Shuarma: El error como acierto

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«Me he equivocado tantas veces, tantas veces en mi vida y me voy a equivocar tantas más… Pero esas equivocaciones son las que me van armando como persona y las que hacen tque mi criterio frente a la vida sea más sólido. Creo que el error es importante, es muy importante equivocarse»

Shuarma sigue adelante con su carrera solista, definiendo un estilo propio que echa raíces en el folk-rock y que es seña de identidad, siempre definido por sus personales maneras vocales. Su nuevo disco es «Grietas», y de él habla con Chema Domínguez.

 

 

Texto: CHEMA DOMÍNGUEZ.

 

 

En tu hoja promocional cuentan y subrayan que has tardado tres discos en encontrarte, ¿estás de acuerdo?
En cosas sí, y en cosas no. Eso de encontrarse me parece… no sé qué quiere decir en realidad. Yo sustituiría la palabra encontrarme por acertar, sí creo que en este disco he acertado más en relación a encontrar un sonido más cercano a mi forma de sentir. En mis dos primeros discos en solitario, incluso en el último de Elefantes, me había perdido un poco; no sé muy bien la razón, quizás por prejuicios, miedos, no lo sé, pero me había perdido. Y este disco si que es más acertado a ese nivel, está mucho más cercano a lo que yo oigo.

Sigue siendo un importante denominador común no quedarte en la superficie, trabajar los textos buceando al máximo.
Siempre me han gustado Jacques Brel, Dylan, Edith Piaf… son un poco mi base artística, la de los inicios, que es la que más arraiga. Entonces son artistas que emocionan, que de alguna forma me emocionan profundamente. Lo que yo pretendo es emocionar, otra cosa es conseguirlo. Entonces, sí que es importante hacer un trabajo hacia dentro y los trabajos hacia dentro son difíciles porque primero tienes que enfrentarte a tus cosas: a tus miedos, a tus inseguridades, a tus aciertos, a tus errores, a lo que sea, a todo. Luego, meterme tan adentro ha hecho que a la superficie sonora no le haya dado mucha importancia. Sin embargo, en este disco sí que he encontrado un buen equilibrio entre el camino hacia dentro y el camino hacia afuera.

Ahondando en esto que comentas, destacaría temas como ‘Tú’ y ‘Solo’, donde hay una sensación de todo a destiempo, una serie de contradicciones extrañamente positivas. ¿Eres tú mismo tu mejor recurso para describir este tipo de situaciones?
Yo no consigo escribir sobre historias ajenas, no sé por qué, me encantaría hacerlo pero quizás todavía tenga que desenredar muchos nudos. Pero sí, siempre escribo un poco sobre mi forma de sentir, mis relaciones o mi relación un poco con el mundo, lo que yo veo que ocurre. Y, bueno, ‘Solo’ es una canción muy explícita sobre cosas que me han pasado en momentos clave, ver un poco cómo cambia la vida. Hay momentos en los que uno piensa que está en el sitio adecuado, que todo es cojonudo y luego el tiempo y la distancia te hacen ver que en realidad no estabas ni en el mejor sitio ni en tu mejor momento. Y momentos que parecen más duros, de esos de «joder, qué momento más difícil»; luego, el tiempo y la perspectiva también te dicen: «fíjate en ese momento, qué bien estabas colocado en realidad». Y ‘Solo’ habla un poco de esto, de cómo el tiempo te da distancia y te ayuda a ver mejor y a no juzgar las cosas tan severamente.

Has sido muy tenaz con Elefantes y en solitario con la industria, buscando el mejor punto de apoyo. Esto te ha llevado a pasar por todas las perspectivas: autoproducido, indie, multi… ¿Cómo vives estos cambios de casa?
Es que yo soy un músico que quiere que se escuche su música. Entonces, si algo he aprendido a lo largo de los años es a no tener muchos prejuicios porque sé que una carrera larga pasa por momentos muy distintos. Hay momentos en los que eres el más «cool» y el más enrollado, y hay otros en que dejas de serlo porque ya lo fuiste y eres el menos «cool» y el menos enrollado… Y luego lo puedes volver a ser. Todo es cíclico. Entonces, respecto a las compañías de discos hay momentos en que lo «cool» es ser indie como ahora, y hay momentos en que lo «cool» es estar en una gran compañía… A mí todo eso desde un principio me la ha traído muy floja. Lo que me ha interesado es encontrar la mejor manera de mostrar mi música, y sobre todo encontrar el mejor equipo humano con el que yo me sienta cómodo para trabajar porque la música es muy dura, es muy difícil. Entonces, tienes que sentirte cómodo con la gente con la que trabajas. Y yo no estoy pensando si es una multinacional o es una independiente. Estoy pensando en un equipo de gente que me dé lo que a mí me gustaría encontrar, que me sienta cómodo trabajando. Eso a veces ha pasado. En el inicio de Elefantes creo que fuimos de los primeros grupos independientes que sacamos nuestros dos primeros discos de la forma más independiente del mundo, en el 95. En aquel momento que no estaba de moda ni lo indie ni lo no indie, pues fue la fórmula que encontramos. Luego nos fichó un sello muy grande y nos llevó a otro sitio; luego dejé ese sello aunque podía haber continuado pero quería romper la baraja y empezar de nuevo, y monté mi propio sello con mi mujer. Y trabajé por ahí. Luego otra compañía se interesó, ahora hemos fichado por BMG. En definitiva, da igual, yo soy un músico que hace canciones y busco la mejor manera de enseñarlas y de disfrutar yo mismo de mi carrera.

Y en esa búsqueda del mejor equipo, cuéntame con quién te has aliado en la producción.
El disco lo han producido Santos y Fluren [Love of Lesbian, Sidonie, entre otros], son muy amigos míos desde hace años, he trabajado mucho con ellos y yo siempre he sido muy controlador, quiero tenerlo todo bajo control, creo que tiene mucho que ver con las inseguridades, con los miedos… Sin embargo siento que con este disco algo ha pasado, ha habido un click, no sé muy bien cuál pero ha habido uno y ya no necesito controlar tanto. Entonces, Santos y Fluren siempre me decían «nos encantaría oírte como nosotros creemos que deberías sonar». Y dije «venga, vamos, vosotros mismos».

Les has cedido todo el protagonismo…
«Estoy a vuestra entera disposición. Estas son mis canciones». Ellos me conocen muy bien, no cambiarían nada sustancial y la verdad es que yo creo, en mi humilde opinión, que es mi disco más personal. Cuando lo oigo me veo totalmente desnudo ahí delante. Evidentemente por la parte que me toca a mi de letras y de composición, pero también por el sonido que han sacado tan cercano a mi forma de sentir. Muchas veces nos describe mejor un buen amigo que uno mismo.

Es un espejo bastante objetivo, sin duda. ¿Santos y Fluren también han decidido músicos y método de grabación?
Había una cosa que estaba clara: queríamos mucha espontaneidad y queríamos buscar la emoción, como hablábamos antes. La técnica ha estado a disposición de lo que nos importaba: transmitir. No ensayamos este disco, entramos al estudio sin ensayar y tocamos; hay muchas primeras tomas, por ejemplo, del batería tocando la canción por primera vez, y ahí está. Esa primera toma es muy pura y muy intensa, muy energética, y eso nos interesaba mucho en este disco.

Esto es más una opinión que una pregunta porque la parte final del disco, los temas ‘En el pecho’ y ‘Prefiero estar aquí’, resume muy bien la velocidad y la introspección del disco.
Puede ser, porque a la vez que es un disco bastante introspectivo también es un disco muy expulsivo, tiene mucho de rock, de electricidad, tiene mucho de ruido también. Hay mucha explosión. Yo soy muy extremo, siempre, en mi forma de sentir y siempre soy todo o nada. Entonces sí, es un disco que tiene muchas explosiones pero también cabe piano y voz, muy íntimo.

Desde el 4 de marzo estás presentando «Grietas» en diferentes ciudades y salas, ¿cómo está recibiendo el público las novedades y los matices de lo que estamos hablando?
Es mi disco mejor entendido, de verdad. Creo que esa emoción que está buscando «Grietas» ha llegado, ha llegado a un número de gente, es un disco muy bien recibido. Cuando ya llevas años sacando discos, notas cuándo te están diciendo algo de verdad o no, aprendes a leer entre líneas si te dicen algo de verdad o no. En este disco me lo están diciendo muy de verdad o a lo mejor me estoy engañando a mí mismo pero creo que no. Tanto por parte de los medios como por parte del público, y eso se nota mucho en los directos. Los directos están saliendo, estamos disfrutando mucho. Me atrevo a a decirlo así en general. La banda y el público. Se produce una comunión que mucha gente me lo dice: «desde el principio de Elefantes hace tiempo que no lo sentíamos así». Y a mí me sucede igual, desde los inicios de Elefantes no sentía un diálogo tan fuerte y directo como estoy sintiendo ahora. Y eso me encanta, recuperar esa parte tan directa, tan poco racional, me parece un logro super bonito.

¿Y son muchos los fans de largo recorrido que te vas encontrando en el camino de «Grietas» o hay más nuevos adeptos?
Veo más fans de largo recorrido, bueno, fans, seguidores. Piensa que me di a conocer con Elefantes, que en su momento era un grupo muy mediático y sonaba en plan radiofórmulas… Entonces, eso, te da a conocer a mucha gente. Luego hay mucha gente que cuando desapareces de ese formato tan comercial te pierde la pista y retoma la del siguiente grupo comercial. Pero hay una serie de gente que se ha conectado contigo, que te sigue. Ahora mi carrera en solitario no es tan comercial, no es tan mediática, es distinta; es quizá para gente, no quiero decir que profundice más en la música, pero sí que escuche más música, no solo la que le echan. Hay caras nuevas, por supuesto que las hay, y afortunadamente bastantes, pero también hay mucha gente de largo recorrido y entienden muy bien mi trayectoria y me siento muy orgulloso porque me permiten equivocarme. Me permiten lo que me tenga que pasar porque un músico pasa por momentos muy distintos: por aciertos, por errores… Pero todo forma parte de una trayectoria musical. Lo puedes mirar en la trayectoria de cualquiera, no sé, Nick Cave, por ejemplo, y por decir un artista que yo adoro, tiene momentos deliciosos pero terribles también. Pero eso es lo que le lleva a su siguiente disco. Entonces me encanta tener un público que me permita también meter la pata en algún momento.

Quizá ese es el éxito de ser cercano, de cuidar esa cercanía con tu público.
Los músicos, la gente que estamos en el crear, somos niños heridos en algún sitio y de alguna manera estamos buscando el constante abrazo de la madre, el constante reconocimiento del público, el abrazo. Que ten den una palmada y te digan muy bien, necesitamos mucho ánimo, mucho cariño y lo buscamos de esta manera. Y para mí ver gente que me sigue y que está ahí, para mí, es ese abrazo.

Eso del público como madre me lo apunto. Aparte de las cuestiones más musicales, si nos situamos en el contexto social, cultural y político que estamos viviendo, ¿es posible crear una escultura, un cuadro, una canción, un libro ajeno a todo esto?
¿Sin tener compromiso?

Sí.
Es posible, claro, hay gente para todo. Fíjate, están agotadas las entradas para ir a ver a Enrique Iglesias esta noche. Sí es posible estar al margen de todo lo que está pasando.

Personalmente, ¿cómo lo ves?
Bien, yo creo que cada uno hace lo que quiere. Creo que no hay que forzar a nadie a hacer nada. Hay veces que es como no: «los artistas deben de comprometerse…». La gente tenemos que hacer lo que nos salga porque es la única manera de que sea honesto y llegue a algún sitio. A ese nivel, a mí me sale otra cosa de lo que le sale a Enrique Iglesias, yo qué sé. Me refiero a nivel artístico, que a nivel personal no conozco su vida. Yo sería incapaz de quedarme indiferente frente a este momento que estamos viviendo, más que nada porque lo veo en cada acto de mi vida, noto las dificultades que tiene la gente. Sin ir más lejos, hace un momento, cogíamos un taxi y la señora nos contaba que era contable y que de repente ha tenido que coger la licencia de un taxi, y que trabajando como una burra no llega, ni paga la letra. Eso nos está ocurriendo a todos. Es imposible que eso no afecte a mis canciones porque hablan de mí, hablan de mi vida y de lo que yo siento. Entonces, eso está ahí y es un tsunami de alguna manera. No puedo quedarme al margen de todo esto.

Si me pidieran resumir «Grietas» en una frase, escogería la que citas en alguna canción: «El error vale si es de verdad».
Has dado en el clavo absolutamente. De hecho esa frase es un resumen que ni yo me había dado cuenta de mi obsesión ahora mismo, yo estoy como obsesionado con el error. Creo que es una palabra absolutamente infravalorada y tiene una connotación supernegativa el error. Después de tener casi cuarenta años, haber currado mucho en la música, todo lo que significa, haber tenido un grupo con éxito, empezar una carrera en solitario, haber tenido hijos, de haberme casado, bueno, como todo el mundo, ¿no?… Yo me he equivocado tantas veces, tantas veces en mi vida y me voy a equivocar tantas más… Pero esas equivocaciones son las que me van armando como persona y las que de alguna manera hacen también que mi criterio frente a la vida sea más sólido. Entonces, creo que el error es importante, es muy importante equivocarse. Y es muy importante lo que hablábamos antes, que tu público, que tu gente te permita equivocarte y que tú permitas que la gente se equivoque. Que no seamos tan exigentes. Eso sí, es muy importante que el error sea de verdad, que te equivoques porque lo sientas así, que sea de verdad el error. Eso es lo único que le pediría a alguien, «equivócate pero que creas en tu error». Es la única manera en la que creo si quieres sacar algo de tu error; si te equivocas porque la gente dice que hay que hacer esto, no te va a servir de nada. Te estrellarás pero no sacarás nada. Es importante el equivocarse pero con dos cojones. Incluso he hecho un grupo ahora en catalán, cantando en catalán que se llama Els Mestres del Error, Los Maestros del Error. Que es el «ok, la he cagado tantas veces que me pongo la medalla de Maestro del Error», ¿qué pasa?

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