“Un día nada más”, de El Drogas

Autor:

DISCOS



 “Una noche irrepetible que deja constancia del buen momento creativo que atraviesa, así como del impecable nivel alcanzado por su banda y del respeto y la camaradería que los cuatro despiertan entre sus compañeros de profesión”

 

el-drogas-08-11-16

 

El Drogas
“Un día nada más”
DRO/WARNER

 

Texto: JAVIER ESCORZO.

 

Siendo precisos, “Un día nada más”, el nuevo disco de El Drogas que ahora se publica en lujoso formato de doble cedé y doble deuvedé, no es un concierto, sino el resumen de un concierto que duró cinco horas y media (de las que el álbum recoge únicamente dos). Y es que, si Bob Dylan es capaz de editar más de treinta discos de su gira de 1966, prácticamente lo mismo podría hacer don Enrique Villarreal con una sola de sus maratonianas actuaciones.

Bromas aparte, situemos el disco en su contexto: una banda que lleva tres años presentando en directo el triple disco “Demasiado tonto en la corteza” y que quiere celebrar una gran fiesta como broche final a la gira. Para ello invita ni más ni menos que a diecinueve amigos a cantar con ellos. Eso fue lo que se vivió el 2 de julio en la Ciudadela de Pamplona y parte de eso es lo que ahora se publica.

El primero de los dos discos se titula “El Drogas y la Rythm’n’Blues Band”. La banda cuenta con el acompañamiento de dos espléndidas coristas, Selva Barón y Patricia Greham, y un excelente teclista, Germán San Martín, y es donde las canciones se alejan más de su estilo original, acercándose a sonoridades propias de la música negra. En cuanto a los invitados, aquí se reúnen algunos de los que podríamos situar más cerca del pop, como Iván Ferreiro, que hace suya ‘En punto muerto’, o Quique González, que borda ‘Collar abandonado’. Mención especial merece también ‘La hora del carnaval’, que suena verdaderamente incendiaria con la ayuda de Los Zigarros (no se pierdan los teclados y los coros de esta versión). O Carlos Tarque, que hace que la celebérrima ‘Oveja negra’ de Barricada paste más descarriada y salvaje que nunca. Hay momentos de mayor quietud, como la hermosa ‘Todo lo enamora’, donde la guitarra de Txus Maraví llora y hace llorar, o ‘Nada sin ti’, que le sienta como un guante a Fito Cabrales.

Pero quizá el momento más emotivo de este disco sea ‘Frío’, la canción de Alarma!!! que interpretan junto a Fito, Carlos Tarque y Rosendo, y que El Drogas dedica a la memoria de Manolo Tena antes de concluir esta actuación con Luz Casal, la gran dama del rock español, que en esta ocasión quiso homenajear a su anfitrión luciendo un atuendo similar al suyo (pañuelo en la cabeza y bastón). Ambos comparten también ‘Que no me silbes’, una de tantas joyas escondidas en la discografía de Barricada.

 

 

“Los disparos del Dr. Gas” es el título del segundo disco y constituye, como su propio nombre indica, una descarga de rock and roll a quemarropa. El cuarteto, liderado por un contundente Brigi Duke en la batería y el bajo del Flako Txarrena, abandona cualquier sutileza y suena como una auténtica apisonadora al hacer lo que mejor sabe: ruido. Un ruido demoledor y por momentos cercano al metal (‘Están para violarlas’, ‘Cerocomasiete’ o ‘Peineta y mantilla’).

Los tres intensos años de gira se notan en la perfecta conjunción de la banda, que ejecuta sin compasión ese rock combativo del que el músico pamplonés es uno de sus máximos exponentes. Ese rock del que se amamantaron muchos de los invitados, como Carlos Escobedo de Sôber que le acompaña en ‘La silla eléctrica’, Vito de Sínkope en ‘Todos mirando’ o Kutxi Romero de Marea en ‘Barrio conflictivo’. El final de este disco es difícil de igualar, con tres himnos de la magnitud de ‘No hay tregua’, ‘Azulejo frío’ y ‘En blanco y negro’. En esta última canción salió a cantar Ibai, del grupo Motxila 21, formado por niños con síndrome de Down con el que suele colaborar.

Se agradece, en un país sin mucha tradición de discos en directo, que artistas como él o Loquillo graben varios en diferentes momentos de su carrera. En el caso del navarro fueron “Doble directo”, “Salud y rocanrol”, “Latidos” y “Mordiscos” con Barricada, “Con nocturnidad y alevosía” con Txarrena y ahora este “Un día nada más” como El Drogas. Y fue, efectivamente, un día nada más. Una noche irrepetible que deja constancia del buen momento creativo que atraviesa, así como del impecable nivel alcanzado por su banda y del respeto y la camaradería que los cuatro despiertan entre sus compañeros de profesión.

 

 

Anterior crítica de discos: “Vivimos detrás del tiempo que nos sobra”, de Pachi García.

Artículos relacionados