“Esencia de la rumba catalana. Sus primeras grabaciones (1962-1964)”, de Peret

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DISCOS

“Allí se ha cocido algo que marcará a la música española —y latina, y mundial— durante los más de cincuenta años que han pasado”.

 

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Peret
“Esencia de la rumba catalana. Sus primeras grabaciones (1962—1964)”
WARNER

 

Texto: CÉSAR PRIETO.

 

Pocas veces nos es dado asistir a la génesis de un género. Las leves novedades de instrumentación, las mixturas o los cambios en compases, suelen gestarse en las catacumbas de la música popular y por supuesto no suelen tener la posibilidad de acabar en un estudio de grabación hasta que han permeado un poco al público y los sellos empiezan a ver filón. Por ello es casi milagroso y enormemente gratificante tener una buena edición en cedé de las primeras grabaciones de Peret; algunas de estas canciones uno ya las había escuchado en casetes y el propio intérprete las había regrabado con otro sonido, pero esta es la edición que se merecían. En primer lugar, porque documentalmente era necesario; y en segundo, porque podemos disfrutar de unas interpretaciones en las que la emoción parte de que allí se ha cocido algo que marcará a la música española —y latina, y mundial— durante los más de cincuenta años que han pasado. Y solo con una guitarra, una voz y cuatro manos: Peret y dos palmeros.

La prueba de que es una agradable conjura del destino el que pudieran registrarse estas diez canciones es que en ninguno de los tres pequeños discos originales donde se publicaron aparecía la figura de Peret en las portadas. En el primero ni siquiera figuraba su nombre. Con una ilustración y el título de “Patio flamenco” se solventa todo. En los otros dos sí, pero la iconografía, las dos gitanas que aparecen —pásmense, una de ellas agarrando un burrito por el ramal— indican que lo que se vendía aquí no era un producto para degustadores de música, se trataba de encajárselo a los turistas. Por supuesto, todo ello no tiene nada que ver con lo que escondían dentro, en los surcos.

El primero de los discos que les señalo es una maravilla, básicamente porque está considerado el primer disco de rumba catalana de la historia. Un vendedor ambulante que tiene un bagaje de guitarra flamenca, pero que descubre el rock and roll en discos y la música del Caribe que entonces llegaba en orquestas a Barcelona. La precariedad de medios hace que busque marcar el ritmo que exige la intensidad de las canciones con cualquier cosa que tenga a mano, así que se busca dos palmeros y con su propio cuerpo golpea la caja de la guitarra allí donde puede entre rasgueo y rasgueo. Ha inventado lo que después se llamará el “ventilador”. Ha creado una nueva música. Es increíble intentar obviar guitarra y voz al escuchar estas canciones y quedarse con el ritmo. Hay una batería entera sin ningún instrumento de percusión.

Un par de años antes, Peret trabajaba en un tablado de la población de Calella, donde ante los turistas fue afinando una nueva manera de montar fiesta que, cuando un amigo de barrio le indicó que estaban buscando músicos para una grabación, desplegó en los estudios de EMI de la barcelonesa calle Urgell, cerca de su casa. Nuestro personal ‘That’s all right’: ‘Ave María Lola’ tiene la cadencia de Cuba y la potencia de la música de negros. Estamos en 1962. Una composición propia, ‘Recuerda’, sirve de base para la rumba más melódica, que también existe y cultivará. De hecho, Vázquez Montalbán señalaba que ‘El mig amic’ era la más lograda composición de la nova cançó.

En su segundo disco ensaya —en el 64, tras un viaje para vender telas en América—  el garrotín, un palo flamenco muy en boga, dos temas más melódicos y, sobre todo, su primer himno: ‘La noche del Hawayano’. Es una adaptación de ‘El charlatán’ de Ismael Rivera, el que con el tiempo se revelará una de sus grandes fuentes —convertirá más tarde ‘El negro bembón’ en ‘El gitano Antón’ y utilizará a ‘La negra Tomasa’—, pero mezclado con una canción de gran fama: ‘Cuéntame’. Esto ya no es flamenco, la guitarra no acompaña a la voz, la empuja: es la guitarra de Eddie Cochran, escuchen si no… y la voz de Peret se desgañita sobre el jaleo que meten todos a la vez golpeando palmas y guitarra. Las doce canciones que, como bonus, acompañan en el cedé a estas primigenias, al servicio de La Camboria, de quien era guitarrista, y junto a Chacho, demuestran bien a las claras que estamos hablando de cosas diferentes.

En el que fuera tercer disco hay una versión de ‘La mama’, de Aznavour, que indica que la rumba catalana puede fagocitar cualquier cosa. Más canciones melancólicas y pop y sobre todo una versión de ‘La bamba’ a la que cambia la letra para convertirla en una declaración de intenciones que expone simplemente que los viejos ritmos han pasado a la historia, que la rumba es lo que se va a reclamar, y que todo se gesta en la ciudad.

La escucha de «Esencia de la rumba catalana» no es baladí, el interés histórico se sobrepone al sociológico y al musical y reproducción a reproducción uno se va dando cuenta de más detalles —¡en canciones, si te paras a mirar, con un único instrumento!—: se van encajando soluciones rítmicas, se idean trucos para llenar el espacio sonoro con tan escueta producción. Y uno no puede más que suspirar y pensar que todo lo que vino después está ya aquí.     

Anterior crítica de discos: “Os Amigos dos Músicos”, de Os Amigos dos Músicos.

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