Stars eaters delight, de Lael Neale

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DISCOS

«Una reverberación como de otra época y una voz trémula que se acompaña de una acústica analógica y una instrumentación mínima»

 

Lael Neale
Stars eaters delight
SUB POP / POPSTOCK!, 2023

 

Texto: XAVIER VALIÑO.

 

Tras un primer álbum que pasó bastante desapercibido por haber contado con una escasa tirada de un pequeño sello (I’ll be your man, 2015), Lael Neale se destapó con un segundo disco, Acquainted with night (grabado en 2019 y lanzado en 2021), que buscaba crear un espacio íntimo en medio del caos de la luminosa Los Ángeles, donde vivía.

Su vida sufrió un vuelco en 2020, cuando se mudó a la granja de su familia en la zona rural de Virginia. Allí, la tranquilidad le resultó excesiva y aparentemente incómoda, por lo que «los silencios ininterrumpidos en la granja me obligaron a romperlos con sonido. Este álbum suena más fuerte y más exterior, es una llamada al mundo», según asegura sobre su tercer trabajo, Stars eaters delight.

Sin embargo, no hay una ruptura radical con su álbum precedente, presentándose ambos como obras que hablan de polaridades: campo y ciudad, humanidad y tecnología, soledad y relaciones. En sus nueve canciones sigue creando unas atmósferas nebulosas en las que ella asume el centro del espectro, con una reverberación como de otra época y una voz trémula que se acompaña de una acústica analógica y una instrumentación mínima. En “Must be tears” evoca a Nico, en “No holds barred” recuerda a Jackie DeShannon, en “In Verona” suena como si Spiritualized hubiera invitado a Lana del Rey a ser su cantante y en “I am the river” parece situarse entre The Velvet Underground y Suicide.

Anterior crítica de discos: Popalina, de Carolina Otero & The Someone Elses.

 

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