COWBOY DE CIUDAD

«Era el momento de explicarle a la gente la figura artística de mi madre, siempre estuvo en un segundo plano cuando mis padres tocaban con su grupo Bombarderos»
En plena gira de presentación de su nuevo disco, My senses, la artista catalana, adalid de la nueva generación del country, del rock sureño y la esencia americana, charla con Javier Márquez Sánchez.
Texto: JAVIER MÁRQUEZ SÁNCHEZ.
Foto: FERNANDO LÓPEZ.
En la escena musical española hay pocas artistas capaces de reivindicar con tanta fuerza el espíritu del country y el rock sureño como Jodie Papaceit (aka Jodie Cash). Nacida en Barcelona en 1990, pero con alma de carretera y polvo del desierto en la voz, lleva más de una década construyendo una trayectoria sólida, siempre fiel a sus raíces norteamericanas. Creció rodeada de guitarras, escenarios y canciones como hija de dos músicos profesionales (integrantes de Bombarderos), herencia familiar que ha supuesto una brújula que la ha guiado hacia un sonido propio, marcado por el country, el rock sureño y la esencia americana, estilos que Jodie ha sabido abrazar y reinterpretar con personalidad.
Desde sus primeros pasos en 2014 con la Jodie Cash Fingers —tras curtirse previamente en diversas formaciones—, ha recorrido un largo camino que la ha consolidado como una de las voces más reconocibles del género. Su presencia escénica, a medio camino entre la fuerza arrolladora y la vulnerabilidad sincera, le ha permitido conectar con públicos muy diversos: desde los festivales más ruidosos hasta los clubes íntimos donde cada acorde resuena de cerca.
Su último disco, My senses, es la confirmación de esa madurez artística. Un trabajo que combina raíces y modernidad con letras que hablan de viaje, desarraigo y esperanza, y un sonido impregnado de carreteras infinitas y atardeceres polvorientos. El álbum refleja la dualidad que siempre ha acompañado a Jodie: la herencia musical recibida en casa y la necesidad de buscar su propio camino.
Actualmente se encuentra inmersa en una gira nacional que la ha llevado a recorrer todo el país, y que aún la mantendrá varios meses en la carretera. Sobre el escenario, despliega un magnetismo capaz de arrastrar a cualquiera: pura verdad, puro rock, pura emoción.
A estas alturas ya, ¿eres Jodie Cash o sigues siendo Jodie Papaceit?
Nunca he dejado de ser Jodie Papaceit, el Cash forma parte de mi ritual previo a subir al escenario para tirar un bolo adelante. Me ayuda a ponerme en ese estado de superstar y que la verdadera Jodie no se muera de la vergüenza de estar ahí subida o que le puedan los miedos e inseguridades que todos los artistas tenemos.
Llevas todo el año recorriendo el país con My senses – Rising wild tour, y todavía tienes meses por delante. ¿Cómo estás viviendo esta gira?
Con muchas ganas, felicidad… y mucho cansancio, no te voy a engañar. Tenía muchísimas ganas de volver a girar, de coger la furgo y carretera, revivir historias que solo ahí ocurren y crear otras nuevas con la nueva banda que nos acompaña. Pero ciertamente es agotador, sobre todo para una banda underground sin apenas recursos como la nuestra. Lo bueno es que hemos ido combinando bolos de banda al completo con acústicos, y ahí liberas mucha carga, porque para Toni y para mí es como estar en el comedor de casa tocando la guitarra y cantando. Lo que se me hace más duro es dejar a mi hija y pasar aunque solo sean una o dos noches fuera. Las videollamadas con ella son una mezcla del mejor y el peor momento del día.
Tu nuevo disco, My senses, es muy especial porque cuentas la historia de tu madre. ¿Qué te llevó a dar ese paso tan íntimo y personal en tus canciones?
Siempre hemos incluido canciones de mi madre en nuestros discos, y también de mi padre, pero supongo que era el momento necesario de explicarle bien a la gente la figura artística de mi madre, ya que siempre estuvo en un segundo plano en la época donde tocaban mis padres con su grupo Bombarderos. Me parecía un buen momento (tras mi propia maternidad y sentir de verdad el peso de esa palabra), para hacerlo.
En My senses hay una narrativa muy marcada. ¿Cómo trabajas la idea de contar historias en tus canciones?
La verdad es que no lo trabajo a consciencia, simplemente dejo fluir la inspiración e imaginación y me dejo llevar. Normalmente tengo una visión global del álbum desde el principio, que suele quedarse bastante fiel hasta el final, pero siempre van surgiendo cambios y mejoras que van apareciendo en gran parte gracias al equipo del que te rodeas. Creo que el tracking de un disco no siempre tiene porqué tener sentido de la primera a la última canción, puede incluso que acabes incluyendo una canción de hace 20 años y eso no le quita sentido al disco o lo hace menos auténtico, al contrario que eso, me gusta pensar que las historias detrás de las canciones son las que escogen el momento de ser contadas y el cómo.
En este disco en concreto, quise hacer un trabajo desde diferentes puntos: el de donde parten esos cinco temas de mi madre tocados en casa a guitarra y voz con mi padre, escogidos para incluir en el disco y reinterpretados a nuestra manera y modo de ver esas historias; y el de nuestras propias historias. Creo que al final el disco nos ha encontrado a nosotros también. Sí que tenía muy visual el hecho de incluir la maqueta casera de ellos tocando esos temas (incluida en el formato vinilo) para, de alguna manera, hacer todavía más visual y sonora una de las partes tan importante de este disco, que es mi madre.
Como has explicado, tus padres también son músicos. ¿Qué aprendiste de ellos y cómo crees que su influencia sigue presente en tu forma de componer y de subirte al escenario?
Supongo que toda la música que ellos me han puesto o tocado en casa ha influido muchísimo en mi manera de componer. El otro día, por ejemplo, le enseñé a mi padre una idea que tuve de melodía y acordes, una canción a medias, y cuando acabé cogió la guitarra y nos enseñó a Toni y a mí una de sus canciones, de hace como 20 años, y es que se parecían muchísimo, me quedé flipada. Por otro lado, mi manera de afrontar un directo también es muy similar a la de mi padre: actitud canalla y eléctrica, enérgica, in crescendo. Pero, luego, tengo mi parte dulce y más reposada que me encanta incluir en los directos, ahí supongo que mucha gente ve en parte a mi madre, (risas).
¿Recuerdas cuándo tomaste la decisión de dedicarte en serio a la música?
Hacia los veintipocos años, recién acabada de estudiar interpretación y teatro en Barcelona y recién rodado mi primer largometraje como coprotagonista. Los primeros años (con 18, 19, 20) jugaba a tocar con bandas en la escuela de música, fiestas de amigos o la primera banda en la que estuve de verdad: The Old Weekend Band, una banda de country/rock donde me aventuré a subirme a un escenario por primera vez. Cuando acabé el largometraje y una larga lista de cortometrajes y castings incómodos, me di cuenta de que donde realmente me sentía a gusto, sin presión, y sin sentirme juzgada, era encima de un escenario cantando. Es como si sintiera que ya sabía desde pequeña que eso es lo que debía y quería hacer.
¿Qué retos te has encontrado al dedicarte al country rock en un país como España, y qué satisfacciones te ha dado por otra parte?
El reto más grande ha sido (y sigue siendo) encontrar cabida para este género, ya sea en festivales como en gente de la industria que lo apoye. Es muy difícil tocar country rock o americana en general, más aún si quieres mantener el idioma madre que es el inglés, y dar con alguien que crea en ti, te apoye y ayude a subir escalones. Encuentro que aquí todavía estamos lejos de ser un país que apoya a artistas independientes que deciden contar su propia historia, se sigue premiando más a las versiones y tributos o a géneros más mainstream.
Pero, por otro lado, ser una artista independiente y seguir fiel a mi estilo me ha dado alegrías como compartir escenario con Stacie Collins, Richard Ray Farrell o Sarah Lee Guthrie y/o conocer artistas como The Hillbilly Gypsies o Blackberry Smoke. He tocado con mucha gente muy buena del género y he tenido el honor de tener a Ricky Araiza, el mejor multiinstrumentista del país, criado en San Diego (California), con los Eagles, tocando el mismo banjo del Take it easy en mis discos y en el mismo tema. Y muchas más historias que darían para unas buenas memorias…

«Haciendo el rock & roll más eléctrico y movido puedes estar contando algo superíntimo»
¿Cómo decides si escribir/cantar una canción en inglés o español, y qué te aporta cada lengua a nivel expresivo?
Generalmente, cuando compongo temas más rockeros o country me salen naturales en inglés, supongo que al final es por toda la música que he oído y escucho también hoy en día. Realmente no escucho nada en español, pero no por ninguna razón clasista ni nada por el estilo, es simplemente por gustos. No me llega igual un tema rockero en un idioma que en otro, y en eso soy fiel al termómetro del pelillo pa’ arriba.
En cambio, cuando me pongo en el plano de las rancheras, ¡lo disfruto tantísimo! Siento como que ahora sí, aquí sí me puedo venir todo lo arriba que quiera en mi propia lengua. Es como el éxtasis que siento cantando un tema country en inglés, pero, además, en mi propia lengua materna; es un gustazo. En concreto, lo que me ocurre con el inglés es que es un idioma que con muy poco puedes decir muchísimo, y eso me gusta. Con el español es otra historia.
Tu sonido va del country rock al bluegrass pasando por el rock clásico. ¿Qué artistas internacionales te han inspirado más a la hora de afrontar tu trabajo?
Si hablamos de artistas que he oído desde niña y que son fuentes de inspiración atemporales, te diría: Creedence, Eagles, Lynyrd Skynyrd, Beatles, Bob Seger, Elvis Presley, Waylon Jennings, Emmylou Harris, Dolly Parton, Linda Ronstadt, Lyn Anderson, Janis Joplin, Johnny Cash & June Carter, Kris Kristofferson, Willie Nelson, Alison Krauss, Loretta Lynn, Bonnie Raitt, Lucinda Williams, John Prine… y un larguísimo etcétera. Artistas actuales que me inspiran muchísimo son: Nikki Lane, Kelsey Waldon, Blackberry Smoke, Margo Price, Sierra Ferrell, Chris Stapleton y su banda anterior The Steeldrivers, Watchhouse, Waxahatchee, Tyler Childers, Sturgill Simpson, Brent Cobb, JP Harris, Emili Nenni… y otro larguísimo etcétera.
¿Y qué músicos españoles, dentro o fuera del country rock, han sido referentes para ti?
Como te decía, no escucho mucha música hecha en nuestro país (mal por mi parte), pero sí que es verdad que en su momento me inspiró mucho Tarque; es de los pocos que encuentro con auténtico espíritu rockero americano, que es lo que a mí me va. A Luz Casal la he oído muchísimo de pequeña en casa y también es una gran artista a la que admiro profundamente. Y alguien que me encanta por ejemplo también es Raimundo Amador, con su mezcla de blues canalla y flamenco, o Antonio Flores, que también se escuchaba mucho en casa cuando era pequeña.
Luego, de grupos nacionales que hagan similar a lo nuestro, admiro mucho a Montana Stomp, Red Beard, White Coven, mis añorados Imperial Jade, The Grassland Sinners Mississippi Queen & TWD… e incluso cantautoras como Virginia Maestro (a la que invité a cantar en la presentación del disco en Barcelona) o Joana Serrat, son grandísimas artistas con un talento brutal y de las que merece la pena pararse a observar sus trabajos.
¿Cómo equilibras la tradición del country con tu propia identidad como artista española?
Es un balance difícil, la verdad, porque al final no dejo de ser una catalana más que hace country y música de raíz americana. Simplemente intento ser fiel a lo que me nace, aunque no haya nacido en Estados Unidos precisamente.
Para grabar el último disco has contado con tu banda original, Jodie Cash Fingers. ¿De qué manera sientes que te influye trabajar con estos músicos?
Jodie Cash Fingers es la definición de familia, con todo lo que ello implica. Este disco tiene una parte familiar muy clara con todo lo relacionado a mis padres y tenía todo el sentido del mundo que fuese grabado con ellos, ya que es con quienes podía ser yo misma al cien por cien, tanto para bien como para mal. Estar con la familia implica también eso, estar a las duras y a las maduras, pero siempre, siempre están para lo que necesites.
¿Tienes algún ritual antes de salir al escenario?
Necesito un buen rato de soledad, vistiéndome, maquillándome, haciendo repaso mental/visual de todo el show, y haciendo un poco de respiraciones también. Me gusta estar sola porque me ayuda a conectar con lo que toca en ese momento, poner foco en sacar el concierto adelante. Si es necesario, dejo de cenar para poder tener ese rato, ya que para mí es vital.
Después de un disco tan personal, ¿te planteas seguir explorando lo íntimo en tu música o prefieres abrir otros caminos?
Nunca voy a aparcar la intimidad por querer ir hacia otros caminos, para mí ambos hechos van a la par, incluso haciendo el rock and roll más eléctrico y movido puedes estar contando algo superíntimo, solo que decides expresarlo de esa manera. Pero si te refieres a volver a hacer otro disco tan introspectivo y personal, pues el tiempo lo dirá. Lo que sí tengo son muchísimas ganas de grabar mucha caña, country rock y southern rock, ya que la banda que me acompaña ahora le saca el sonido perfecto para ello, y me muero por grabar ya con ellos.-
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