Un gusano en la Gran Manzana: Tom Petty los tiene bien puestos

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“Su retrato lo escribe Warren Zanes, guitarrista de Del Fuegos y escritor musical de talento, y al que el líder de los Heartbreakers parece haberle dado todas las facilidades, incluido el permiso para contar los malos rollos y los momentos menos edificantes”

 

 

La próxima biografía del músico de Florida acapara la atención de Julio Valdeón, que tiene claro cómo se subdivide el género en función de quien esté detrás de él. Tan claro como qué modas la hacen más daño a la música.

 

 

Una sección de JULIO VALDEÓN.

 

 

–20 de octubre
La biografía rockera admite múltiples variantes. Está el libro ajeno, escrito por un sabueso, que sin mirar aduanas o solicitar permisos indaga en las peripecias del músico. Si su propósito es el de arrojar luz sobre los charcos y los rincones oscuros, pero también glosar sobre los buenos momentos, y todo con la idea de explicar mejor los mecanos que pudieron generar el arte, los discos, las canciones, hay que leerlos. Pero si busca gresca, portadas de tabloides, liquidar al sujeto a base de embadurnarlo con heces, tendremos el prototipo de libro jarrapellejos, poco recomendable, solo apto para marujos del corazón y la bragueta. Si, del otro lado, el artista consiente en hablar, generalmente se tratará de un tomo autocelebratorio, hagiografía a sueldo redactada por un fulano a sueldo del propio autobiografiado o, simplemente, que dispuso de las llaves del archivo: en ambos casos, con resultados epidérmicos, superficiales, blandos. A veces, raras, el músico es también un escritor poderoso, caso de Dylan y Costello, con lo que emerge un libro que acaso no sea necesariamente cierto, que tal vez juegue el sudoku de la mitificación, algo evidente en Dylan, pero será, cuando menos, interesante desde el punto de vista literario. Y luego, al fin, está lo que por lo visto ha sucedido con Tom Petty: que su retrato lo escribe Warren Zanes, guitarrista de Del Fuegos y escritor musical de talento, y al que el líder de los Heartbreakers parece haberle dado todas las facilidades, incluido el permiso para contar los malos rollos (su enemistad con el exbatería de los Heartbreakers, Stan Lynch) y los momentos menos edificantes (a finales de los noventa, con un último disco que fracasó y un matrimonio hecho trizas, Petty se enganchó a la heroína). “Petty: the biography”, todavía no está a la venta, pero a juzgar por los adelantos pertenece a esa rara y jugosa categoría. Habrá que estar atentos. Tiene muy buena pinta.

–21 de octubre
Espejito, espejito, ¿cuál es la peor época musical de la historia? Pregunta idiota, claro, pues todas las décadas fueron igualmente fabulosos y ridículas, pródigas en maravillas y espantos. Ahora bien, si me preguntas cuál ha sido la peor en cuanto al sonido, dudaría entre el artificio de los ochenta, que mató el 90% de los discos bajo unas baterías entre ridículas y vomitivas, y unos tecladitos que serán la banda sonora de mi futura agonía, y las guerras del ruido y la saturación de los últimos diez o quince años. Dado que hablamos de Petty, y de los ochenta, imposible obviar que Jeff Lynne ha resucitado la Electric Light Orchestra. Yo no sé ustedes, pues cada uno es muy libre de amar lo que le plazca, pero el señor Lynne es responsable de algunas de las producciones más rimbombantes, pedantescas, sebosas y mesiánicas que conozco, y a los Travelling Wilburys y el “Into the great wide open”, un discarro con canciones monumentales, lastrado por un sonido que, uf, uf, uf, me remito.

Anterior entrega de Un gusano en la Gran Manzana: Apabullante Costello.

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