“Triple 9”, de John Hillcoat

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CINE

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“Como relato criminal, Triple 9’ renuncia a cualquier concesión y no cesa de golpear al espectador acostumbrado a manifestaciones más digeribles del thriller”

 

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“Triple 9”
John Hillcoat, 2016

 

Texto: JORDI REVERT.

 

Nombre discreto, creador oculto entre otros grandes titulares en la primera línea del cine contemporáneo, John Hillcoat es uno de esos directores a los que no se ha vindicado lo suficiente. Más allá de “La carretera” (The Road, 2009) su fidedigna adaptación, en espíritu y narrativa, de la soberbia obra de Cormac McCarthy, películas como “La propuesta” (“The proposition”, 2005), western metafísico e inolvidable, o “Sin ley” (Lawless, 2012), ruda y rural cara B de los relatos de gánsteres de la prohibición, hablan de un realizador que ha crecido de la mano del polifacético Nick Cave para desarrollar un cine de extrema dureza y afectos crepusculares.

“Triple 9” es una coherente extrapolación de esa sensibilidad al ámbito del thriller urbano, especialmente de aquel que recibe su herencia del cine de Michael Mann sin dejar de lado las tripas que persiguen la esencia de cineastas viscerales como Samuel Fuller o Robert Aldrich. Hillcoat, ya sin Nick Cave como escudero, se confirma como un autor cortante y agreste, capaz de devolver a la violencia mostrada en pantalla su carácter traumático vía una pesadilla suburbana que, de paso, recupera de forma contundente la identidad de la ciudad como elemento capital en el género –aquí una Atlanta despojada de glamour y hostil que bien podría recordar a Los Ángeles en “Heat” (Mann, 1995)−. Su película se deja sentir como un tiro a bocajarro. Sus personajes, como hombres muertos abriéndose paso en una atmósfera crítica y embrutecida –solo Kate Winslet, memorable como matriarca mafiosa, parece tener control sobre su propio destino y el de los demás−. Como relato criminal, “Triple 9” renuncia a cualquier concesión y no cesa de golpear al espectador acostumbrado a manifestaciones más digeribles del thriller. Su brutalidad solo colinda con su absoluta falta de esperanza: aquí, al contrario que al final de “La propuesta” o “La carretera”, no hay resquicio posible para un último y tenue rayo de luz, sino una abrupta interrupción de la narración que funciona acorde a la inmisericordia del conjunto.

 

 

 

Anterior crítica de cine: “The tribe”, de Myroslav Slaboshpytskyi.

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