Yawners: Ecos noventeros en bóvedas contemporáneas

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«El género que hago es atemporal porque, aunque tuvo su auge en los noventa y en los dos mil, nunca ha parado de tener relevancia»

 

Tras la ovación de su ópera prima, la salmantina Elena Nieto, conocida como Yawners, regresa con su segundo disco, Duplo. Un trabajo en el que apuesta deliberadamente por el castellano y por un mensaje vital que nos remonta, en sonido, a los años noventa. Así se lo relata a Sara Morales.

 

Texto: SARA MORALES.
Fotos: LAURA MARTINOVA.

 

Ya nos sorprendió Elena Nieto, hace tres años, con el lanzamiento de su debut. Ella, que se esconde bajo el sobrenombre de Yawners, y así aterrizó en la escena, presentó un trabajo sorprendente con el que se ganó el elogio de la crítica nacional e internacional, y el cariño del público. Se llamaba Just calm down (La Castanya, 2019) y ese miramiento hacia atmósferas guitarreras con cierto espíritu punk pop nos devolvió, en nueve canciones en inglés y una en castellano, a los maravillosos años noventa en los que mucho venía ya dado, pero aún quedaban nuevos mundos por descubrir.

Ahora, hace apenas dos meses, ha visto la luz su nuevo álbum de estudio, Duplo (Montgrí, 2022). Un disco esperado tras la estela de su ópera prima, con el que se asienta definitivamente en ese gusto suyo por la nostalgia sonora, entre cuerdas de la generación X, paisajes retro (escuchar “Something about you”) y baterías híbridas. Su obra adquiere, desde aquel primer disco, hasta esta secuela, un valor intergeneracional sensible y sobresaliente que ella misma explica así: «Creo que el género que hago es atemporal porque, aunque tuvo su auge en los noventa y en los dos mil, nunca ha parado de tener relevancia. Las bandas que más me han influido, los artistas de los que más he mamado, son de esa época y, al final, es por eso por lo que hago la música que hago. En mi adolescencia es la música que escuchaba y creo que, lo que se escucha en esos años, es en buena parte la música que se queda contigo ya para siempre. No es algo premeditado, es algo que llevo dentro y lo que me sale». Estamos hablando de bandas como Weezer y Pavement, pero también del deje indómito de formaciones del punk californiano como Green Day, Blink-182 u Offspring.

 

«La respuesta a la incógnita del disco es que nadie tiene la verdad universal para nada»

 

Yawners tiene veintinueve años y aunque su inercia creativa la lleva a hurgar en aquellos tiempos y aquellos sonidos, tiene claro que su presente está aquí, ahora, en esta contemporaneidad de derroche urbanita, minimalismo electrónico y algoritmos: «Aunque mis bases sean estas, también escucho mucha música diferente, música actual: electrónica, regguetón… Géneros que se alejan bastante de lo que estábamos hablando antes. A la hora de grabar, las tendencias y los sonidos es obvio que han cambiado, por eso me gusta hacer un poco de punto medio entre una cosa y otra, un tiempo y otro. Eso sí, siempre intentando hacerlo con buen gusto porque es algo que, si no se hace bien, puede resultar peligroso». Lo es. Tanto, que ella misma reconoce, siendo adepta de Blink-182, que el surgimiento de una banda como esta, hoy día, no tendría demasiado sentido porque «muchos movimientos musicales van de la mano de acontecimientos históricos, políticos y sociales. Si hablamos del punk estamos hablando de connotaciones políticas, si hablamos de pop, por ejemplo, no tanto. Creo que la época de los noventa sí tiene una corriente estética y sonora muy concreta. La música va atada al tiempo, pero adaptar los géneros pasados al momento no es malo, si se hace con sentido y gusto».

 

Un disco, una dicotomía

Duplo, su segundo álbum de estudio y grabado, igual que su predecesor, en los estudios Ultramarinos Costa Brava con Santi García a la producción, habita en todas estas premisas. Son estas ya una parte inherente al carácter de la obra de Yawners. Sin embargo, con él, ha apostado por el riesgo y el cambio en un desafío constante consigo misma porque, esta vez, el repertorio, cuenta con la mitad de las canciones en castellano. Yawners explica los motivos de este reto: «En el mercado español entra mucho más fácil la música en castellano que en inglés. También te digo que, por mi parte, tenía un poco de miedo; porque muchas veces una letra que has escrito en inglés, si la pasas al castellano, parece que ya pertenece a otro género musical diferente, se transforma. Y eso ocurre simplemente por el tema de la fraseología, la fonética… Aun así, creo que hay que alejarse de las etiquetas. Los mensajes son los mensajes, en un idioma o en otro».

“No me digas”, “Tu cumpleaños”, “Suena mejor” o “El máximo solar” son algunas de las composiciones de Duplo cantadas en nuestro idioma. El otro bloque lingüístico viene conformado por temas como “Something about you”, “Belong” o “The house (say my name)”. Pero en mitad de todas ellas, está “Honey”, una canción muy especial que hace de nexo de ambas vidas del lenguaje, al mezclar ambos con una naturalidad detallista. «El tema del idioma ha sido algo aleatorio, me puse a escribir canciones, sin la idea preconcebida de hacer un disco entero, sin pensar si quiera si las iba a hacer en inglés o en castellano. Simplemente un día vi que tenía un montón compuestas en castellano y dije, pues para alante», explica Elena.

A nivel conceptual, Duplo ya da pistas desde su propio nombre. La artista salmantina concreta: «Hay un hilo argumental bastante definido, que va de principio a fin del disco, y es la duplicidad en la vida, el bien y el mal, las decisiones que tomamos, la incertidumbre previa antes de tomar un camino u otro…». Una dicotomía, humana y vital, que también se impregna en el estado de ánimo del álbum al encontrarnos con cadencias que van de la euforia a la melancolía: «Hay canciones, como “No me digas”, un poco más bajas, con vistas al pasado y tal… Otras más alegres. Al final, las letras hablan de cosas que me pasan y cosas que le pueden pasar a cualquiera y, como todo en la vida, ni todo es blanco ni todo es negro. Una de cal y otra de arena». Una maravillosa gama de grises que colorean la realidad y que Yawners remata así: «La conclusión que se extrae de Duplo es la no conclusión. Esa es precisamente la respuesta a la incógnita del disco: que nadie tiene la verdad universal para nada, que solo nos queda ir tirando y ver qué pasa».

 

«La música va atada al tiempo, pero adaptar sonidos pasados al presente no es malo, si se hace con sentido y gusto»

 

Cosas que pasan

En ese ir tirando, el disco, que ya desarrolla su propia vida, se ha encontrado con algunas sorpresas en este temprano camino que lleva andado, gracias a su carácter. Elena confiesa que la canción de la que se siente más orgullosa en este momento es “Paranormal”, con Joan Delgado, de Cala Vento, que firma todas las baterías del disco, pero que en esta composición ejerce un papel clave. «Es el tema más completo y complejo del álbum», añade Yawners. Y a juzgar por la opinión del público es, sin duda, una de las canciones bandera de Duplo.
Sin embargo, el regalo inesperado, como decíamos, ha venido de la mano de “Rivers Cuomo”, una de las canciones en inglés, que la compositora le dedica al líder de Weezer. «Este disco se ha editado también en Estados Unidos, gracias a un sello de Boston, y ellos, a través de sus contactos, le hicieron llegar la canción a Rivers. A los días este comentó en sus redes que le había encantado y que no podía parar de cantarla [risas]. Bastante surrealista todo, pero muy contenta, claro».

Power pop para unos, indie rock para otros, reminiscencias punk, algo de grunge e incluso lo-fi. Todo lo que quieran y lo que sean capaces de rascar escuchando a Yawners. Pero de lo que no hay duda es de que estamos ante una de las propuestas más prometedoras del panorama patrio actual, con un directo embriagador y potente, y un mensaje deliberado y con alma.

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