Limones de oro, de Izaro

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DISCOS

«Hasta quince nombres fundamentales de la escena hispanoamericana desfilan por este disco de encuentros, reencuentros y amistad»

 

Izaro
Limones de oro
IZARO MUSIC, 2022

 

Texto: SARA MORALES.

 

Qué especial ha tenido que ser para Izaro Andrés, compositora y cantante vasca que se arrasa tras su nombre de pila, dar vida a este nuevo disco. Es el cuarto de su carrera, una que ha ido ganando feligreses a cada paso desde que echara a rodar por los bares, pero estallara en nuestras cabezas con aquel “Paradise” que circuló por Youtube como la pólvora, hará unos cinco o seis años.

Ahora es una artista que abarrota el Kursaal de Donostia, la primera cantante femenina euskaldun en hacerlo, de hecho. También el Velódromo de Anoeta. Y mientras continúa cumpliendo sueños en masa, ha conseguido reunir todas las referencias musicales y artísticas que habitaban en su imaginario para poner voz junto a ellas a este nuevo trabajo. Un nuevo álbum sí, pero no un nuevo repertorio, o no del todo, mejor dicho. En él toman sitio un total de dieciséis canciones. Con trece de ellas repasa su carrera, sus emblemas, con especial cariño a Limones de invierno, su disco anterior que, publicado a principios de 2020, sufrió de lleno la interrupción de la pandemia. También hay una versión del “Grace”, de Bess Atwell, junto a Gartxot, y dos temas nuevos entre los que destaca la luminosa “Ventanas cerradas”, interpretada con Pedro Pastor.

Hasta quince nombres fundamentales de la escena hispanoamericana desfilan por este disco de encuentros, reencuentros y amistad. Desde Xoel López, con quien se alía para entonar “Invierno a la vista”, hasta Zahara o Rozalén elegidas para interpretar, respectivamente, “Delirios” (tema de su segundo disco) y “Mi canción para Elisa”; pasando por ese “París” incandescente, de la mano de Eñaut Elorrieta, o por las veneradas “Libre”, con Cris de Belako, y “Errefuxiatuena”, con Mikel Urdangarin.

Entre los minutos álgidos del disco, que son la mayoría, destaca “Argia”. Una de las composiciones más aplaudidas de Izaro, que cobra un sentido especial al ser interpretada para la ocasión junto a Eva y Juan, de Amaral, siendo la primera vez que escuchamos al dúo al frente de un tema en euskera. O “La felicidad”, de nuevo otra composición de su segundo álbum, que ha revestido de sonoridades cubanas al aliarse con Daymé Arocena para darle vida y rodearse de músicos locales de La Habana.

El paseo por el otro lado del charco también nos lleva hasta Brasil, “Aquí” ha sido el tema elegido por Izaro para cobrar vida al lado de Duda in the Sky, que la entona en portugués. Pero la parada en México cobra un valor esencial en el álbum, pues Bratty enciende la mecha para la versión de “Patinar sobre hielo”, Silver Rose para la de “Eider” y… ¡Sorpresa!, allí se gestó y grabó la segunda canción inédita del repertorio: “Un poquito más”, escrita a medias con Alex Ferreira.

Un disco, este Limones de oro, con colaboraciones de oro, que dotan de otra dimensión canciones que ya discurren con vida propia por los escondrijos de la escena nacional. Música ya consolidada que se presenta con otra cara y otro timbre para terminar de completar la maravillosa lectura de Izaro sobre el mundo y la vida; y, además, esta vez, muy bien acompañada.

Anterior crítica de discos: El ombligo del mundo, de VV.AA.

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