Rockola, Discos. 4 de enero de 2008

Autor:

Facto Delafé y las Flores Azules
La luz de la mañana

MUSIC BUS/WARNER

Nunca el título de un disco ha acertado más en su tono y su temática que la segunda referencia de Facto Delafé y las Flores Azules. No es simplemente que responda a la perfección a sus propósitos, sino que además se va repitiendo en las letras una y otra vez. Unas letras en las que el trío barcelonés desgrana –a partir de una introducción con ruidos de desayuno– su peculiar mundo.
Un mundo hecho de delicadezas, casi conceptual en su exaltación del optimismo y la luminosidad, y que excepto en la espléndida “Pronombres” –la única de aire nocturno– mezcla el elogio de lo cotidiano con el deslumbramiento de la vida. Ayuda a ello la voz de Helena Miquel, más acogedora cuanto más se acerca a Jeannette.
Quizás no hayan conseguido aún fundir sin costuras esa voz con los diseños de hip-hop y el conjunto quede poco cohesionado, pero los aciertos anuncian que están en el camino. Las estampas que resultan más coherentes que en los rapeados habituales, el entramado sonoro de las bases que recuerda a Barry White en canciones como “Gigante” y, sobre todo, un intenso lirismo en experiencias como la de “Sólo palabras” avalan al grupo como uno de los más prometedores de la escena nacional. Cuando consigan canciones compactas, no habrá quien les gane.
CÉSAR PRIETO.

Acetre
Dehesario

ACETRE/GALILEO MUSIC

Con una creciente trayectoria de siete trabajos perfectamente asentada, los extremeños Acetre se han ganado a pulso ese estatus de grupo de folk altamente competitivo en términos de sonido, producción y capacidad de exportación. Pero también por su importantísima transformación del cancionero tradicional, riquísima en alusiones mitologico-fantásticas y fruto de un laborioso proceso de investigación. Dehesario es un trabajo asombroso de principio a fin que recoge alboradas, toreras y cantos de matanza, por ejemplo, que han sido llevadas a su propio huerto con una destreza instrumental casi sin precedentes en la zona, apostaría a decir. Esa fértil confluencia entre flautas, violines, guitarras y gaita extremeña, por un lado, y los coros y voces, por el otro, hacen de Acetre un grupo idóneo para dinamitar el techo de las músicas de raíz entre un público neófito. Al frente de la banda se encuentra José Tomás Sousa, que ejerce de director musical y arreglista, amén de darle a la guitarra acústica, los teclados, los panderos, las percusiones y los coros. Y es aquí donde está también la madre del cordero, en ese excepcional cuerpo coral femenino que esparce al viento de la dehesa esa grácil exultancia en piezas como “La danza del mostrenco”, “Mae bruxa” o “La rueda de la fortuna”. Dan ganas de desposar (y poseer) a todas y cada una de estas voces, multipistas incluido. Otra ley que vienen haciendo costumbre desde prácticamente su álbum Canto de gamusinos (1999) son las piezas “portuguesas” que interpretan, experiencia muy natural para un grupo que vive en Olivenza y que mantiene vivo el carácter “fronterizo” de La Marca. Acetre vienen a tardar como cuatro o cinco años en grabar un disco. Por eso cada una de sus grabaciones –o la gira que acaba de ponerse en marcha– se convierten en citas de ineludible cumplimiento.
GERNOT DUDDA.

Antònia Font
Coser i cantar

DISCMEDI

Se arranca en un crescendo a lo “A day in the life”, se convierte de pronto en una página del nacionalismo centroeuropeo de Bartok y acaba diluida en un lirismo que acompaña a la introspección de las palabras. Es la Orquesta Sinfónica de Bratislava y las palabras son las de Antònia Font, los mallorquines que se encapricharon por celebrar sus diez años de existencia con una recopilación construida a base de versiones arregladas para orquesta.
Y aunque el doble CD, acompañado de un DVD con irreverente material de las grabaciones, tiene caídas en lo convencional –“Amazones a sa lluna” resulta desolada y pobre– cuando aciertan seducen más que en sus discos. Mérito de Miquel Àngel Aguiló, que construye los arreglos al milímetro y logra que “Alegría” suene como el mejor Serrat o que “Wa yeah!” se disfrace con un aire pastoril que la confirma como la mejor canción española en lo que llevamos de siglo.
Y mérito también del grupo, que ha jugado con la orquesta como si fuese un instrumento más –incluso la distorsiona– y así consigue apurar todas sus virtudes y dotarla de un punto de locura. Virtudes que, en el fondo se resumen en una: lograr que canciones que están a medio camino entre la música de campamento y la fiesta mayor resulten vitales y expriman aquellos significados que ordenan la vida desde el absurdo.
CÉSAR PRIETO.

Boss Martians
Pressure in the S.O.D.O.

ROCK ON! MUSIC

Hay grupos que nacen con vocación de permanecer alejados del “mainstream”, esa corriente mayoritaria que todo lo puede, que todo lo arrastra. Pese a todo, construyen una sólida carrera en la que los discos consiguen llegar al mercado con una sorprendente regularidad. Es el caso de  Boss Martians, una banda formada  hace ya más de diez años con el objetivo de recuperar los sonidos más crudos del garaje, el punk y el surf americano de los sesenta. Pressure in the S.O.D.O. es su sexto LP y parece que con él se puede resquebrajar esta vocación de maldistismo a la que hacia referencia al principio.  A los hechos me remito Sr. Juez: en los últimos tiempos Boss Martians han sido uno de los grupos revelación del Little Steven’s International Underground Garage Festival, promovido por el guitarrista de la E Street Band (y que también tiene su versión en forma de programa de radio), en el que compartieron escenario con los Stooges y los Strokes. De ahí surgió la posibilidad de que Iggy Pop participara en la grabación Pressure… y que la producción corriera a cargo de Jack Endino (colaborador de Nirvana, Zen Guerilla, Soundgarden…). Además, la edición norteamericana de Rolling Stone les califica como “estrellas emergentes” del rock. Les reto a que lo comprueben por sí mismos en este disco donde encontrarán una potente mezcla de power pop, de la primitiva energía del garaje, surf, la actitud de un primerizo Elvis Costello e incluso algo de blue-eyed soul británico. Sonido compacto, sin fisuras y demoledor. No sé si la estrella de los Boss Martians brillará en el firmamento del rock en un futuro próximo pero de momento ya han dejado discos de impecable factura como este Pressure in the S.O.D.O.
ÀLEX ORÓ.

Caballero Reynaldo
Tic Tac Toe

HALL OF FAME/POPSTOCK!

A Luis González parece importarle una higa el precario estado de la industria discográfica de este país. Cada vez espacia menos la edición de sus álbumes, hasta el punto de que este año han sido dos los álbumes completos que ha sacado al mercado desde su propio sello, Hall of Fame. Sin temor alguno a la saturación. Tras aquel Hispano-Olivetti (2007), en el que se servía del repertorio de un viejo conocido como Malcolm Scarpa, ahora vuelve a valerse de temas ajenos en una selección ecléctica y fiel a una norma que siempre ha marcado su carrera: la inmunidad al veloz traqueteo de las modas. Así, la materia prima a moldear, escogida tan sólo por motivaciones nostálgicas, procede de los repertorios de Queen, Fleetwood Mac, Cardiacs, Stranglers, Split Enz, China Crisis, Beach Boys o Chicago. Y es también la pátina nostálgica, como de disco artesanal parido en una época muy lejana, la que barniza la totalidad de un trabajo en el que la guitarra del gallego Mantel Macia (ex miembro del Guitar Craft de Robert Fripp) y la voz de Marieta Tamarit (vocalista de los valencianos Serpentina) complementan de forma determinante el trabajo de descontextualización del músico de Utiel. Hay versiones relativamente fieles (la de “California girls” de Beach Boys o la de “Magical mystery tour” de Beatles), otras maleadas hasta no parecerse a sí mismas (“Moonchild” de King Crimson o “This is the life” de Cardiacs) y, en un término medio, otras que maquillan su melodía sin hacerla demasiado opaca, manteniendo su espina dorsal bien visible aunque su espíritu haya cambiado (una “If you leave me now” de Chicago desprovista de almíbar, esa serpenteante “Tragedy & mistery” de China Crisis) Y, sobre todo, ganas de divertirse, haciendo de la necesidad virtud –todo el trabajo se desarrolló a través de archivos enviados por Internet– en un universo creativo completamente ajeno a los prejuicios.
CARLOS PÉREZ DE ZIRIZA.