Rockola, Discos. 16 de enero de 2009

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Varios
Motown 50

MOTOWN/UNIVERSAL

La mayor historia musical jamás contada. Se mire por donde se mire. ¿Por calidad y cantidad? Sus canciones gozaban de un exigente sello de fabricación impuesto por sus propios creadores. ¿Por comercialidad? Motown logró un gigantesco récord de más de 100 éxitos Top 10 y 31 Números 1 en EE.UU. ¿Por duración? Si 50 años parece una cifra demasiado redonda para creer, bastan los años que median entre 1962 y 1973 (su época dorada) para quitarle el hipo a cualquiera. ¿Por pundonor y organización? Su factoría estaba perfectamente reglada y estratificada: los compositores componían, los arreglistas arreglaban, los productores producían, los músicos tocaban, los cantantes cantaban y Berry Gordy Jr. regía y mandaba. ¿Por repercusión? Su cantera fue de las más grandiosas que se recuerdan: Michael Jackson, Stevie Wonder, Diana Ross, Marvin Gaye, Lionel Richie, Smokey Robinson…
¿Alguien se ha tomado la molestia de censar una a una todas las versiones que se han hecho alguna vez de Motown? ¿De calibrar pormenorizadamente el poso que su legado ha dejado no sólo en la música de color sino más aún en el pop blanco colón? De eso trataba el exultante “sonido de la América joven”: de la música popular del momento, sin color en la cara. Luego vendrían raros especímenes de Titán –como Marvin Gaye, Stevie Wonder o Norman Whitfield– a complicar las cosas (maravillosamente) y a reclamar parcelas de poder (creativo) y una expansión de formato inusuales para el orden interno del sello. Y triunfaron igualmente, ya a finales de los años 60, aportando ideas que no podían despacharse en singles de 3 minutos y, sobre todo, con esa toma de partido social que la calle venía reclamando. Canciones como “What’s going on” (Marvin Gaye), “Papa was a Rolling Stone” (The Temptations) o “War” (Edwin Starr) –presentes en este triple set recopilatorio–, dan fe de ello. Incluso en una etapa de ominosa decadencia, como la de los años 80 o primeros 90, Motown siguió generando grandes dividendos (con espacio incluso para un Rick James, cuya billetera fue hábilmente birlada por ese Prince del que pronto se habría de oír hablar).
Este nuevo recopilatorio sobre el sello llega coincidiendo matemáticamente con los 50 años de la fundación de “Hitsville USA” en aquel modesto edificio de las afueras de Detroit, un 12 de enero de 1959. La novedad está en que la selección ha sido íntegramente realizada en función de las votaciones efectuadas por el público español. Esto podría explicar, por ejemplo, la ausencia de éxitos claros como “Ball of confusion” o la primera versión de “I heard it through the grapevine” a cargo de Gladys Knight & The Pips, que con la hábil mano de Norman Whitfield señaló el camino al éxito del propio Marvin Gaye. Pero con semejante filón es imposible no acertar, con lo que la selección es tremendamente completa.
Estremece pensar que tanta belleza pudiera ser cierta. Más aún estremece pensar en el destino que estos voluntariosos músicos hubieran tenido de haber creado ahora este sueño. Pero sería entrar en un ejercicio de especulación del que todo aficionado a la música de calidad saldría perdiendo y escaldado.
GERNOT DUDDA.

Varios
Groovadelia 2

VAMPISOUL

¿Dos años de espera son muchos? Depende de para qué, dirá la mayoría de ustedes. Puede ser un lapso irrisorio de tiempo si de lo que se trata es de acabar de pagar la hipoteca, pero seguro que es un período que se hace interminable si de lo que se trata es de esperar la llegada de algo que se anhela con impaciencia. Esto es los que pasa con el segundo volumen de Groovadelia 2, la recopilación dedicada a los mejores sonidos actuales de música negra (funk, soul y jazz) “made in Spain”. Groovadelia es un proyecto ideado y materializado por el sello Vampisoul junto a la revista Enlace Funk y el Club Afrodisia, y recopilado por Miguel Ángel Sutil, José Gustavo Cabrerizo y Señor Lobezno.
El disco (editado en CD y LP) incluye 24 temas de otras tantas bandas que no habían participado en la anterior entrega del recopilatorio, lo que nos proporciona información para una primera y categórica aseveración: en España hay cantera de formaciones de música negra. Ahora bien, si somos de los que creemos que cantidad no es igual a calidad, nos debemos preguntar a qué nivel se encuentran todas estas formaciones. La respuesta es que todas brillan a gran altura. Las hay que ya tienen una larga trayectoria discográfica como la Fundación Tony Manero o Five Mix Colors. Otras que son una agradable sorpresa como Glen Anthony Henry, que evoca sonidos añejos de hace tres decenios de la mano de Carlo Coupé y el cantante norteamericano Glen Anthony, o The Psycho Pixie Puck, con el sonido más crudo de cuantas formaciones participan en Groovadelia pero ninguna te deja indiferente.
Lo importante ante un disco de estas características es dejarse llevar y bailar al tiempo que se descubren nuevas bandas por los que… ¡Vayan raudos a comprarse una bolita de espejos para el comedor de su casa y disfruten!
ÀLEX ORÓ.

Circus
Todavía el sol

LOCOMOTIVE

No hacen nada nuevo pero cubren un flanco importante a nivel musical dentro de la escena española. Circus vendrían a ser al panorama hispano lo que bandas como HIM son al internacional: oscuridad gótica de aspiraciones “mainstream”. Producción limpia, bien pulida y retórica romántica. Sí, los españoles evolucionan con más inteligencia que los finlandeses y la comercialidad se mantiene aunque cediendo a arreglos curiosos para contentar al rockero y conquistar a las jóvenes universitarias de rimel oscuro, pero la influencia de la banda de Ville Valo es marcada, exactamente igual que la de los Söber más comerciales (hay colaboración de Carlos Escobedo). No obstante, su fórmula funciona, las canciones se sostienen y luchan por una personalidad propia que da muy buenos resultados.
Actualmente España cuenta con pocos grupos que deseen abarcar público sin centrarse en un sector único (a este nivel tan solo parecen destacar Romeo y Moebio). Goth rock para todos.
Las canciones de Todavía el sol funcionan francamente bien y destaca con qué buena mano han integrado el sonido de teclados sobre un relieve donde mandan las guitarras y las agradables texturas de voz de Pablo, un vocalista versátil y comedido que quizá se pierde en unas letras un tanto herméticas que no dejan de ser las requeridas por el género. Buen acabado, qué duda cabe, para un disco hecho a medida de las nuevas generaciones vampiras. Como un traje a medida. Negro, eso sí.
JUAN JOSÉ ORDÁS FERNÁNDEZ.

Joan Osborne
Little wild one

PLUM RECORDS/NÄIVE

Tras dedicar obviamente un álbum (casi) entero a su colección privada de versiones (Breakfast in bed), Joan Osborne regresa con ganas de igualar, al menos, el listón que alcanzó en 1995 con el disco que contenía su célebre “One of us”. Ha repescado al mismo equipo que tuvo por entonces, que incluye a los compositores Eric Bazilian y Rob Hyman –miembros de los Hooters–, y al productor Rick Chertoff, responsable de un sonido y unos arreglos maravillosos. No es de extrañar que podamos encontrar canciones tan arquetípicamente Joan Osborne (como la espectacular “Meet you in the middle”), en las que su particular visión del soul queda poderosamente “blanqueada” por esa voz campesina, su querencia por las guitarras y los medios tiempos, y esas armonías tan “lennonianas” que desprenden baladas-himno como “Cathedrals” o “Bury me on the Battery”, que además cuentan con una deliciosa presencia del piano. Once canciones nuevas (y ninguna versión), y a cada cual más espiritual. En las dos primeras (“Hallelujah in the city” y “Sweeter than the rest”), se desbordan las Rickenbacker (y la batería del ex Wings Steve Holley) y esto conecta a la dama-de-los-millones-de-fans-no-autodeclarados con la psicodelia de los mismísimos Byrds.
El disco gana mucho mucho con cada nueva escucha, y hay que darle chicha, muuucha chicha.
GERNOT DUDDA.

Harmful
7

NOIS O LUTION/LOCOMOTIVE

Hubo un momento a mediados de la década de los 90 en el que parecía estar cociéndose un interesante movimiento alternativo a nivel “underground” en la América anglosajona. Grupos como los neocelandeses Shihad o los galeses Feeder (aún activos a día de hoy) mostraron dignas credenciales, una corriente de agua alternativa al moribundo grunge, nueva savia para el post-adolescente planetario. No fue así, quizá faltó empaque, quizá el monstruo del nu-metal devoró con alevosía la mentalidad de la pubertad mundial, pero no llegó a existir una condensación ni cimentación estilística.
Precisamente a esa camada pertenecen los alemanes Harmful, grupo de corte alternativo un tanto influido por los actuales reyes del género, Queens Of The Stone Age. Se trata de una buena banda, corredores de fondo (desde 1992 no han trascendido en el panorama) cuyo trabajo resulta francamente entretenido. 7 fue editado en 2007 pero es ahora cuando su distribución está alcanzando cotas lógicas a nivel de mercado. Producido por Billy Gould, Harmful apuestan por melodías serpenteantes, guitarrazos actuales y aunque no son precisamente frágiles si destilan cierta emotividad innata.
JUAN JOSÉ ORDÁS FERNÁNDEZ.

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