The night, de Saint Etienne

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DISCOS

«Un tapiz acústico tejido con ecos distantes, texturas ambientales y la voz íntimamente susurrada de Sarah Cracknell»

 

Saint Etienne
The night
SAINT ETIENNE/ PIAS, 2024

 

Texto: XAVIER VALIÑO.

 

Saint Etienne, el trío inglés formado por Bob Stanley, Pete Wiggs y Sarah Cracknell, lleva casi treinta y cinco años explorando la frontera entre los sonidos bailables y el pop aparentemente accesible. Al tiempo que siguen dando conciertos en los que celebrar algunos de sus éxitos del pasado, Stanley y Wiggs van editando excelentes álbumes recopilatorios para el sello británico Ace Records, y Stanley es también autor de hermosos libros pop en los que muestra una erudición y una clarividencia únicas, como Yeah! yeah! yeah! La historia del pop moderno.

Sus últimos discos se han ido inclinando hacia los sonidos ambientales, así que no es de extrañar que el undécimo, The night, continúe esa senda, profundizando en ella. En esta ocasión, Saint Etienne crea un paisaje sonoro etéreo que pende entre la memoria y la melancolía. Más que un álbum, se trata de un viaje atmosférico a través de la liminalidad de las reflexiones nocturnas urbanas: un tapiz acústico tejido con ecos distantes, texturas ambientales y la voz íntimamente susurrada de Sarah Cracknell.

Stanley y Wiggs siempre han mostrado ser unos exquisitos alquimistas musicales, y aquí transforman fragmentos sonoros en algo profundamente introspectivo. La producción crea una ligera neblina sonora que, a veces, desdibuja los detalles sutiles, pero que sirve a la calidad onírica del álbum. “Nightingale” emerge como la luminosa pieza central, un tema que captura la esencia efímera de todo el álbum: delicada, misteriosa, flotando entre la vigilia y el sueño.

Más que una colección de canciones, The night se siente como una confesión susurrada, una exploración íntima de la memoria musical que recompensa enormemente la escucha paciente. Lástima de esas interjecciones habladas, que rompen la hipnosis en lugar de contribuir a sumergirse en ella.

Anterior crítica de discos: Soleado, de Soleado.

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