La Semana Bizarra 16 – 23 de octubre 2007

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Con Pete Doherty desaparecido, esta última ha sido una semana parca en noticias bizarras y protagoniza exclusivamente por mujeres.

Empecemos por la que más tinta ha provocado: La detención en Oslo de Amy Winehouse. La cosa es que la mujer de profunda voz estaba en su hotel de la capital noruega con el miembro de su banda Blake Fielder-Civil y un tercer acompañante cuando irrumpió la policía y todos fueron detenidos por posesión de marihuana. Al final el asunto quedó en el pago de una multa. Pero es bien penoso que la policía de Oslo (los verdaderos bizarros de esta noticia) se dedique a tales menudencias.

Lily Allen ha confesado estar enamorada de su nuevo novio, Ed Simons, componente de Chemical Brothers y «quince años mayor que ella» (hacemos como la prensa guarrindonga e incidimos en ello). Que sean felices y lleven su noviazgo con más discreción que durante estos primeros escarceos amorosos porque, la verdad, como que su relación nos da lo mismo.

El inexistente premio Gran Bizarro de la Semana recae en Kylie Minogue por lucir en el estreno de White diamond («Diamante blanco», no lo olviden), la película que narra su lucha contra el cáncer, un vestido de Dolce & Gabbana con 700.000 dólares en diamantes incrustados. Vale que, como es habitual en estos casos, muy probablemente no pagó un céntimo por el modelito, pero, de cualquier forma, nos parece COMPLETAMENTE INDECENTE lucir semejante pedrería. De los diseñadores ni hablamos: La irrealidad en la que vive esta gente provoca náuseas en cualquier ser humano mínimamente sensible.

A los fans de Deborah Harry –o Blondie, como se prefiera– los teníamos por gente talludita que no estaba ya para grandes enfados. Pero hete aquí que el anuncio de que Kirsten Dunst va a interpretar al antaño mito sexual de la new wave en un «biopic», ha soliviantado a la parroquia y han decidido poner a la actriz a caer de un burro en internet, regalándole piropos como «esta tipa apesta», «está acabada» o «es lo peor». La chica se defiende diciendo que es la propia Harry quien la ha escogido y que «quien no esté de acuerdo, que lo discuta con ella». Señores, por favor, que no es para tanto, conserven sus viejos pósters de Debby, y todos tan felices. Y tengan cuidado con el corazón, que a estas edades no se está para sobresaltos.

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