“Se llamaban Love pero todo era Odio”, artículo de Diego A. Manrique

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En su blog, Diego A. Manrique se pregunta “¿cómo semejante tropa pudo facturar ese disco esbelto, ese Himalaya de belleza llamado ‘Forever changes’?”. Esa tropa se llamaba Love y la comandaba Arthur Lee.

“Grabado en ocho días sueltos del verano de 1967, el tercer elepé de Love refleja la cara sombría del sueño californiano”, dice Manrique. “Es la música lo que proporciona atemporalidad a ‘Forever changes’”.

Lee era el “macho alfa de la manada: mulato de Memphis, consigue aglutinar a su alrededor a un puñado de almas perdidas, cantos rodados que circulaban por el exuberante Los Ángeles de la segunda mitad de los sesenta”. Su visión musical le llevó a rechazar a los músicos de estudio, al comprobar que lo “que gana en eficiencia se pierde en frescura; el disco se hará esencialmente con sus maltratados compañeros”.

Pero Lee también era “el cabrón de la película. Está el dinero, naturalmente: tiene que alimentar su pasión por los coches deportivos. Y su estupidez profesional”. Luego acabó en la cárcel (entre 1995 y 2001) por “disparar una pistola para intimidar a un vecino”. Tras salir de la cárcel, se dedicó a interpretar en concierto “Forever Changes” y Manrique pudo entrevistarlo entonces: “fue patético: comprobé que no, que todavía no había vuelto al Planeta Tierra”.

En este enlace puedes leer íntegro el artículo de Diego A. Manrique “Se llamaban Love pero todo era Odio”.

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