Rubén Blades recuerda a Cheo Feliciano y Gabriel García Márquez

Autor:

 

El gran Rubén Blades, uno de los más imprescindibles compositores en nuestro idioma, ha tenido desde su web (en la que siempre permanece activo y que utiliza como medio con el que comunicarse) palabras de recuerdo para Gabriel García Márquez y Cheo Feliciano, que murieron en el mismo día. A ambos los conoció, y con Feliciano coincidió en Fania, colaboraron en diversas ocasiones e incluso publicaron un disco conjunto. A este, Blades le dedicó ayer una primera entrada en la web, y luego, cuando supo de la noticia de la muerte de García Márquez, publicó una conjunta. Aquí las reproducimos ambas.

Hermano Cheo Feliciano

Me acabo de enterar del accidente y me resulta difícil aceptarlo.

A su esposa, Coco, y a toda la familia Feliciano envío el cariño y afecto de siempre, que se unen al de los cientos de miles de admiradores de Cheo que hoy lamentamos su partida.

El aporte de José Cheo Feliciano al genero de la música no tiene fecha de expiración.

Su calidad como intérprete, su extraordinaria capacidad para la bondad y su espíritu solidario así lo garantizan. Aunque se nos haya ido físicamente, permanecerá siempre en nuestras almas y memorias y en las del mundo entero.

Panamá se une al luto que embarga a Puerto Rico y reafirma nuestro agradecimiento por su continuo afecto y calidad humana, demostradas una y otra vez a través de las décadas. Siempre será recordado con el cariño y la admiración que merecen los grandes.

Descansa en Paz, hermano Cheo.

Rubén Blades.
17 de Abril, 2014.

 

Cheo y Gabo, Gabo y Cheo

Qué día más jodido.

Hoy se marcharon dos titanes, preclaros baluartes del argumento cultural urbano, honestos exponentes de la posibilidad popular: Cheo, de Puerto Rico y Gabo, de Colombia. Así los conocimos y así los despediremos. Cheo y Gabo. Para identificarlos nunca fue necesario recitar sus nombres completos. Bastó decir, hoy como entonces, Cheo y Gabo, Gabo o Cheo, para que todos, o casi todos, supiésemos de quien se hablaba. Eso es haberle llegado al pueblo. ¿Qué mejor reconocimiento a su trayectoria que ese, el de ser reconocidos por sus apodos, estas reales leyendas urbanas considerados como una parte de todos, a pesar de lo inmortal que resulten sus legados? No es necesario enumerar razones para explicar la admiración que hemos sentido por sus trabajos. Baste decir que hicieron desaparecer fronteras, que fundieron banderas creando una sola humanidad y que hicieron conjugar en uno a todos los idiomas del mundo hasta que se terminó pronunciando, al unísono universal y sin pizca de acento: Cheo y Gabo, Gabo y Cheo.

Hoy lloramos, creo que más por nosotros que por ellos. Siempre formaron parte de un Universo que, por lo maravilloso y especial, aún no comprendemos o apreciamos del todo. Hoy se mudaron al otro barrio pero nos dejaron su arte, sus memorias, su recorrido, una ruta que nos puede orientar hacia mejores y mas amplios resultados, individual y colectivamente. Tuve la dicha de conocerlos y las consecuencias de nuestros encuentros y charlas aún me nutren y alimentan. Una vez les dije, por separado: «están condenados a mi amistad». Hoy, la muerte nos impone su condena, la de sus ausencias físicas, pero no podrá jamás obligarnos a olvidarlos, o a dejar de celebrarlos, y es allí donde la Parca pierde. La calidad de las obras de Cheo y de Gabo, la continuidad de sus argumentos de vida, todo termina venciendo al reclamo mortal del olvido y al escéptico acoso de la indiferencia.

Feliz viaje muchachos, gracias por sus aportes, afecto y bondad.

A Mercedes y a Coco, y a sus familias, nuestro abrazo y apoyo, siempre.

Sigamos todos la ruta, memorias de Cheo y de Gabo correteando en nuestras almas.

Ruben Blades.
17 de Abril, 2014.

Artículos relacionados