Tino Casal, Antonio Vega, Ana Curra, Loquillo… eternamente jóvenes

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EL RITMO DE LA SEMANA

«De la chupa de Antonio Vega a las botas de Ana Curra, pasando por un traje de Loquillo, dos estilismos de Tino Casal, un abrigo de Alaska o las guitarras de Nacha Pop, Los Secretos y Hombres G»

 

Tras visitar la exposición que homenajea a La Movida, en la madrileña sede de la SGAE y abierta hasta el 20 de julio, Sara Morales se une a esta celebración de juventud y libertad desde su columna de los lunes.

 

Una sección de SARA MORALES.

 

La juventud no tiene edad. Aunque todo en ella parezca indicar que sí, aunque se haya establecido como un fragmento concreto dentro de nuestra propia evolución, aunque se la mente y se asuma como una acotación espacio-temporal de la existencia. En realidad, es un estado psicológico y conductual, un estadio inmediato, y después elevado, que alcanza el espíritu tras haberla atravesado corpóreamente y haber tenido la lucidez (y la oportunidad) de preservarla de algún modo a la hora de seguir enfrentándose al mundo. «El camino de la juventud lleva toda una vida», que decía Dalí.

Ese ímpetu, ese arranque, esa explosión, esa efervescencia, esa punta de creatividad, esa valentía, inconsciencia incluso, que, en nuestra historia cultural, se ha traducido una mil y veces en lo que provocaron y crearon aquellos pobladores juveniles de La Movida, se sigue celebrando. Y lo hace porque, además del imponente legado que nos dejaron —y que nos sigue definiendo hoy—, los objetos, los recuerdos y las canciones, sobre todo las canciones, nos siguen transportando a aquellos años para llegar a comprender estos.

Así, el palacio de Longoria de Madrid, sede de la SGAE, se ha vestido desde el mes de junio, y hasta el próximo 20 de julio, de una exposición que reivindica y conmemora precisamente todo esto. Bautizada como La Movida, juventud y libertad. 1977-1986, recoge, en forma de memorabilia, numerosos artículos de ropa, discos, fanzines, instrumentos y fotografías de aquellos grupos, de aquellos músicos, de aquellos artistas, de aquellos años.

Desde la chupa de Antonio Vega a las botas de charol de Ana Curra, pasando por un enorme traje gris de Loquillo, dos estilismos inolvidables de Tino Casal, un abrigo de Alaska o las guitarras de Nacha Pop, Los Secretos y Hombres G. De un bombo y una camisa de Un Pingüino en mi Ascensor, a los pareos “aplatanados” de Objetivo Birmania, pasando por uno de los monos de Aviador Dro y unas cuantas botellas rescatadas del Penta. También Horacio Pinchadiscos anda por allí. Y algunos de los electroduendes de La bola de cristal.

Comisariada por el compositor, guitarrista y escritor Sabino Méndez, compañero de Loquillo en Los Intocables (después Los Trogloditas), cuenta también con piezas cedidas por el Museo RTVE, del Museu Internacional de Titelles d’Albaida (MITA) y de Radio 3, además de una relevante muestra de los trabajos realizados por cineastas y fotógrafos como Pedro Almodóvar, Fernando Colomo, Miguel Trillo y Domingo J. Casas, compañero de esta casa, por cierto.

Un bonito y nostálgico viaje de regreso a todos ellos, eternamente jóvenes.

Anterior entrega de “El ritmo de la semana”: Nina Simone y los Rolling Stones frente al insomnio estival.

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