundidos, pero para eso se hacen los discos: para cantar lo que guardas dentro”, zanja Adolfo.

El petardazo con el que abren, ‘Hijos de Hawaii’, es una sonrojante advertencia generacional. Ante la apatía, militancia pop. “A nosotros, lo de los hipsters nos da igual. La canción habla de los jóvenes que tienen todo el tiempo del mundo y no hacen nada. Solo vaguear en la casa jugando a la Play. Es un alegato de la agitación”. En cuanto al debate suscitado con los libros de Víctor Lenore y Nando Cruz —clasismo, elitismo, desapego social—, bostezo. “Me cansan mucho las discusiones sobre lo indie. Además, Airbag ya no somos indies, ¿no? Eso dicen, porque estamos en Sony. Antes éramos tan indies que nos pasábamos y tampoco valía. Nosotros hemos vivido siempre un poco al margen de todo y no sentimos la necesidad de cantar sobre otra cosa que no sea la que nos sale y dedicarnos a lo que sabemos hacer”.

Conviene recordar que Adolfo Díaz forma parte de la nómina de músicos que han catado la experiencia literaria en Ediciones Chelsea, la plataforma de libros impulsada por Álex Cooper. En su caso, otro egotrip repleto de listas de canciones y películas, fragmentos personales que describen eso que Kiko Amat define como “la mecánica de la emoción verdadera” y hasta un diario de luna de miel a bordo de un crucero por las Bahamas organizado por Weezer. “Álex Cooper me dio la confianza que necesito para meterme en una cosa así. Creo que salió muy bien, a juzgar por los comentarios y críticas que leo. Tenía muchas ganas de escribir un libro, pero me daba vergüenza, vértigo y, sobre todo, no sabía si sería capaz sin el resto del grupo. Las canciones no las escribo solo yo. Estoy acostumbrado a pedir opinión y aclarar dudas con Jose y Pepe”.

Podrán meter teclados (‘La vuelta a la manzana’) o coros femeninos (‘Un año después’), pero el gran mérito de Airbag radica en que se depuran a sí mismos en cada entrega y dentro de unos márgenes a priori trillados. “Estamos algo cansados de que la gente se crea que solo hablamos de cómics, de cine, de playa y tal, porque eso solo es el marco. En realidad, tratamos muchos temas e inquietudes. Yo no diría tampoco profundos, pero sí muy normales, cotidianos y, a la sazón, importantes en la sociedad”, matiza Adolfo. Por las letras de Airbag merodean la soledad, miedos, dudas, complejos, desmanes amorosos, celos. Y este carrusel de decisiones que es la vida. “Lo intentamos contar todo dentro de nuestro universo pop, que mucha gente tiende a asociar a lo adolescente. Pero ir al cine, leer comics o ir a la playa tampoco tienen por qué ser cosas de adolescentes”.

El filme documental “Buscando la ola perfecta” (2013) resume tres lustros de una carrera tan gamberra como inteligente. Títulos para el recuerdo: ‘Marta no es una punk’, ‘Coleccionista de discos’, ‘Septiembre aún es verano’, ‘Cómics y pósters’… Ellos se siguen identificando en aquellos tres cafres que ventilaban quince temas en veinticinco minutos. “Sí, somos los mismos. Todos estos años sin cambios de formación, haciendo lo que nos gusta, creciendo poco a poco y sacando discos que nos emocionan. Muchos grupos no pueden decir lo mismo”.

 

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