Revólver: Rock sin contemplaciones

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“‘Babilonia’ me parece mucho más limpio, más fresco, bastante más al día. Creo que me quedo con el formato trío para toda la vida, aunque quizá el año que viene me pillas con otro y te digo ‘pues mira, no’”

 

Tras el reto que supuso su anterior disco, “Argán”, Revólver publica “Babilonia”, un disco grabado en formato trío para el que ha utilizado un arsenal de guitarras, pero que puede llegar a defender solo con una acústica.

 

Texto: CHEMA DOMÍNGUEZ.

 

Claro, directo, un once sobre diez encima del escenario. Carlos Goñi inunda Revólver de nuevas lenguas en «Babilonia», flamante estreno para uno de nuestros imprescindibles del rock. Con una actitud siempre demoledora y sin tener que recurrir a las armas, Revólver acumula varios discos arriesgando su estatus de estrella consolidada. Siempre está dispuesto a desnudarse en las distancias cortas para explicar sus canciones, sus motivaciones, sus inquietudes. De esa manera acabamos ahondando en la veracidad de las novedades que trae «Babilonia» y en un hito como fue «Argán» (2011).

 

Dice el texto promocional que hay un cambio radical en «Babilonia». ¿Es para tanto?
He acabado pensando que los músicos creemos que nuestros discos difieren más entre sí de lo que probablemente después vosotros percibís, bien porque los cambios sean muy sutiles o porque a lo mejor nosotros creemos que hemos cambiado la leche, y efectivamente hemos cambiado, pero cuando se ve desde fuera no se nota tanto cambio. Tengo un amigo que dice que aunque cogiese el «Ok computer» y lo grabase al revés, en el momento en que me pusiese a cantar daría igual. «Ya has cantado, y cuando cantas, ya está».

En cualquier caso, en «Babilonia» sí es notorio que tus textos están muy pegados a la realidad, al momento en el que se publica. En otros discos había temas puntuales que retrataban de forma crítica, o simplemente fotografiaban el momento, pero eso en «Babilonia» es más constante. Además, vuelves a la imagen de grupo, como en tus primeros discos.
Eso lo he tenido siempre. Ojo, es mi punto de vista, ni mejor ni peor, porque yo jamás me atrevería a decirle a nadie cómo es la vida, a lo máximo que me atrevo es a decir cómo la veo yo. Eso para mí es imprescindible. «Babilonia» tiene una cosa que lo marca mucho, muchísimo: es el primer disco que he escrito en mi vida para ser tocado por tres personas. Y de la misma manera que en un cuadro los colores tienen mucho que ver, en el disco la producción tiene mucho que ver. El año pasado, cuando estaba en mitad de la gira de «Enjoy», colegas tuyos me preguntaban cómo era el próximo disco, y les contestaba que era un disco compuesto para ser tocado por tres personas». Me preguntaban si la producción era menos engolada y les respondía que sí, lo que les parecía fantástico. Ese comentario era tan generalizado que acabé pensando: «A ver si va a resultar que lo que he hecho mal estos años es que las producciones eran demasiado engoladas y se perdía el fondo del asunto». Cada vez que decía que el disco era muy sencillo a nivel de instrumentación y cosas así, era bien recibido. Creo que el hecho de que esté prácticamente todo grabado con bajo, batería y guitarra hace que haya solo una idea por canción, y esa puede que llegue más lejos. Para mí ha sido un orgullo hacerlo de esta manera, eso seguro.

¿Quiénes forman Revólver ahora mismo?
Revólver seguimos siendo los mismos, lo que ocurre es que en un trío no te puedes esconder. En una banda de seis el pianista puede tener un mal día y no pasa nada, pero en un trío ninguno puede tener un mal día, y me siento orgulloso de poder sacar en el álbum a Julián Nemesio y Manuel Bagües, porque cuando empieza la gira me entregan el alma y se la devuelvo cuando acaba. Son parte importante para que esto suene como suena, sin ellos habría sido imposible, porque para tocar en un trío no vale cualquiera. No es cuestión de que toques lo que tienes que tocar, sino del grado de compromiso que tienes que tener, y estos señores lo tienen absolutamente.

Planeaste diferentes estudios para la grabación de «Babilonia», aunque finalmente ha sido en tu estudio, Mojave. ¿Por qué?
Al final decidí no viajar porque quise utilizar todo el arsenal de guitarras y amplificadores. Cuando tuve claro qué es lo que quería hacer en la producción me di cuenta de que necesitaba un arsenal de cosas y en casa las tenía todas, un ingeniero fantástico, Manuel Tomás, y mucho tiempo, que es lo que quería. Por eso decidí hacerlo en casa. Llevo autoproduciéndome desde 2002 y poco a poco he ido avanzando, aclarando hacia dónde tenía que ir. Mi ingeniero y yo estuvimos tres días para decidir cómo íbamos a grabar las guitarras. Ha sido un reto de los más gordos en los que me he visto en toda mi vida.

De hecho, vas de reto en reto: el paso anterior a “Enjoy”, el disco “Argán”, lo fue.
Para mí es el disco de mi vida. «Argán» es el disco más hermético de todos los que he grabado. Con «Argán» hice la maqueta, cuadriculada nota por nota, me fui a Marrakech y fui sustituyendo cada cosa de las que ya había grabado por un instrumento natural, tocando lo que había exactamente. Ese disco tenía que ser así, porque lo tenía en la cabeza entero, si no se me podía ir hacia sitios que yo no controlaba. En «Babilonia» muchas canciones sí están arregladas por los tres, y Manuel Tomás comentó muchas cosas durante la grabación. Opiniones teníamos todos, hasta que llegó un momento en el que el bajo y la batería estaban grabados y decididos y empecé con las guitarras. A partir de ahí ya era cuestión de decidir si ir por aquí o por allí. Ha sido precioso, la verdad.

En este trabajo has pedido más colaboración.
Sí, porque tenía un problema a nivel de producción: decidir si quería hacer un disco más complejo en cuanto a número de instrumentos, y luego ya en directo me lo ventilo como quiera, o si quería aprovechar lo que me había gustado de «Enjoy». Sucede una cosa muy curiosa: hasta este disco jamás había conseguido algo tan cercano a lo que es Revólver en directo, nunca lo había conseguido, y en este disco lo he logrado prácticamente en todo el álbum. Cuando escuchaba “Enjoy” me decía: “Vaya banda de rock, que bien suenan, ¡qué caña!”, pero al escuchar los demás discos notaba que se perdía algo al meterme en el estudio, algo perdía que no conseguía trasladar del escenario al disco, y eso que Revólver es una banda de directo y una banda de rock clara. En este álbum se ha conseguido y estoy feliz.

Estas novedades llegan en un momento de la escena, de cara al público, que da igual lo que hayas hecho hasta ahora: te la juegas con cada novedad. El primer sencillo es ‘Entre las nubes’, donde se aprecia todo lo que comentas, pero es continuista de la línea íntima de Revólver. ¿Quién lo escoge?

Ha sido la compañía, claramente. En el tema de los singles me meto poco porque me encargo de hacer los discos como me dicta el corazón, ellos no me dicen cómo tengo que hacer los discos y luego ellos se encargan de mostrarlos, y yo no me meto mucho en cuál es la manera más conveniente para mostrarlo. ‘En blanco y negro’, que va a ser el segundo single, a mi me gustaba más, porque suena mucho más novedosa, pero ellos pensaron que sería una buena idea recuperar al Revólver de siempre. Aunque no es igual, porque tiene cosas muy curiosas, como empezar cantando, eso no lo había hecho nunca, por ejemplo. ‘Entre las nubes’ está claro que es una buena canción.


’Respirando bajo el agua’ también es llamativa, con un sonido mucho más duro de lo acostumbrado, mientras la letra llega hasta esa zona en la que el rock comparte ideas con la canción de autor, esa zona mixta del cantautor eléctrico que da tan buenos momentos. ¿Buscabas ese punto de vista?
Sí. Casi todo el disco es así, pero porque el concepto de trío me lleva a ello. Ese concepto me parece lo más parejo a tocar yo solo, porque estamos tres tipos creando una canción en ese momento, y yo quería que fuese eso exactamente, que hubiese una idea en la cabeza y tirásemos con ella hacia adelante. Todas las canciones las puedo coger con una guitarra acústica y hacerlas así y suenan fantásticas, y me parecía muy interesante hacerlo así.

«Respirando bajo el agua» y «Al mundo le hace falta alma» son títulos nuevos para un momento muy crudo en un año que será muy movido política y socialmente. ¿Cómo lo ves?
Pues que al mundo le hace falta alma, pero esa es solo mi opinión. Sermonear jamás, no lo he hecho con mis hijos no lo voy a hacer con alguien a quien no conozco.

Durante el paseo promocional de «Autómata», Antonio Banderas se dirigió así al Gobierno: “Me gustaría decir, sin acritud, que nos echen una manilla, porque el cine tiene un 21% de IVA y el porno un 4%». ¿Hay algo personal contra la cultura?
(Risas) Sí, creo que sí, creo que hay algo personal. Los gobiernos un poco más estúpidos creen que con una ciudadanía más torpe van a poder mandar mejor. Probablemente sea cierto, pero la torpeza da lugar a veces a lo sanguíneo, y ahí se les escapa. Siempre abogaría por tener una población y una ciudadanía lo más culta posible, creo que lo del IVA responde a unos intereses que van más allá del aspecto puramente económico. Aún así, hay una cosa que remarco con este álbum y es que el discurso no va en contra de los políticos ni muchísimo menos. Yo no creo que los políticos sean todos unos chorizos, no creo que sean unos ladrones, porque los chorizos no vienen de Marte ni crecen en los árboles. Lo que sí creo es que ladrones o corruptos hay en todos los estamentos de la sociedad, pero claro, los señores que viven con nuestros impuestos deberían tener un compromiso muchísimo mayor, porque unos señores que trabajan para la mayor empresa que hay en este país deberían de tener un poquito más de honestidad. Todos los que trabajan para el país, desde el primer barrendero hasta el Presidente del Gobierno.

Llevas casi tres décadas de trayectoria con Revólver, pero en momentos como este seguro que aparece cierto miedo escénico. ¿Has estrenado en vivo alguno de los nuevos temas?
El otro día tuve que tocar tres trocitos de tres canciones en un programa de televisión y lo tuve que hacer varias veces porque no me salía, estaba nervioso. Y hace dos semanas estuve en Palma de Mallorca, en una cita anual para la infancia, y cuando tuve que hacer ‘Entre las nubes’ yo solo encima del escenario, lo pasé mal. Era la primera vez que lo hacía yo solo con la acústica, y hacía años que no lo pasaba así de mal, francamente mal. Me decía a mi mismo: «Dios mío, que se acabe ya».

¿Cómo va el sondeo de “Babilonia” entre los seguidores más allegados?
Mejor que en los últimos cinco o seis discos, desde “Odio” no tenía una respuesta así. Y muy bien, cuando lo oyes entero un par de veces es bastante más sorprendente de lo que ves a primera vista. Por textos, concepto musical, por una serie de cosas hace que sea un Revólver muy distinto. Me parece mucho más limpio, más fresco, bastante más al día.

¿La gira se planificará en la sintonía de lo que has comentado?
Creo que me quedo con este formato para toda la vida, aunque quizá el año que viene me pillas con otro y te digo «pues mira, no». Pero bueno, como decía una señora muy mayor que conocí una vez, «Como no soy un río, me vuelvo cuando quiero». En cualquier caso, ahora estoy feliz con este formato y creo que me va a durar mucho tiempo. Es la sensación que tengo.

Te agradeceré que de vez en cuando hagas un «Argán».
Te voy a decir una cosa: llevo en la música creo que treinta y tres años ya, con Revólver veintiséis. Si alguien me preguntase qué he aportado a la música le diría que «Argán».

¿Tan rotundamente?
Sí. Claramente, cogí las dos armonías desde la base, la armonía norteafricana y la armonía más americana o más occidental, y las fundí en una. Nunca se había hecho antes con ese hilo conductor constante, y que yo sepa no se ha vuelto a hacer, y no es fácil. Llega ‘Quiero aire’ y no sabes si estás en el desierto del Atlas, y cuando llega el solo dices: «Joder, ¿y ahora dónde estoy?, ¿en el desierto de Mojave?». Eso me hace sentir muy feliz, me siento muy orgulloso de haber hecho ese disco. Es el disco del que más orgulloso me voy a sentir el resto de mi vida.

Y volviendo a «Babilonia», solo he podido escuchar ‘Entre las nubes’, ‘Las armas rotas’, ‘En blanco y negro’, ‘Respirando bajo el agua’ y ‘Al mundo le hace falta alma’. ¿Hay giros inesperados en el resto?
No. Hay temas que se parecen, esa cosa muy abierta que tiene por ejemplo ‘En blanco y negro’. ‘Las armas rotas’ es única. Luego hay uno muy setentero que me recuerda a los discos de Elton John que se llama ‘Lo que no se llora no se limpia’. También hay una de las mejores canciones que he escrito en mi vida, aunque solo lo creo yo, que se llama ‘Teamotemor’, todo junto, esa letra creo es de lo más crudo que he escrito jamás. ‘La moral mora en la moneda’, sobre temas sociales. La letra es una letanía, seis minutos hablados en los que apenas hay estribillo, pero… no dejo títere con cabeza. Es un tema muy sencillo y es un canon que va creciendo, no ocurre más que una guitarra a la que le voy cambiando los efectos de una parte a otra.

¿Estilo sufí?
Podríamos decirlo, porque en la siguiente estrofa ocurre algo que no ha ocurrido en la estrofa anterior, pero todo es lo mismo: son dos acordes, un acorde que se mantiene toda la canción, y un estribillo muy cortito, hay un acorde más y vuelve otra vez a lo mismo para ir soltándolo todo. Hay un tema que se llama ‘Revolución’ que tiene darbukas al final, pero es que no me pude reprimir. De lo que me arrepiento es de no haberlas puesto al principio, porque tenía mucho sentido. Ahora que lo pienso, tendría que haberla puesto en todo el tema. Es un instrumento que me fascina como queda con la batería y las guitarras eléctricas.

Y cada tipo de darbuka da una gran riqueza.
Si, y una figuración distinta. Ya lo creo.

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