Flaco Jiménez (1939-2025)

Autor:

Tex-Mex, conjunto, norteño y puritito rock and roll

Foto: Country Music Hall of Fame and Museum.

 

El gran Flaco Jiménez, leyenda del tex-mex, murió el 31 de julio, tras una larga enfermedad, en la casa de uno de sus hijos, en su San Antonio natal, a la edad de 86 años.

 

Texto: Luis Lapuente.

 

A Flaco Jiménez no le importaba compartir en sus grabaciones la música de sus grandes amigos Doug Sahm y Freddy Fender con la de estrellas del rock o el pop como Ry Cooder, Los Fabulosos Cadillacs, los Beatles, los Rolling Stones, John Hiatt, The Mavericks, Linda Ronstadt, David Lindley, The Clash, Bob Dylan o Palito Ortega (Flaco grabó una pasmosa versión de “La felicidad” en su elepé de 1998 Said and done). Coincidiendo con la publicación de su álbum Sleepytown (Black Porch, 2000), tuve la ocasión de entrevistar a Flaco para el número 24 de la vieja revista Efe Eme: «Yo empecé a grabar muy joven, con 13 años. Antes no había el technology que ahorita, antes estábamos en el estudio como avispas (sic) en un panal, no se podía echar para atrás la grabación ni nada de eso. A mediados de los años cincuenta y principios de los sesenta, lo que me interesaba de verdad era el rock and roll, entonces escuchaba a Elvis y a Hank Williams y me encantaba lo que hacían, así que me propuse meter el acordeón en su estilo, juntar los dos géneros, el conjunto y el rock and roll. Muy pocos compartían en Texas mi empeño, pero yo sabía que esa era la única manera de entrar en otra marketa, de introducirme en el mercado anglo. Ahorita ya tengo mi carrera consolidada, y me siento tan orgulloso de haber grabado polcas originales con el acordeón y el bajo sexto como de haber hecho discos con Bob Dylan».

Según contó su hijo Arturo Jiménez a los periodistas del San Antonio Express News, las últimas palabras de su padre, antes de morir, fueron: «Ya estoy cansado». I’m tired, sí, pero Flaco nunca se cansó de impregnar cada una de sus grabaciones del espíritu norteño de una música que hoy conocemos como tex-mex, cuya génesis explica Guadalupe San Miguel en su libro Tejano proud: Tex-Mex music in the twentieth century (Texas A & M University Press, 2002): «Además del canto vocal y las orquestas, las primeras grabaciones del género también incluían grupos de conjuntos. Los conjuntos de aquellos años solían estar compuestos por uno o dos, y en ocasiones tres, hombres. El instrumento principal de este conjunto era el acordeón. Aunque se han propuesto varias teorías sobre los orígenes del uso del acordeón, parece que a principios del siglo XX fueron los alemanes quienes lo introdujeron entre los mexicanos del centro de Texas. Santiago Jiménez Sr., el padre de Flaco Jiménez sugiere que el acordeón alemán fue muy popular entre los mexicanos de San Antonio en la primera década del siglo XX. Algunos estudiosos señalan que «todos los sábados por la noche, los inmigrantes alemanes celebraban bailes en los que sus familias bailaban polka al son de bandas de acordeón, vestidas con sombreros tiroleses y pantalones de cuero. El más famoso de los asentamientos alemanes era New Braunfels, cerca de San Antonio, y de niño, Santiago Jiménez Sr. solía acercarse sigilosamente a los altos muros que rodeaban esas casas y escuchar a los acordeonistas alemanes tocar polka. Enseguida supo que ese era el tipo de música que quería tocar. Cuando tuvo la edad suficiente para comprar un acordeón de botones, él y otros como él, adaptaron la polka al idioma norteño».

Leonardo «Flaco» Jiménez nació en el barrio de La Piedrera, en San Antonio, Texas, el 11 de marzo de 1939 y fue uno de los intérpretes de conjunto más populares de Texas, con Narciso Martínez (famoso por “La Chicharronera”, Bluebird, 1935) y Santiago Jiménez Sr., su padre, que le enseñó los secretos de esa música fronteriza, salvaje, jubilosa y febril. Junto con su hermano Santiago Jr., Flaco dedicó su vida a la música que había aprendido de su abuelo, Patricio Jiménez, y su padre, Santiago Jiménez Sr.: «Yo nunca me olvidó de mi papá, aun me siguen pidiendo en mis conciertos muchos de sus boleros y de sus rancheras. Cuando él empezó, ni siquiera había acordeón en el mariachi de México, y ahora no solo está en todos los mariachis, sino que nadie lo encuentra extraño en el rock and roll».

Aunque arrancó su carrera tocando el bajo sexto, Flaco enseguida se pasó al acordeón, por influencia de su amigo Clifton Chenier, y encontró a su hermano musical en la persona de Doug Sahm, en muchos de cuyos discos participó (singularmente en el imprescindible Doug Sahm and Band, de 1973, al lado de Bob Dylan, Augie Meyers y Dr. John, entre otros), y que le presentó con todos los honores ante la crema del rock de la época. Grabó con Ry Cooder en el glorioso Chicken skin music (Reprise, 1976) y con muchos otros, mientras facturaba una brillante discografía como solista, con casi treinta referencias originales, muchas de ellas en pequeños sellos locales de San Antonio o en la legendaria discográfica especializada en músicas de raíz Arhoolie Records.

En 1990 fundó los fabulosos Texas Tornados con tres amigos suyos, auténticos gigantes del género como él: los anglos Doug Sahm y Augie Meyers y el chicano Baldemar Huerta, más conocido como Freddy Fender. Tras la disolución del cuarteto (obligada por la muerte de Doug Sahm), Flaco Jiménez prosiguió su carrera artística, tanto en solitario como en Los Super Seven (herederos del espíritu de Los Texas Tornados) o en colaboración con artistas como Los Lobos o Los Fabulosos Cadillacs: «Lo pasé muy bien con esos chamaquitos argentinos, hicimos un tema juntos [“El gallo”, del elepé El león], bebimos unas cuantas cervezas en el porche y nos conocimos bien».

En el obituario que le dedican en San Antonio Express News, destacan las palabras emocionadas de su hermano menor, Santiago Jiménez Jr.: «El mayor don de Flaco era llevar alegría al mundo con su estilo musical, que reflejaba quién era él como persona. Flaco era una persona feliz. Llevó felicidad a toda la gente de Texas, Europa y todas partes. Quiero a mi hermano. Lo extraño».

Favorito de bandas japonesas como Los Gatos o españolas como el Spanish Conjunto San Antonio (firmantes en 2007 del álbum El corrido de Flaco Jiménez), estos días muchos que le conocieron le rinden homenaje, entre ellos Joe Treviño, el propietario del Blue Cat Studio de San Antonio, que era como un segundo hogar para Jiménez, quien grabó allí con Augie Meyers, Los TexManiacs, Los Lobos, Raúl Malo y muchos otros: «Se metía de lleno en las canciones. No sabía leer música. Era un hombre muy generoso. Era sencillo, humilde y muy generoso. Se quedaba en el estudio todo el tiempo que fuera necesario. Tío, perder a Ozzy Osbourne y a Flaco uno tras otro… en San Antonio deberían cerrar la ciudad».

Mientras, aquí le recordaremos en canciones maravillosas como “El pantalón blue jean”, “Bonito es el español”, “Soy de San Luis” o “Ay te dejo en San Antonio”: «Ándele, me gusta cantar canciones y que la gente participe, que las baile y las cante».

 

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