Seasonal shift, de Calexico

Autor:

DISCOS

«Uno de los mejores artefactos sonoros de adviento con los que uno se puede topar en mucho tiempo»

 

Calexico
Seasonal shift
ANTI, 2020

 

Texto: CARLOS PÉREZ DE ZIRIZA.

 

Los discos navideños suelen ser un peñazo. Hay que reconocerlo. Pero el de Calexico es de lo más pintón. Aunque, en el cuerpo de su discografía, no se le pueda ni siquiera ubicar en el top 10 de sus mejores obras. Ni en pintura, vaya. Ni de lejos. Pero oigan, tal y como estamos de necesitados de bienaventuranzas y buenos deseos en tan maldito año pandémico, bienvenido sea. Siempre será más nutritivo que escuchar la enésima revisión de estándares de Tony Bennett, Rod Stewart o Michael Bublé. Como mínimo, deparará una panorámica musical mucho más acorde con esa Norteamérica crecientemente mestiza que ha obrado el milagro de que un iletrado alcornoque supremacista como Donald Trump no prolongue la gran pesadilla distópica, cual mono armado con dos pistolas, durante cuatro años más. Y eso ya es mucho. Que la vergüenza ajena también tiene un límite, aunque la avalen miles de congéneres.

Es obvio que la multiculturalidad alentada por los de Tucson, su dominio de una buena parte de las músicas del mundo, es la coartada que les redime para engrosar el abultado cúmulo de pastelones navideños habidos y por haber. En ese sentido, este es uno de los mejores artefactos sonoros de adviento con los que uno se puede topar en mucho tiempo, aunque bien es cierto que el listón no estaba demasiado alto. Desde el rescate de la radiante “Christmas all over again” de Tom Petty, con Nick Urata de Devotchka, hasta la otrora irritante (e insidiosamente pegadiza) “Mi burrito sabanero”, el clásico venezolano de los setenta que aquí adecenta la guatemalteca Gaby Moreno, pasando por el fado de “Tanta tristeza” con Gisela João, el blues tuareg de “Heart of downtown” con Bombino, la prescindible pero bonita revisión del “Happy xmas (War is over)” de John Lennon y Yoko Ono o el electro pop sideral con trompetas mariachi de “Sonoran slowball”, con el mexicano Camilo Lara (Instituto Mexicano del Sonido).

Ellos se lo deben haber pasando bomba con este divertimento, y nosotros ganamos la opción de dedicar media hora de nuestro tiempo a sonorizar nuestras veladas navideñas con una colección de canciones que no invita, por increíble que parezca, a correr un tupido velo o a escapar por piernas. Recomiéndensela al pelmazo de su cuñado si corren la suerte de compartir cena en petit comité, que hasta para eso sirve. Todos saldremos ganando.

Anterior crítica de discos: Curso de levitación intensivo, de Bunbury.

 

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