Ha muerto el músico Bernardo Bonezzi

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Bernardo Bonezzi, uno de los mayores talentos musicales de los años ochenta, al frente de los Zombies, ha fallecido hoy, 30 de agosto. Su pareja lo ha encontrado, a las 15:30 h., muerto en el suelo de su domicilio madrileño. Se desconocen las causas de la muerte. Recordemos que Bernardo publicó este mismo año el disco «La esencia de la ciencia».

Bernardo Bonezzi nació en Madrid el 6 de julio de 1964, fascinado desde joven con la música, a los trece años dio forma a los Zombies, una de las agrupaciones esenciales de los primerísimos años ochenta gracias a su capacidad para mezclar pop de vanguardia con melodías y letras muy próximas a lo más popular. Con ellos, con Zombies, Bonezzi, publicó dos elepés fascinantes: «Extraños juegos» (1980) y «La muralla china» (1981). De esta etapa, la canción que ha quedado para el recuerdo de varias generaciones es la inoxidable ‘Groenlandia’, lanzada en 1980 y que, irónicamente (y como tantas de la época), no tuvo el menor éxito: fueron los años los que le dieron ese componente mítico que hoy tiene.

Tras el final de los Zombies, Bernardo comenzó a trabajar para el cine, realizando bandas sonoras. La primera fue «Laberinto de pasiones» (1982), de Pedro Almodóvar, iniciando con ella un ciclo que le llevó hasta 2001 y dejando tras de sí bandas sonoras para títulos tan conocidos como «¿Qué he hecho yo para merecer esto?», «Matador», «La ley del deseo», «Mujeres al borde de un ataque de nervios», «Todo por la pasta», «Todos los hombres sois iguales» o «Nadie hablará de nosotras cuando hayamos muerto». También su música sirvió de sintonía al programa televisivo de los ochenta «La edad de oro» y de la exitosa serie «Farmacia de guardia».

Sin embargo, Bernardo Bonezzi nunca abandonó del todo el pop: en 1982 y 1983 puso música a las canciones del irreverente dúo Almodóvar & McNamara (Pedro Almodóvar y Fabio McNamara), encargándose también de la producción de sus discos, y en 1984 dio forma al proyecto frustrado Bonezzi-St. Louis (el año anterior llegaron a editar un single bajo el nombre de Salambó), que dejó un único disco de pop elegante (embebido de referencias a gente como Roxy Music) en el que se unió artísticamente a la vocalista Didi St. Louis y cuya única presentación en vivo tuvo lugar en el plató de «La edad de oro». Finalmente, el trabajo cinematográfico le agotó y en 2004 decidió llevar adelante sus propios proyectos como solista, dando forma en años sucesivos a la exquisita trilogía instrumental de «las horas», conformada por «La hora del lobo» (2004), «La hora azul» (2006) y «La hora del té» (2007). Obras sinuosas en las que desarrollaba su visión pop desde su amplia experiencia musical desarrollada en el cine y en las que ejercía de multiinstrumentista. En 2010 se animó a cantar en el disco «Donde el viento sopla» y en este 2012 publicó «La esencia de la ciencia» (en paralelo, y solo en edición digital, lanzó «Esencias», la música instrumental de este pero manipulada por él mismo), con el que, incluso, inició una gira que tuvo que suspender tras los primeros conciertos debido a la poca asistencia de público. Pero es que su obra, pese a estar anclada en lo popular, estaba destinada a públicos tan minoritarios como avanzados.

Ayer mismo, en Facebook, dejó un último mensaje: «I’m fading to black»… Antes, había enlazado una canción de Nico: ‘You forget to answer’.

Con su muerte se va otro de los grandes creadores que nos deparó la década de los ochenta, un músico (en el más amplio sentido de la palabra) absolutamente completo.

 

Texto: JUAN PUCHADES.

 

Aquí puedes leer la última entrevista que publicamos con Bernardo Bonezzi: El regreso definitivo.

 

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