Loquillo: Rodando en Argentina y Uruguay (segunda parte)

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loquillo-17-12-09-APublicamos la segunda parte del sensacional cuaderno que viaje que Igor Paskual ha escrito de la gira de Loquillo por Argentina y Uruguay que tuvo lugar el pasado mes de noviembre.


Texto: IGOR PASKUAL.
Fotos: JULIETA OLIVARES.


DÍA DESPUÉS

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“Se ve a la gente un poco cansada, ayer salimos… parece que es domingo… la típica actitud como de plof, no sé. A mí me resulta todo vibrante, la ciudad aunque llega a agotarte si vives en ella, viajando como vamos nosotros es un lujazo, sólo te hace una transfusión de intensidad”

Tratamos de no levantarnos muy tarde y algunos se van a La Boca a comer y a ver Caminito, ese barrio peculiar conocido por las postales de sus casa llenas de vivos colores planteados por Quinquela. Yo me voy con Lapuente y David a Puerto Madero sin dejar de cantar la canción de Andrés: “montaron en Puerto Madero un almorzadero de trabajador…”, porque cuando topamos con una frase graciosa o una canción que se nos agarra bien a la cabeza… no hay quien nos la quite, podemos amargar al más pintado, porque además como en cualquier círculo que convive y es un poco cerrado, sólo te hace gracia a ti.

Para cenar vamos a Palermo a un japonés-peruano así como muy molón, en donde todo parece llevar queso y aunque insisto mil veces en que no puedo comerlo, siempre hay algo que se les “escapa” y, cuando por fin traen algo sin él y puedo empezar a comer, el resto del grupo ya está en el postre. Se ve a la gente un poco cansada, ayer salimos… parece que es domingo… la típica actitud como de plof, no sé. A mí me resulta todo vibrante, la ciudad aunque llega a agotarte si vives en ella, viajando como vamos nosotros es un lujazo, sólo te hace una transfusión de intensidad. Entre plato y plato no hablamos del concierto de ayer, nosotros sólo hablamos del próximo partido, como los futbolistas. Sin embargo sí comentamos las dos fundaciones que tuvo la ciudad por Mendoza y luego por Juan de Garay, la doblemente repelida invasión inglesa, la construcción del ferrocarril y la desmesurada importancia del puerto. Les cuento que gracias a un contacto pude ir después de comer al despacho de Eva Perón que conserva el escritorio original. El edificio entero donde está parece un edificio de las Avenidas de Haussmann en París. Hablamos, animados por la bebida, del corte en la Nueve de Julio por los piquetes y Laura nos explica el porqué, el funcionamiento, los motivos, siempre se toma su tiempo y emplea una paciencia inusitada para hacerlo pero el caso es que la solemos escuchar de resaca y… claro… así… no es fácil. Sobrio se entiende todo mejor.

El Loco se va a dormir, lleva una buen dosis de trabajo entre pecho y espalda y aún no ha tenido tiempo de ir a los anticuarios de San Telmo y no sabe si podrá comprar algo. José le tranquiliza y le asegura que a la vuelta de Uruguay tendrá su momento. Algunos vamos a Bizarro, allí son muy de River Plate, y sale tras muchas cervezas el nombre de Cholo Simeone, mi más odiado futbolista, uno de los que estarían en el podio del odio junto con Goikoetxea. Les cuento que seguramente tiene un gran complejo, y que cuando jugaba en España le clavó los tacos a Julen Guerrero el guapo ex jugador del Athletic de Bilbao, una carnicería y, que en el mundial de 1998, provocó la expulsión de Beckham con esos trucos tan italianos, que tan bien sabía hacer Redondo. Supongo que es complejo o envidia pero siempre iba a por los guapos. Dios le castigó tiempo después, ya siendo entrenador, cuando salió a la luz que su mujer se entendía con otro tipo y los hinchas le hicieron la vida imposible a cada campo que iba.

De vuelta al hotel, un taxista nos explicó amablemente lo que pensaba sobre el día del orgullo gay que se celebraba ese mismo día. Le dimos las gracias por tan valiosa información y le instamos a que viniese a España, que aquí tenía un partido y una empresa que gestiona creencias religiosas llamado Conferencia Episcopal que compartía lo que él pensaba, incluso le advertimos que en Francia la cosa se ponía mejor aún para él, que un señor llamado Le Pen suscribe todo lo que él estaba contándonos. Podría votarle, le explicamos… si consiguiera los papeles…

URUGUAY, EL PARAÍSO

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“Disfrutamos de un par de días libres, pero sólo nosotros, el Loco está en todas partes, prensa, radios, teles, todo. Es su momento”

Ahí nos vamos todos al Buque Bus. Bueno, casi todos, José y el Loco saldrán un poco después en avión para hacer promo. Pero van a hacer entrevistas a dolor, en Uruguay ya la cosa se pone seria, es un rostro tan conocido como en España y cada vez que vamos a Montevideo todo el mundo quiere una entrevista con él.

Atravesar el Río de la Plata es toda una experiencia, notas como cada vez es menos río y lentamente comienza el viento y la sensación de la proximidad del mar.
Nos reencontramos con todos nuestros amigos uruguayos después de tomar nuestras habitaciones. Estamos alojados enfrente del edificio Salvo, que me recuerda mucho al Palacio Barolo en la Avenida de Mayo en Baires, y esa construcción no me deja descansar la cabeza, se me acumulan referencias, fechas, datos, torres, ventanas y formas, así que no tengo más remedio que comenzar a preguntar a la gente del lugar acerca del edificio, qué es, quién vive ahí, qué era… y así hasta buscar más información y completarla toda. Y en efecto, el arquitecto es el mismo de las dos torres, el Barolo incluso, refleja miles de referencias a la Divina Comedia de Dante, al número (sección) aúreo, a ciertas alusiones de alquimia… es increíble. Y además las miles de historias sobre poetas, psiquiatras, cantantes que pasaron por sus habitaciones y los locales de la planta baja.

Jaime y yo en la furgoneta siempre discutimos sobre si son importantes la referencias y los contextos o no. Es decir, si yo veo un paisaje bonito, en seguida lo comparo con un cuadro: “Es como un Van Gogh, o parece Rousseau, o Millet…”, soy incapaz de ver algo tan impresionante como el Salvo sin saber después quién es el arquitecto, qué proporciones tiene, qué otros edificios construyó. Es un coñazo, la verdad, porque nunca te relajas y además te lleva una gran cantidad de tiempo y además te enfadas contigo mismo si luego no recuerdas con exactitud los datos. Supongo que más que ansias de saber es un modo de ordenar el caos. Stinus en cambio sí puede verlo en el vacío, hablamos de eso mucho, pero no todo el mundo tiene la misma calma interior. Si no la tengo dentro, la busco fuera y a ver si algo se me pega…

Disfrutamos de un par de días libres, pero sólo nosotros, el Loco está en todas partes, prensa, radios, teles, todo. Es su momento. Cada uno se dedica un poco a lo suyo, conocemos gente aquí y cada uno tiene sus grupos de gente con la que sale, aunque luego solemos coincidir. Bernie Supervielle, nuestro hombre de monitores está en casa, y obviamente va a dormir a casa de sus padres, no se queda en el hotel. Un hotel genial, por cierto, con un alma propia que te transporta, no hacia un lugar o una época sino hacia arriba. Por ejemplo, había en el hall un hombre mayor siempre tocando el piano, lo veíamos a todas horas, a veces se le escuchaba más, y otras veces era un piano de fondo, sin protagonismo. Estábamos un día esperando abajo, creo que estaba Jaime también, y de repente pasa una pareja y se ponen a bailar un tango, así de repente, bailan como cinco minutos y luego siguen el camino hacia su habitación, no sé, tendrían unos cincuenta años o así. Pero nos quedamos alucinando.

Drogarse en España es un crimen.

Eso, nada más. Drogarse en España es un crimen y es pecado. Para beber Don Simón es mejor beber agua.

COLECTA PARA EL ROCKER

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“Me impresionó que todo el mundo estuviera poniendo dinero para su entrada, era un fanático de la música, les había enseñado mucho sobre rock a los más jóvenes y encima Loquillo era una especial debilidad en su santuario particular”

Si el año pasado no salí del Bluzz, este año no salí del Clash City Rockers. Con un par de días libres, el Loco a plena actividad verbal y un montón de amigos esperando, pues lo mejor es dejarse llevar, por la ciudad, por su zona antigua, el puerto, el espigón, por donde sea. Leer las maravillas que publican, escuchar atentamente el uso lírico que hacen del idioma, su educación tremenda, fijarse en la luz… Pasear por la Plaza Zabala y observar que la verja, la forma de los hierros son un montón de penes en círculo… porque fue una venganza del arquitecto de la plaza al que nunca otorgaban un proyecto y, por fin cuando tuvo su oportunidad, ajustó sus cuentas con el mundo que hasta entonces le había negado el pan.

En Montevideo, en el círculo rock, si dices Óscar Fuentes Wegner nadie sabe quién es pero si te refieres al Rocker la cosa cambia. El caso es que había gente haciendo una colecta de dinero para pagarle entre todos la entrada al concierto. Las entradas no son baratas, y menos para las clases no tan favorecidas. Más o menos y hasta cierto punto, es posible hacer un esfuerzo, pero el asunto se complica si, por ejemplo, te han echado del curro de repente como era el caso del rocker. Me impresionó que todo el mundo estuviera poniendo dinero para su entrada, era un fanático de la música, les había enseñado mucho sobre rock a los más jóvenes y encima Loquillo era una especial debilidad en su santuario particular. Sentí que todo cobraba sentido de repente. Solidaridad y pasión. Que el arte volvía a ser importante para alguien en concreto y para una comunidad, no se trataba de entrar en un concierto porque hay que ir, figurar o porque estoy sin pareja y qué voy a hacer. Qué bueno.

Si en la clasificación de mis más odiados personajes está Simeone, en mis más admirados, entre otros, se encuentra J. R. Carrasco el D.T (aquí sería el entrenador) del River Plate uruguayo. Frente a la bravura charrúa, él inculca en sus equipos pase, juego, posesión y buen trato a la pelota, que resulta más complicado si estás en un país en el que no jugó Cruyff y no se ha importado la tradición del Ajax. Digamos que es Brian Clough, del Nottingham Forest, a la uruguaya. Ganaron en Copa Sudamérica al potente San Lorenzo argentino, pero el discursito en donde arenga a sus futbolistas antes del partido es de museo. Lo pasaron por la tele mucho, supongo que estará en YouTube. Ya lo decía Machado: “qué difícil es cuando todo baja / no bajar también”. Por eso admiro a Carrasco, al Rocker y sus compañeros, a Brian Clough, al Loco Abreu… Suben cuando el resto baja.

En el mercado, Mario y yo vimos al Chengue Morales (ex jugador de Nacional) con unos amigos. Al poco agarraron unas guitarras y se pusieron a cantar, la gente se les fue sumando y todos cantaban bien, todos tocaban bien, las voces armonizaban, y hubo muchos temas populares y canciones de resistencia. En seguida debatíamos con unas chicas sobre los Padres Imperialistas, los desaparecidos, la impunidad de los militares, y las próximas elecciones que terminó ganado el Frente Amplio.

LA TRASTIENDA DE MONTEVIDEO

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“Por suerte fue un concierto largo, tocamos todo, y eso que a mí no me gusta que duren mucho los conciertos, ni los míos, ni los de los demás. Pero nadie quería que ese momento terminase, nadie. Ni nosotros ni ellos. Era como un polvo muy largo que sabes que será irrepetible”

Entre una cosa y otra llegó el día que todos esperábamos. El Concierto. La sala muy buena, los camerinos también, la gente con ganas y nosotros más. ¿Qué más se puede pedir? Nada, pues el resto ya lo tenemos. ¡¡¡Queremos sentir ya!!! Hacemos una prueba de ajuste y repaso, vamos a tocar ‘Trangresiones’, el poema de Bennedetti, y también ‘Mincho Bar’, una canción de Los Buitres que trata sobre ese mítico bar, tan cultural él. Ahora ya cerrado pero que aún nadie ha cogido su lugar. Permanece con un cartel fuera que indica que ahí estuvo el legendario Mincho Bar. El Mincho a su vez fue una suerte de Robin Hood local.

Laurent advierte que cuidado con la prueba, que no la alarguemos mucho para así guardar fuerzas para el concierto. Por cierto, qué bien suenan los amplis en Sudamérica siempre. Stinus dice que es por el tipo de corriente eléctrica que se emplea allí, es distinto. Me gusta su explicación, y me la creo porque además de la lógica de su respuesta, es verdad que el sonido es mejor, al menos me resulta más musical, no sabría explicar en qué consiste la diferencia, porque además no es mucha, es muy leve pero lo suficiente como para notar que no es exactamente como en España.

Y no tengo palabras para el concierto, no las tengo, joder. Qué complicado es retransmitir una actuación. Nos salió muy bien y lo escuchamos de maravilla ahí dentro. A Supervielle vinieron a verlo sus padres pero no quiso presentarnos a su hermana. El catering fabuloso. Todos abrazados y locos de contentos. Nuestro grito de guerra antes de salir “¡¡¡Por Nosotros!!! ¡¡¡Por el Uruguay!!! ¡¡¡Por el Rooock!!!”. La gente en Argentina, cantaba, aquí era menos físico, quizá más espiritual el modo de percibir a la banda, muchas caras de emoción y muchas lágrimas también. Y la conciencia de saldar una deuda histórica. Por suerte fue un concierto largo, tocamos todo, y eso que a mí no me gusta que duren mucho los conciertos, ni los míos, ni los de los demás. Pero nadie quería que ese momento terminase, nadie. Ni nosotros ni ellos. Era como un polvo muy largo que sabes que será irrepetible y que no piensas finalizar porque en el momento en que pares la magia se va a esfumar y, así hasta que descubres que el sol entra por la ventana y es hora de decir adiós.

Tras el concierto no pasé ni por el hotel. Directos al Clash City Rockers donde lucía un enorme cartel de cuando teloneamos a los Who. El Loco se lo había prometido hace meses (en una visita promocional) y tuvo el detalle de acordarse y llevárselo. Pincharon muy bien, y detrás de la barra estaban expuestos vinilos de los Specials, Jam, Johnny Thunders… y “La Mafia del Baile”. La noche pareció que fueran tres, al menos la convertimos en varios días.

Al día siguiente volvimos a Buenos Aires, el Loco pudo ir a San Telmo y en España le esperaba otra intensa carrera promocional con la caja de su treinta aniversario. Despedí a todo el mundo en la puerta del hotel. Yo aún me quedaría veinte días más, pero eso ya es otra historia.

Para leer la primera parte de este diario de gira de Igor Paskual, pincha aquí.

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