The Cramps, sanando heridas en el psiquiátrico

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Lux Interior: «Somos The Cramps, venimos de Nueva York, y nos hemos hecho 5000 kilómetros para tocar ante vosotros. Alguien dijo que estáis locos, pero no estoy muy seguro de eso. Para mí estáis muy bien»

 

En el icónico concierto de The Cramps en un hospital psiquiátrico de California, en 1978, frente a pacientes y personal sanitario, bucea Sara Morales en este artículo.

 

Texto: SARA MORALES.




 

Ocurrió hace casi cincuenta años en California, pero todavía suena el eco de aquella tarde. Cuando Lux Interior y Poison Ivy se plantaron en el centro psiquiátrico Napa State Hospital para dar un concierto ante los pacientes, no sabían que estaban haciendo historia y mucho bien.

Hasta el momento, nadie se había atrevido a hacer algo igual. Johnny Cash había tocado en 1968 ante los reclusos de la prisión de Folsom, sí; y los Beatles ya hacía tiempo que habían subido a la azotea de los Apple Corps —su estudio de grabación en Londres— para actuar en directo. Pero a nadie se le había ocurrido dedicar sus canciones, su tiempo y sus recursos a personas ingresadas por problemas de salud mental hasta que llegaron ellos, los más rabiosos y demenciales adalides del rockabilly, el garaje y el punk, con su idea.

El objetivo, como dejó dicho el propio Lux Interior durante el icónico concierto en el que no paró de interactuar con el público (integrado por unas doscientas personas), era llevar la música a los internos y ponérsela en las manos, traerles de vuelta a la realidad que había ahí fuera, curar sus heridas durante un lapso de tiempo y acompañarles, sobre todo acompañarles, en esa búsqueda hacia una experiencia diferente, una oportunidad y una sonrisa.

«Somos The Cramps, venimos de Nueva York, y nos hemos hecho 5000 kilómetros para tocar ante vosotros. Alguien dijo que estáis locos, pero no estoy muy seguro de eso. Para mí estáis muy bien», soltó a voces sobre el escenario tras haber hecho sonar “Mystery plane” con pacientes bailando y saltando a su alrededor, en esa atmósfera de libertad que habían llegado dispuestos a provocar y provocaron. Tanto fue así que, tras la actuación y canciones como “Savage kiss”, “Human fly”, “Fever” o “Goo goo muck”, algunos de los internos intentaron escaparse…, aunque sin éxito, pues entre los asistentes al concierto también se encontraba buena parte del personal médico y empleados del hospital.

Aquellos veinte minutos delirantes y frenéticos, en los que a los Cramps les acompañó la banda de San Francisco The Mutants, fueron filmados por la productora independiente Target Video con una cámara Sony Portapak, bajo la dirección de Joe Rees. Y para los anales ha quedado como un concierto icónico por su valentía, en esa energía compartida entre músicos y público, además de como una cinta de culto. Una mirada única y memorable hacia una banda inusual que hizo y logró algo inusual a través de su esencia psychobilly. Un atisbo de hermanar fantasía y realidad. Otra forma de ayudar a sanar, se entendió después.

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