The Lemonheads, aquel sabor agridulce del rock noventero

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Al hilo de la reciente reedición de su disco de 1990, Lovey, Sara Morales recupera cinco de las mejores canciones de The Lemonheads, con las que aprovecha para recorrer su historia.

 

Texto: SARA MORALES.

 

Llegaron desde Boston a mediados de los ochenta para alistarse en la milicia punk que, por aquel entonces, ya había comenzado su andadura comercial tras una década habitando en el subsuelo. El cantante y guitarrista Evan Dando, líder y único miembro fiel en toda la trayectoria de The Lemonheads, tenía muy claro los pasos que debían dar para pertenecer a una historia cuyo legado es parte fundacional de aquella segunda oleada del género en Norteamérica. Esa que vino a reblandecer el sonido a favor de la melodía en detrimento de la estridencia, y terminó desembocando en el auge del rock alternativo.

El trío se había conocido en el instituto y comenzó a darle al punk de un modo amateur haciéndose llamar The Whelps, aunque no tardaron en dar con el nombre por el que pasarían a la posteridad, The Lemonheads. «Dulces por dentro y agrios por fuera», como les gustaba apuntillar haciendo referencia al mítico caramelo de la marca Ferrara que les sirvió de inspiración para su bautismo. Arrancaron su carrera discográfica de la mano de Taang! Records, y después llegaría la certera rúbrica con Atlantic, que los llevó por derroteros más pop. Mientras tanto, ocurrieron muchas cosas. Sus miembros fueron yendo y viniendo —en pleno despegue se marchó el guitarrista Ben Deily y llegó el batería David Ryan—; publicaron un disco glorioso aunque infravalorado en su momento —Lovey, en 1990— que acaba de reeditarse en doble cedé; otro que les llevó hasta lo más alto en 1993, Come on feel The Lemonheads; vivieron etapas decadentes por las adicciones de Evan Dando, retiros renacentistas a Australia, giras con Oasis y una ausencia de nueve años que el mundo, girando a su ritmo habitual, nunca terminó de perdonar del todo.

Aunque apagaron los focos en 1997, y fue entonces cuando debimos despedirnos de lo que hoy recordamos de ellos, el alma del grupo resucitó en 2005 a manos de un Dando que se negaba a claudicar. Y llegaron algunos discos de versiones más, incluso un nuevo álbum de estudio algo tardío en 2014, If only you were dead; también algún sencillo esporádico… Pero si Lemonheads han sabido hacerse sitio en la memoria colectiva es por una inolvidable colección de canciones, además de una versión exquisita, que todavía invitan a recordar aquellos años en que el rock alternativo sabía a limón. Aquí van algunas de ellas.

1. “Second chance”, de Hate your friends (1987)

Claro que tuvieron en cuenta la música de los sesenta. The Lemonheads fueron únicos fusionando el pop sixtie con la virulencia callejera del punk rock y el sino alternativo. Aquella mezcla levantó buena parte de la identidad de la banda que, en 1987, con la publicación de su álbum de debut, Hate your friends, todavía andaba asentándose entre su gusto por el hardcore en plena era post Hüsker Dü, y su afán por llegar con soltura al público a través de melodías más sensibles y menos ensordecedoras.

2. “Stove”, de Lovey (1990)

El inicio de la travesía de The Lemonheads por Atlantic coincidió con el abandono del guitarrista y también cantante Ben Deily, un hecho que permitió a Evan Dando dar rienda suelta a su cara más suave y popera al alzarse con el poder de la composición y el carácter sonoro del grupo. Así fue concebido Lovey, un trabajo de poso melódico con incursiones en el jangle y el country rock que fotografía los relatos de la vida cotidiana y en el que Dando brilla como nunca tanto en la letra como en la voz. Sin olvidar su descarnada versión del «Brass buttons», original de Gram Parsons, el disco —reeditado el 23 de octubre en una caja de lujo— deslumbra especialmente en pasajes como este «Stove».

3. “Mrs. Robinson”, de It’s a shame about Ray (1992)

Este fue el quinto álbum de estudio de la banda que, en aquel momento, contaba con la bajista y corista Juliana Hatfield, y David Ryan a la batería, acompañando al líder. Entre los tres dieron forma a uno de los grandes trabajos que se recuerdan de los Lemonheads, aunque sin duda fue la versión de «Mrs. Robinson», que Dando realizó sobre la original de Paul Simon (Simon & Garfunkel), la estrella del repertorio. Un disco que en su formato original no incluyó dicha versión, pero que en sus ediciones posteriores sí lo haría al haber supuesto el éxito definitivo del grupo cuando la lanzaron como single para conmemorar el veinticinco aniversario de la película El graduado.

4. “Into your arms”, de Come on feel The Lemonheads (1993)

Un año después de acaparar las ondas radiofónicas de todo el mundo con su aclamada versión de “Mrs. Robinson”, de la que Dando acabaría cansado llegando incluso a negarse a tocarla en directo, por fin les llegó su merecido reconocimiento con temas propios. Come on feel The Lemonheads supuso un cuantioso salto de popularidad en la carrera del grupo gracias a temas como “Style”, “The jello fund” y, por supuesto, “Into your arms”. Esta última la trajo consigo el nuevo bajista de la banda, Nic Dalton, perteneciente a su época en el dúo Love Positions formado junto a Robyn St. Clare, el verdadero autor del tema en 1989, y The Lemonheads la popularizaron de tal forma que llegaron al número uno en la lista de Billboard en 1993. Hoy continúa siendo el mayor éxito de la banda.

5. “Steve’s boy», de The Lemonheads (2006)

Tras una ausencia de casi una década, cuando Dando decidió reanimar el espíritu de The Lemonheads reclutando al bajista de Descendents, Karl Alvarez, y al batería Bill Stevenson, firmó con Vagrant Records y dio vida a este álbum homónimo. El disco, el noveno de una carrera entorpecida, contó además con la colaboración de J. Mascis, de Dinosaur Jr, al frente de la guitarra principal, y acoge pasajes fundamentales como este “Steve’s boy”, dedicado al padre de Stevenson. Un álbum que dignificó la obra de Dando ya entrados en el nuevo milenio, y puso de manifiesto la opinión de muchos sobre la calidad y dignidad de una banda que no debió haber interrumpido su camino durante tanto tiempo.

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