Conversaciones con Maryní Callejo. La primera productora del pop español, de Esther Zecco

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LIBROS

«Periodistas que llevaban veinte años intentando, sin suerte, hablar con Maryní Callejo. Por eso, es necesario darle a este libro el valor simbólico y documental que tiene»

 

Esther Zecco
Conversaciones con Maryní Callejo. La primera productora del pop español
EFE EME, 2025

 

Texto: CÉSAR CAMPOY.

 

Esta reseña ha sido ideada en dos momentos temporales diferentes. El primero de ellos, al saber de la gestación del volumen analizado. Sin, obviamente, conocer su contenido, el texto dispuesto era claro y debía incorporar términos y expresiones como: acto de justicia, lectura imprescindible, acuda a su librería habitual o a la tienda Efe Eme sin dudarlo, o información valiosa y de primera mano, mucha de ella, inédita. Quien suscribe presagiaba, de antemano, que todo esto y más iba a caracterizar a Conversaciones con Maryní Callejo. La primera productora del pop español.

La segunda de las fases en que este texto ha sido completado, una vez recibido el libro de Esther Zecco, y, desmenuzadas sus 150 páginas en apenas una tarde, como barruntábamos, confirmaba lo arriba expuesto. ¿Alguien lo dudaba? Cualquier escrito que repase, con la connivencia directa de su protagonista, la trayectoria profesional de uno de los pilares indiscutibles de la industria moderna musical española, de la cómplice culpable del sonido Brincos, de la responsable del éxito de Fórmula V, de la compañera fiel de algunos de los mejores episodios en las trayectorias de Massiel, Mari Trini, Rocío Dúrcal… cualquier entrevista en profundidad plasmada, para siempre, negro sobre blanco, estaba condenada a formar parte de los imprescindibles de la biblioteca histórica de nuestra música. Y Esther y Efe Eme lo han conseguido.

Cuenta Zecco, en su introducción, que habló con periodistas que llevaban veinte años intentando, sin suerte, hablar con ella. Damos fe. Y mucho más tiempo. Por eso, es necesario darle a Conversaciones con Maryní Callejo, el valor simbólico y documental que tiene. Cualquier cronista cultural mínimamente formado será consciente del grado de privilegio de la cantautora segoviana, al poder acceder, directamente, a la memoria de esta precoz música, arreglista, productora, intérprete… Esther pudo contactar, años atrás, con Maryní para completar, de primera mano, el contenido de su Mari Trini, retrato de una mujer libre (Efe Eme, 2024). Este hecho propició que se creara un vínculo entre ambas que, afortunadamente para el resto de los mortales, ha desembocado en esta joya literaria, indispensable por previamente inexistente.

Asegura la protagonista que no entiende qué interés puede tener, para el público, su carrera profesional; que su vida ha sido de lo más «normal». No hay falsa modestia en sus palabras. Quien haya conversado con alguna de esas figuras que sembraron las raíces y desarrollaron los pilares que definieron nuestra industria musical lo saben. La mayoría de estos músicos amaba su trabajo porque no lo consideraba como tal. Alejados de postureos y saraos, su único objetivo era descubrir, investigar, arriesgar, experimentar, inventar, mamar de todo aquello que descubrían en sus viajes o les llegaba del extranjero. Eran curiosos por naturaleza, genios privilegiados que debían tirar de imaginación para buscarse la vida, en una época sin tutoriales en la red.

En Conversaciones con Maryní Callejo. La primera productora del pop español, María de las Nieves Callejo Martínez-Losa se abre sin concesiones y, pese a sus problemas de salud, demuestra conservar una memoria (y un carácter) intacta y certera. Cautivada por la música, en general, y el piano, en particular, desde que tiene uso de razón, desmenuza la senda andada desde que, a los seis años, realizó su primera grabación pagada. Auspiciada por la crème de la crème del universo musical, que vio en aquella enjuta adolescente un huracán de creatividad, su devenir artístico arrancó prematuramente, y no cesó hasta que ella no lo consideró necesario. Así, siendo una quinceañera, lideró Los Brujos, trabajó para la prestigiosa Canciones del Mundo (la editorial de los Algueró), y, pocos años después, acabó siendo fichada por García Morencos, director de Zafiro, para poner en marcha un nuevo conjunto destinado a cambiar la historia de nuestra música. Callejo, sí, se convirtió en el quinto Brinco. Giró, grabó (en los inicios, obrando el milagro, en un dos pistas, junto al mago José María Batlle), vistió, asesoró y, sobre todo, se lo pasó en grande, con los de “Flamenco”. A partir de ahí, su prestigio ya se había asentado, y sus servicios fueron requeridos por compañías y estudios. El resto es historia dorada de nuestros sonidos: Massiel, Marisol, Los Relámpagos, Fórmula V (interesante, los apuntes sobre su relación con Armenteros y Herrero, así como su versión sobre el nacimiento de “Cuéntame”), Daniel Velázquez, los primeros Juan & Junior, el primer Juan Pardo, Nino Bravo, el tristemente fracasado lanzamiento de Tara, Mari Trini, su etapa televisiva, su sello Ágata Records y aquellos efímeros Pop The Block y, por supuesto, su dilatada aventura mexicana en la que participó en el proceso de reinvención de la diosa Rocío Dúrcal.

De la mayoría de aquellos titánicos periplos, Callejo salió indemne. En todos aquellos artistas dejó una huella imperecedera. La misma que perdurará, pese a que la mayoría del gran público lo ignore, por los siglos de los siglos. Por supuesto, contribuirá a ello un libro, este Conversaciones con Maryní Callejo. La primera productora del pop español, al cual tan solo se le puede achacar una pega. Sí, lo adivinan: si la extensión de sus páginas fuera el doble o el triple, podríamos devorar su contenido con idéntica ansia.

Larga vida a Maryní Callejo.

Anterior crítica de libros: El mejor oficio del mundo, de Diego A. Manrique.

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