“33” es lo nuevo de Suburbano

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Suburbano han cumplido 33 años de carrera, desde que en 1979 publicaran su primer disco. Y “33” han titulado su nuevo trabajo, que edita Karonte y que será presentado el 13 de noviembre en la sala Galileo de Madrid. La actual formación de Suburbano la integran Bernardo Fuster (voz, percusión, programaciones) y Luis Mendo (guitarras, bajos, programaciones, coros, arreglos), con la colaboración en el disco de Lorenzo Solano (saxo, flauta), Javier Palancar (acordeón), Mikel Ferrer (batería) y Nacho Sáenz de Tejada (dobro). La producción de “33” ha corrido a cargo de los propios Mendo y Fuster.

Así nos presentan desde Karonte las canciones de “33”:

El álbum se abre con ‘El sueño de un fugitivo’ (“Aprendiste paso a paso a rescatar sentimientos, del fracaso hiciste viento, de la pena resistencia, de la urgencia un sedimento de alegría y disidencia”) se envuelve en un aire melancólico, casi abolerado, a lo que ayuda el acordeón y la guitarra de 12 cuerdas sonando portuguesa. Después, ‘Ayer’ (“Vagabundos por cien mundos, mil fronteras; pasajeros en paisajes siempre andados, prisioneros del mercado y sus banderas… y sin historia”) es puro pop lírico, con ese sentido de himno que Suburbano inyecta a algunos de sus estribillos. Sigue ‘María’ (“No hagas caso, María, y da de lado, a esos que dicen ser la voz de la decencia, y hacen doctrina del miedo y del pecado para vendernos paraísos e indulgencias”), que se mueve en terrenos del blues-rock con un swing muy bien balanceado.

‘Ciudades en la memoria’ (“Siempre quedan ciudades en nuestra memoria que guardan su historia en cada rincón, son ciudades que saben, más allá de la gloria, revivir su latido en una canción”) es un recorrido por Berlín, París, Lisboa y Madrid en la canción más folkie del álbum, mientras ‘Diosa Diana’ (“Vamos Diana, a qué esperas; líbrate de tus temores que en la tierra llueven flores a ritmo de primavera”) es un medio tiempo claramente pop-rock. Con música de Imanol sobre un poema de Lope de Vega, ‘Ausencia’ (“Arder como la vela y consumirse, haciendo torres sobre la tierna arena, caer del cielo y ser demonio en pena, y de serlo jamás arrepentirse”) es una gran canción que refleja esa capacidad de Suburbano para recrear una melodía fronteriza (que podría leerse como ranchera), envolverla en pop y ofrecer un estilo único y diferente.

‘Menos tiempo para verte’ (“Me asusta dormirme a veces, estar tumbado, cerrando en lucha mis ojos sin ti a mi lado, no quiero que el tiempo pase sin tu latido, y en un silencio prestado vivir perdido”) es otra estupenda canción, emocionada, que enlaza con ‘Ausencia’ por su aliento fronterizo ambientado esta vez con un sutil y elegante aroma de bolero. ‘Alzo mi copa’ (“Porque nadie nos mande, por vivir siempre al día, por cantar lo que quiero y quizá no debía”) mezcla a ritmo bailable América Latina y África en una canción luminosa, y ‘Todo lo que nos falta’ (“El silencio recita un poema que apenas entiendo y un estruendo de imágenes blancas me envuelve y te invita”) refleja el lado más íntimo de Suburbano en una de las canciones más oscuras del disco.

En la recta final del álbum, ‘Se amaron con locura’ (“Y se amaron con locura, con la pasión desbocada, como el hereje ama la duda, como el secreto a la almohada, como el suicida a la altura, como el reo a su coartada”) es la delicadeza hecha canción; ‘El loro de Mozart’ (“El loro de Mozart escuchaba en su rincón como el maestro tocaba el piano, hasta que un buen día pensó que podía ser como su amo y escribir una canción”) es un sarcástico divertimento sobre los medios-de-comunicación-basura a ritmo de rock cajun, y ‘Tres mujeres’ (“A las diez, como siempre, se van al país del que nunca han salido al rincón donde saben que están los sueños perdidos”) es el retrato poético de lo que pasa en la acera de cualquier ciudad. ‘Rumbo sur’ (“Si la tristeza es un color por definir, si aburrido el porvenir sueñas silencios frente al mar, es mejor despertar, decidir rumbo sur, rumbo sur y escapar”) cierra el álbum con una canción de desengaño, ventana abierta a la esperanza, otra estupenda letra y elegancia en el tratamiento del pop pensado como música popular.

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