
Ha fallecido Miguel Morales, integrante de Los Brincos, Barrabás y otros muchos proyectos musicales a lo largo del tiempo. Lo recuerda César Campoy.
TEXTO: CÉSAR CAMPOY.
Este viernes, 19 de septiembre, nos ha dejado Miguel Morales Barreto (1950), compositor e intérprete y, junto a sus hermanos Junior (Antonio) y Ricky, todos de origen filipino, figura importantísima de la música española de los años sesenta y setenta del siglo XX. Se trata del único miembro de pleno derecho de Los Brincos de los años sesenta que seguía manteniendo viva la llama de la formación más importante y trascendental que dio el pop español tras la irrupción de la música moderna.
De hecho, Miguel seguía liderando una marca heredada de su fiel amigo Fernando Arbex, paseando su legado en vivo por toda España, en compañía de otros músicos, algunos de su quinta. Uno de ellos, Francis Cervera, ha sido el encargado de publicar un comunicado oficial, en nombre de la banda, anunciando el triste desenlace: «Ha sido víctima de un cáncer de páncreas, que se ha manifestado recientemente y ha terminado con su vida en pocos meses», ha asegurado Cervera, que se ha comprometido a cumplir con los compromisos adquiridos por el grupo para, tras el último concierto programado, replantearse su futuro.
Miguel se había iniciado en el rock, como sus hermanos, siendo muy joven. Su primera gran oportunidad le llegó tras la ruptura de primeros Los Brincos, cuando Arbex y Manolo González (junto a Ricky Morales y Vicente Martínez) continuaron bajo el nombre original, y Juan Pardo y Junior formaron el fantástico dúo Juan & Junior. El propio Miguel pasó a formar parte de la banda de acompañamiento de estos últimos, junto a otros músicos como José María Moll, Bill Robinson y David Waterstone. No obstante, la prematura salida de Martínez, hizo que los creadores de “Lola” le tentaran para que se uniera a Los Brincos, como recordaba el propio Miguel en el libro Érase una vez, Los Brincos y Juan & Junior (Efe Eme, 2006): «Estaban dentro de una dinámica en la que no podían fallar. Brincos era una maquinaria perfecta: promoción, composición, arreglos, giras, grabación en Londres… Y yo, simplemente, me metí en ese engranaje y traté de dar todo lo que tenía, tanto a nivel compositivo e interpretativo, como de imagen. Al grupo le atraía mucho la posibilidad de que entrara otro Morales a formar parte de la banda».
Con Los Brincos permaneció Miguel hasta la separación definitiva, en 1971, participando en la grabación de parte del material de los elepés Contrabando (1968, Novola) y, sobre todo, Mundo, demonio y carne (1970, Novola), así como en la composición de algunos de los temas de la última época del combo, como “Gracias por tu amor”, “El domingo”, “La fuente” o “Esa mujer”.
Prácticamente inseparable de Arbex, se convirtió en pieza fundamental de Barrabás, y colaboró con artistas como el propio Junior, Pablo Abraira, Pepe Robles o su cuñada, Rocío Dúrcal. También se dedicó a labores de creación de fondos musicales, encargos de productoras, sintonías para series y bandas sonoras de películas como Escarabajos asesinos (Steven-Charles Jaffe, 1982) y Hay que deshacer la cama (José Luis García Sánchez, 1986), aunque su más importante aportación al séptimo arte tuvo que ver con la dirección musical de Entre tinieblas (Pedro Almodóvar, 1983).
Desde que, con el nuevo siglo, Fernando Arbex se empecinara en resucitar a Los Brincos, Miguel le acompañó sin descanso. Juntos iniciaron una pequeña gira en 2001, y juntos grabaron el elepé Eterna juventud (EPF, 2000). Tras el fallecimiento del primero, Morales prosiguió con el proyecto, incorporando a diversos músicos. Con ellos seguía, hasta hace pocos meses, inmerso en una gira que conmemoraba el 60 aniversario desde el nacimiento de la formación. Casado con la actriz Fedra Lorente, Miguel era tío de Shaila Dúrcal y Carmen y Antonio Morales.
El bajista y miembro fundador de Los Brincos, Manolo González, se despide de su gran amigo a través de Efe Eme: «Adiós Miguel, mi hermano. Haz tu viaje a la música eterna… a un lugar luminoso en compañía de todos los tuyos. Mi recuerdo y cariño te acompañarán. Estaremos juntos en algún momento. Hasta luego querido Miguel… mi amigo».



















