Precipice, de Indigo de Souza

Autor:

DISCOS

«Su disco más calmado y electrónico»

 

Indigo de Souza
Precipice
LOMA / CONCORD / MUSIC AS USUAL, 2025

 

Texto: XAVIER VALIÑO.

 

Ha perdido parte de su faceta más áspera. No hay más que recordar las canciones que cerraban sus anteriores trabajos. En “Younger & dumber” (“Más joven y más estúpida”), la asombrosa canción final de All of this will end (Todo esto terminará) de 2023, forzaba su voz hasta que el indicio de temblor que siempre está presente en sus canciones se convertía en una tormenta de fuego cabalgando sobre una guitarra slide quejumbrosa en sus instantes finales. “Kill me” (“Mátame”), que cerraba Any shape you take (Cualquier forma que adoptes) de 2021, concluía con su voz aullando sobre acordes postpunk contundentes.

El cuarto disco de Indigo de Souza tiene su origen a finales de 2024, cuando el huracán Helene azotó la costa este de Estados Unidos. Aunque las canciones que había estado componiendo mostraban una cierta complacencia ante los cambios recientes en su vida, buena parte mudó cuando su casa acabó inundada y perdió la mayoría de sus pertenencias, lo que la impulsó a escribir otro álbum completo.

En esta ocasión ha trabajado con Elliott Kozel (SZA, Yves Tumor, Finneas…), con lo que se le podría imputar a él un acercamiento más claro al pop que en anteriores trabajos, pero lo cierto es que All of this will end ya apuntaba en cierto modo en esa dirección. Precipice (Precipicio) es su lógica continuación. Es, sí, su disco más calmado y electrónico, algo que se podía aventurar en canciones precedentes como “Smog” o “17”, así como en el epé Wholesome evil fantasy del año pasado, que hizo de puente entre ambas facetas de su música, o su versión de “Ivy” de Frank Ocean.

«La vida se siente como estar siempre al borde de algo sin saber qué es ese algo. La música me da formas de canalizar esa sensación, de avanzar en nuevas direcciones», es la explicación que ha dado su autora a este cambio relativo en su música. Puede haber perdido aquella crudeza de antaño, pero una parte de sus nuevas canciones suenan igualmente brillantes, como “Heartthrob”, “Be like water”, “Crying over nothing”, “Pass it by”, “Dinner” o “Not afraid”, en la que concluye, más esperanzada que otra cosa, que «Ya no tengo miedo de morir / Tampoco tengo miedo de vivir». Sin duda, la mejor forma de enfrentarse al precipicio.

Anterior crítica de disco: Na noite máis curta, de Todo el Largo Verano.

Artículos relacionados