“The Roxy performances”: los espectáculos hilarantes de Frank Zappa

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“Un apasionante viaje musical para redescubrir a uno de los genios más curiosos e irreverentes que ha dado la cultura rock”

 

Manuel de la Fuente analiza la caja “The Roxy performances” (ZAPPA RECORDS / UNIVERSAL MUSIC ENTERPRISES), donde se recogen las cuatro actuaciones que dio Frank Zappa en Los Ángeles en diciembre de 1973 y mucho material inédito del músico estadounidense.

 

Texto: MANUEL DE LA FUENTE.

 

A finales de 1973, la sala Roxy de Los Ángeles acogió cuatro conciertos de Frank Zappa, celebrados en dos sesiones dobles los días 9 y 10 de diciembre. Por entonces el músico estadounidense se encontraba en un momento dulce de su carrera: tras una prolífica trayectoria con más de una docena de elepés a sus espaldas, acababa de lanzar al mercado el disco “Over-nite sensation” y preparaba la edición de “Apostrophe (’)”, que se convertiría en una de sus obras más populares de los años 70. Llegaba al Roxy muy rodado con el sonido enérgico de su grupo The Mothers, combinando guitarra eléctrica, percusiones, teclados y metales para un repertorio de canciones cómicas que ridiculizaban la sociedad norteamericana de su tiempo.

El objetivo de Zappa era filmar aquellas actuaciones y realizar una película. No obstante, los planes se torcieron cuando se detectaron in situ problemas de sincronización entre imagen y sonido, con lo que el músico aprovechó las grabaciones para publicar el disco “Roxy & elsewhere”, otro de los hitos de su discografía. La película del Roxy dormiría durante décadas el sueño de los justos y no vería la luz hasta 2015 gracias a la restauración digital del material en bruto. El evento fue celebrado con estrenos en todo el mundo, incluido España, con un único pase en la Universidad de Valencia.

El proceso de recuperación del proyecto recibe ahora su colofón con el lanzamiento de “The Roxy performances”, una caja de siete compactos que recogen los cuatro conciertos íntegros, aparte de numerosos extras: una quinta actuación privada celebrada la víspera (el 8 de diciembre) y una sesión registrada unos días después (el 12 de diciembre) en el estudio Bolic Sound de Ike Turner. De esta manera, Ahmet Zappa, hijo del músico y responsable desde 2015 de los archivos de su padre, prosigue su política iniciada con la reciente publicación de los conciertos de Halloween en 1977, esto es, ediciones para completistas que permiten contemplar la dimensión creativa de uno de los grandes iconoclastas del siglo XX.

 

Más de un centenar de obras

“Esta caja contiene algunas de las mejores veladas musicales que se han escuchado en Los Ángeles, y en uno de sus enclaves históricos”, ha señalado Ahmet Zappa para celebrar el trabajo arduo de escarbar en la ingente colección privada de Frank, que grabó casi todos los conciertos que ofreció a lo largo de su vida. De hecho, desde su fallecimiento en 1993, han salido a la calle más de cuarenta discos póstumos con material inédito, superando así el catálogo oficial el centenar de obras publicadas, lo que da cuenta de la productividad de un artista volcado completamente en su trabajo, que vivía por y para la música.

Pero, como siempre ocurre con el universo zappiano, lo de menos es la apabullante cantidad de material, disuasoria para oídos poco curiosos. De nada serviría contar con horas de música si hubiera poca tela que cortar. Porque lo que muestran los conciertos del Roxy es a un artista plenamente consciente del poder de la música popular para crear espacios de reflexión a partir de la diversión y el entretenimiento. Nos hallamos fundamentalmente ante unos espectáculos hilarantes. “Os traemos un concierto explosivo”, saluda Zappa a los asistentes al principio del primer directo. Y al día siguiente, constata la importancia de la proximidad con sus fans en directo: “Llevo mucho tiempo tocando sin ver al público, normalmente lo tengo a veinte metros y está todo a oscuras”. Esta cercanía dota a las actuaciones del Roxy de una atmósfera irrepetible. No son solo conciertos, sino espectáculos con humor, performances con los espectadores participando de la fiesta en el escenario junto a los músicos.

 

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Zappa usa el humor para burlarse de los estereotipos de la sociedad estadounidense y para ridiculizar a la clase política. No olvidemos que en aquel mes de diciembre de 1973 el país está inmerso en pleno escándalo Watergate: una de las canciones del repertorio, ‘Dickie´s such an asshole’ (es decir, ‘Dickie Nixon es un pedazo de gilipollas’) destroza sin piedad al presidente de la nación, una sátira que prolonga en un tema inédito grabado en los ensayos, ‘That arrogant Dick Nixon’, construido sobre otra de sus canciones emblemáticas, ‘The idiot bastard son’. Con la crítica a Nixon, Zappa cierra su ciclo de cuatro actuaciones en el Roxy, como la guinda al pastel tras una despedida apoteósica (el tema ‘Be-Bop tango (Of the old jazzmen’s church)’), donde Napoleon Murphy Brock canta “haz lo que quieras, no pasa nada”, bofetada directa al conservadurismo que quiere controlar las expresiones de disidencia y expresión máxima de la libertad individual que propugna el rock de Frank Zappa.

Pero “The Roxy performances” contiene también la plenitud de unas canciones que atacan el papanatismo de los gurús espirituales (‘Cosmik debris’), que realizan retratos despiadados de los yonquis que certifican la mentira del sueño americano (‘Pygmy twylyte’), que se ríen de las prácticas sexuales de la gente (‘Penguin in bondage’), que abordan con humor surrealista el mundo de los empresarios paletos (‘Montana’) o que miran con compasión la cultura teenager en canciones como ‘Cheepnis’ o ‘Village of the sun’. Todo ello acompañado del virtuosismo de unos músicos (George Duke, Tom Fowler, Bruce Fowler, Napoleon Murphy Brock, Ruth Underwood, Ralph Humphrey, Chester Thompson y la guitarra del propio Zappa) que alcanza su máxima expresión en las piezas instrumentales como ‘Echidna’s arf (of you)’, ‘Don’t you ever wash that thing?’ o ‘RDNZL’. En definitiva, un apasionante viaje musical de más de siete horas de duración para redescubrir sin cesar a uno de los genios más curiosos e irreverentes que ha dado la cultura rock.

 

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