Zoé: Tiempo, espacio, rock

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«La música te da la oportunidad de irte, de llevar tu mente a lugares maravillosos, desde un jardín lleno de flores hasta lo sideral, y es algo que nos mueve mucho»

 

Zoé no es solo una de las bandas más destacadas de la escena actual mexicana, sino que es de las que con más firmeza se trabaja el mercado español. Con ellos hablamos de su nuevo disco.

 

 

Texto: CHEMA DOMÍNGUEZ.

 

 

De nuevo, resultado muy positivo para Zoé en España después de girar con Vetusta Morla y, sobre todo, muy positiva la evolución de la banda mexicana con su nuevo trabajo: «Prográmaton». Tras el éxito en América gracias al unplugged «Música de fondo» (2011) y una primera tournée española en condiciones, han vuelto para mantener ese idilio atemporal entre las dos orillas atlánticas. Surgidos en 1997, Zoé representan a esa generación nacida al maravilloso influjo del rock latino que dio la nota a lo largo de los años noventa y que ha sabido evolucionar maravillosamente desde padres como Café Tacuba. Tuvimos ocasión y la aprovechamos para hablar con Jesús Baez, teclista, y Ángel Mosqueda, bajo y guitarras; que se estrenan también como vocalistas en las composiciones que aportan en «Prográmaton»: ‘Altamar’ y ‘Ciudades invisibles’. Junto a León Larrregui, voz; Sergio Acosta, guitarra principal; y Rodrigo Guardiola, batería y percusiones; completan una de las formaciones más interesantes y permeables del actual rock latino.

Cada paso discográfico os depara un incremento importante de seguidores, y con el acústico «Música de fondo» se hizo más notable aún. ¿Os ha condicionado a la hora de construir «Prográmaton»?
Ángel Mosqueda: Después del desenchufado empieza una nueva etapa para Zoé, se cierra ese capítulo que fue muy exitoso, muy disfrutable, pero que tampoco lo pierdes. Hicimos entre cincuenta y sesenta shows por Latinoamérica, lo cual me parece muy inusual en un proyecto acústico. En la ciudad de México, por ejemplo, hicimos catorce teatros Metropolitan que tiene un aforo de tres mil personas, un récord.
Jesús Baez: Fue algo inédito, asombroso, para todo el mundo y para nosotros.
A.M: Pero Zoé es un grupo de rock y regresa a sus bases. Aunque de cada disco también hay un aprendizaje, de cada disco se acumulan cosas, esa experiencia, esa manera de haber trabajado se queda y para este disco queda reflejada la acumulación del unplugged. «Música de fondo» nos dio la capacidad de experimentar todavía más con instrumentos y con lo que no son instrumentos; conservar el ukelele en algún fragmento, un piano más acústico… cositas que se quedan por ahí.

El contacto con otros instrumentos/ingredientes ha mejorado la cocina de Zoé.
A.M: Sin duda, claro.

Este es vuestro quinto álbum de estudio y seguís produciendo al lado de Phil Vinall, ¿cuál es el secreto de esta fidelidad?
J.B: Desde el primer disco estamos trabajando con él, ya forma parte de la familia. Es un gran productor y a través de los años ha formado un rollo de trabajo muy bueno, nos encanta la forma en que trabaja Phil, que es como poco convencional. Nos sirve mucho esa forma de ver las cosas que tiene él, todo lo que sé, lo sé gracias a él.

Algo habrá aprendido también él de vosotros.
J.B: [Risas] Sí, seguro, hay una retroalimentación muy bonita, muy interesante y que nos ha funcionado muy bien. De repente, hemos tratado de probar con otras gentes y no es lo mismo. Phil ya nos conoce muy bien, y lo importante es la fluidez que tiene este proceso más que empezar otra vez con alguien a explicarle cuales son tus influencias o tus ideas, tus metas. Phil es como el sexto Zoé. Se trabaja muy bien con él. Con «Prográmaton» no fue la excepción, el entró desde el principio, como siempre, desde la composición, hasta la cocina, y eso nos gusta mucho porque habla de compromiso, de que toma este proyecto como si fuera suyo, entonces lucha a capa y espada porque quede lo mejor posible, eso es muy bueno y no te lo da cualquiera.

Da la sensación de que sucede lo mismo con vuestros diseñadores.
A.M: En este caso, León, el cantante, fue quien diseñó la portada junto con otros colaboradores. Llevamos desde el segundo disco, «Rocanlover» (2003), en la gran mayoría de los casos haciendo nuestras propias portadas. Por nuestra parte, de alguna manera, ha habido un control en la cuestión gráfica. Afortunadamente contamos con León que ha hecho algunas portadas y ha participado en nuestro último vídeo, ‘Arrullo de estrellas’. Beto, nuestro anterior baterista, también participaba mucho en lo gráfico, y Rodrigo, nuestro baterista actual, es un gran director de vídeos; en México hace vídeos para otras personas también.

Citas ‘Arrullo de estrellas’, que representa muy bien las tendencias sonoras que exploráis y ese toque místico, espacial que bien puede ayudar a definiros tal y como hace también la portada de «Prográmaton».
A.M: Si tienes la oportunidad de ver el vídeo es un viaje total. Y en este caso es un viaje de Leo en el cual se expone una especie de juego totalmente atemporal, que entra en la onda de lo surrealista. Y la cuestión gráfica es como una geometría sagrada, e interpreta ver la vida como un juego, como una cuestión de miles de programaciones que de alguna manera es lo que es.

Desde ’10 A.M.’ hasta ‘Altamar’, principio y fin del disco, pasáis por muchos contrapuntos entre las canciones: momentos netamente rockeros, psicodelia, electrónica, tiempos muy diferentes enlazados en muy pocos segundos… ¿Dentro de «Prográmaton» hay varios discos?
J.B: En todos los discos se fueron acomodando las cosas por si solas, creo que nunca decimos «bueno, este disco va a ser así». Partimos de escoger ciertos temas e irlos depurando, mejor dicho, la selección se va creando sola, la misma canción es como si hablara por si sola y eso es bien interesante, a mí me encanta cómo se da esto porque también a la hora de estar produciendo, de estar componiendo, de estar creando, la canción es la que te va dictando qué arreglo necesita. Nunca es «a esta canción le voy a meter un piano», no, las canciones se transforman; siempre que estamos en el estudio algunas dan una vuelta de 180 grados, otras no: las empezamos de una forma, se transforman y luego regresan a su origen. Es un proceso bien interesante el que vivimos en este disco y los pasados.

También hay curiosidades, como ‘Game over Shangai’.
A.M: Esa canción existió desde los primeros días que estuvimos componiendo para el «Prográmaton» pero no tenía letra, tenía una guía de voz que ya daba la pauta para hacer arreglos, para crear una estructura, podías ya imaginar hacia donde ir, y León en algunas canciones hace las letras al final, otras desde el principio. Y en el momento de hacer la voz se le ocurrió incorporar un sampler, se le ocurrió la voz y sobre eso, en algún espacio musical, involucrar un sampleo oriental que curiosamente quedó bien hasta el punto que parece que fue tocado a propósito para el tema. Y no. Es un sampleo de una canción popular china, de hecho muy popular, lo cual no nos gustó tanto [risas], puesto que autoralmente tuvimos que pedir permiso y darles una parte de las regalías. Con esta inclusión del sampler popular, León le puso letra e hizo toda esa historia de amor en sentido genérico y dice por qué no vamos a Shangay.

Parece que fue al revés de como lo cuentas.
A.M: Y muy así sucede en los discos también, luego las cosas toman sentido, yo creo que en el arte es así también. Imagínate un pintor al que le preguntan y cuenta «pues no sé qué chingados es», y después dice, «bueno, por lo que está habiendo en mi vida ya puedo decirte qué fue», puede decirte que está bastante deprimido, bastante contento, ya lo puede entender. Las obras agarran vida poco a poco. Nos encantaría poder plantearnos los discos así como la arquitectura que imagino es mucho más directa, no te vas a plantear bueno aquí a lo mejor va a ir una cocina o a lo mejor un pasillo, no puedes porque estás jodido entonces, tienes que decidir donde va una cosa y la otra. En la música sucede mucho que las cosas van y vienen, y después agarran un camino.

En «Música de fondo» Bunbury colabora en ‘Nada’, vosotros participasteis en «Hechizo» (2010) con ‘Héroe de leyenda’. De alguna manera, Bunbury ha sido una influencia para vosotros y ahora él está inmerso en la cultura americana. ¿Este intercambio es uno de los motivos más gratificantes en los que seguir trabajando?
J.B: Hemos tenido la fortuna de colaborar con él y de participar con varios artistas españoles. Aquí lo importante es que se está tratando de crear ese puente, por lo menos entre México y España, que aunque compartimos el mismo idioma no sabemos qué está pasando y es bien importante. Creo que tanto Bunbury, como Dorian, Anni B. Sweet y Vetusta Morla, ahora con este intercambio que tenemos con ellos, Vetusta va a México y compartimos gira y luego es nuestro turno en España, pues es siempre algo bueno.
A.M: Es un puente de mucho valor, de gran valor que se está estableciendo ahora en el rock, porque lo ha habido en otros géneros y en este caso nos sentimos bastante afortunados y bastante privilegiados de formar parte de ese puente, que esperemos sea el inicio de algo duradero. Fíjate que este puente ya está funcionando, te puedo decir que Vetusta Morla y que Dorian ya están siendo conocidos en México, ya les va muy bien en algunos lugares, ahí va poco a poco y qué bueno que esté sucediendo.

Quiero acabar volviendo a «Prográmaton», y a esa sensibilidad celeste que rodea gran parte de vuestro trabajo, comentábamos ‘Arrullo de estrellas’, está ‘Andrómeda’ y todo un componente evocador en la instrumentación dispuesto al viaje astral.
J.B: En cuestión de letras y música creemos en ese tipo de conexiones. Es muy cósmica.
A.M: Está conectado todo. Nos encanta viajar, me acuerdo cuando escuché «Dark side of the moon», mi influencia personal más clara, ¿qué hay más cósmico que eso? Me puse los audífonos, me tiré en una alfombra y fue realmente un viaje sideral. Para mí sí fue un sueño, entonces, ese parámetro es como muy claro, creo que a todos nos mueve esa manera de ver la música, nos gusta viajar con la música. Nos gusta explorar. La música clásica tiene esa cosa, agárrate con Beethoven y las galaxias y las estrellas, o sea Beethoven ¿dónde me estás llevando? La música te da eso, la oportunidad de irte, de llevar tu mente a lugares maravillosos, desde un jardín lleno de flores hasta lo sideral, y es algo que nos mueve mucho. A nosotros, cuando estamos haciendo música, si no contiene ese ingrediente, esa pimienta que le echamos que nos mueva, que nos haga sentir algo, pues como que lo sentimos un poco inerte y lo dejamos a un lado. Nos gusta que nuestra música tenga eso. Y en concreto con ‘Andrómeda’ que es una canción muy acústica, hay un «sintecito» que lo hizo nuestro guitarrista Sergio, que le da ese «levantón» hacia ese lado, por otro, Jesús se encarga de darle todo el espacio, todo el viaje con los ‘sintes’ analógicos.

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