
«Si uno poseía el resplandor de las orillas del mar, la otra destilaba mística desértica»
Hay amistades en las que la música actúa como conductor infalible. Este fue el caso de Tom Petty y Stevie Nicks, cuya relación, prácticamente fraternal, fue prolífica también en lo musical. María Canet repasa este vínculo personal y artístico.
Texto: MARÍA CANET.
Foto: Captura de pantalla del vídeo oficial de “Stop draggin’ my heart around”.
A finales de los setenta, Tom Petty capitaneaba uno de los grandes y exitosos conjuntos de rock norteamericano, los Heartbreakers. Aquel muchacho de Gainesville defendía, junto a sus amigos de adolescencia, el rock and roll como «única magia verdadera», con trucos que aprendió de Elvis o los Beatles. Por su parte, Stevie Nicks, oriunda de Phoenix, era toda una estrella del pop; tras unirse a Fleetwood Mac junto a Lindsey Buckingham en 1975, era una de las artistas más veneradas del momento, especialmente, tras la publicación de Rumours (Warner Records, 1977), el álbum que consagró a la banda.
Dos icónicas melenas rubias del rock and roll, que provenían de dos de los enclaves más significativos de la geografía estadounidense; él de la soleada Florida, ella de Arizona, el estado del Gran Cañón. Si uno poseía el resplandor de las orillas del mar, la otra destilaba mística desértica. Entre el polvo y la humedad, la trinchera del rock y el pedestal del pop, estas dos almas libres trataban de escapar de la compleja idiosincrasia sureña con su música. Aunque Petty y Nicks estaban condenados a entenderse, el primer chispazo entre amos, sin embargo, se hizo esperar. No sería hasta finales de los setenta cuando se produjo el primer encuentro entre ambos. La de Arizona, fascinada por Damn the torpedoes (Backstreet Records, 1979), el elepé que consagró a los Heartbreakers, llamó en varias ocasiones al mánager de Petty para ofrecerle una colaboración que el de Florida rechazó. «De coña, le decía a la gente que, si alguna vez llegaba a conocer a Tom Petty y lograba caerle en gracia, si en algún momento me pedía que dejase a los Fleetwood Mac y me uniese a los Heartbreakers, lo haría sin pensármelo. Y eso antes incluso de haberle conocido», llegó a afirmar ante Warren Zanes, autor de la biografía autorizada de Tom Petty.
Stevie Nicks ya rumiaba la idea de empezar una carrera en solitario, paralela a Fleetwood Mac bajo la premisa de ser «Tom Petty en chica», y el de su ídolo fue el primer nombre que la artista barajó como productor. Aunque reticente, Petty finalmente accedió a grabar la canción “Outside the rain”, pero la cantidad de, en palabras del propio músico, «parásitos, demasiados, una cosa insoportable» que rodeaban a Stevie durante la grabación, le llevaron a claudicara y a ceder el testigo a su propio productor, Jimmy Iovine. Este último no solo asumió la tarea, sino que acabó por enamorarse de la cantante.
Iovine y Nicks acordaron ocultar su relación a Tom por temor a que afectara a su trabajo; Petty y sus Heartbreakers ya preparaban su siguiente disco, Hard promises(Backstreet Records, 1981), que también produciría Iovine; el círculo de la banda era muy cerrado y nadie que no formara parte de ella era bienvenido durante las sesiones de preparación del álbum. No sería hasta bien entrada la grabación cuando dejaron de ocultar el secreto y Stevie Nicks empezó a frecuentar el estudio, con, eso sí, muchos obstáculos: «no fuimos muy acogedores con ella. Las estrellas no nos impresionaban. No iba con nuestra naturaleza», reconocería Petty. La amistad que Nicks empezó a forjar con Jane, primera esposa de Petty, logró que, finalmente, el rockero rubio bajara la guardia con la popular vocalista: «entró en mi vida como un cohete, para quedarse», declaró a su biógrafo.
La chispa había saltado, y la complicidad humana rápidamente se trasladó al plano musical. Tom Petty le concedió a su nueva amiga el regalo de componer una canción para su debut en solitario. Al tiempo que “Insider” cobraba vida, el compositor comenzaba a dudar; este bello e hiriente medio tiempo era una de las mejores canciones que había escrito, no podía dejarla escapar. Nicks no se quedó la canción (el tema se incluyó en Hard promises), pero logró hacerla en parte suya al entonarla junto a Petty en un dueto donde sus voces encajaban como piezas de un puzle: había mística, tensión, crudeza y suavidad, pero, sobre todo, una química que desbordaba en cada acorde
Aquella complicidad musical suscitó rumores alrededor de un posible romance entre ambos que siempre negaron: «nunca me enamoré de Tom, pero sí lo amé profundamente. Era mi roca», diría Nicks. Tras conservar “Insider” como el más preciado de los tesoros para su nuevo elepé, Petty, convertido en un hermano mayor musical, mantuvo la promesa de obsequiar a Stevie con un tema para su aventura en solitario. Con el deseo de ser una Heartbreaker más, Nicks propuso cantar un tema que el conjunto ya hubiese grabado. Así, “Stop draggin’ my heart around” fue el hit que Bella donna (Modern Records, 1981), primer disco de Stevie Nicks en solitario, necesitaba. El tándem dorado volvía a entonar un dueto memorable. Las guitarras y batería atronadoras abrían paso a un peligroso y divertido juego donde Petty y Nicks emulaban a una pareja en pleno fuego cruzado de reproches y acusaciones. Una batalla donde la electricidad que derrochaban ambos al unir sus voces o darse paso, era más fuerte que el resplandor de cualquier disparo. Aunque no participó en la canción, la influencia de Petty también se percibe en la vibrante “Edge of seventeen”, otro de los cortes del álbum.
A partir de entonces, la colaboración entre ambos mantuvo un alto voltaje a lo largo de cuatro décadas, a pesar de breves cortocircuitos en la década de los noventa, cuando Petty se enfrentaba a un difícil divorcio y a su adicción a la heroína. Incluso en ese duro momento, Stevie «me mantuvo centrado en lo que tenía que hacer, se aseguró de que estuviese donde tenía que estar, me llevaba al escenario», le reconoció Petty a Zanes.
Otro de sus duetos más reconocidos es la versión que hicieron de “Needles and pins”, tema original de The Searchers, que lograron elevar gracias a su brutal magnetismo. La voz de Nicks se encuentra habitualmente en los coros de los discos de Tom Petty and the Heartbreakers, en cortes como “You can still change your mind”, o como un miembro más de la banda en las giras desde la década de los ochenta (incluyendo la gira australiana que los Heartbreakers emprendieron junto a Bob Dylan); Nicks llegó a interpretar de forma recurrente temas emblemáticos del grupo como “Learning to fly” hasta el final (Stevie participó en el concierto que el músico y su banda ofrecieron en Hyde Park, Londres, en julio de 2017, tan solo tres meses antes del fallecimiento de Petty), una prueba más de su intensa amistad.
El repentino fallecimiento de Tom Petty, fruto de una sobredosis de medicamentos, el 2 de octubre de 2017 marcó a la artista. Nicks, antes de su actuación en el Rock and Roll Hall Of Fame en 2019 que también dedicó al músico, afirmó ante las cámaras que la pérdida de su mentor y amigo fue devastadora: «no fue únicamente un buen hombre con el que ir río abajo, como diría Johnny Cash. Fue un gran padre y uno de mis mejores amigos. Mi corazón nunca se recuperará de esta pérdida». En ese mismo acto, reveló que, poco antes de morir, Petty le había regalado una letra inédita y una guitarra. A pesar del tiempo y la ausencia, al rasgar esas cuerdas, se desprenderá, una vez más, la electricidad de su amistad.



















