Rebeca Jiménez: Sobre el cielo de Madrid

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«Hay todavía un poco rollo machista. La verdad es que sí. No me lo esperaba, porque por los años en que vivimos no me lo esperaba. Lo he experimentado en ciertos momentos»

Con su segundo disco, «Valiente», Rebeca Jiménez se confirma como una de las voces femeninas más interesantes de la actualidad nacional. Chema Domínguez charla con ella.

 

 

Texto: CHEMA DOMÍNGUEZ.

 

 

De mirada intensa y firme en sus canciones. Así se muestra Rebeca Jiménez ante el estreno de su segundo disco. Al abrir «Valiente», llegan rápidas las buenas vibraciones como las descritas por Álex Ferreira en ‘Los discos daban vueltas’. Alguien que tiene como referentes destacados a Van Morrison y Win Wenders puede componer la mejor canción o no, pero magia y buen hacer seguro que hay. Porque lo difícil está en transmitir, en emitir y recibir señales de comunicación. Rebeca ha logrado poner todo a su favor, no sin una preparación musical extensa y temprana más una trayectoria que la ha llevado a diferentes aguas musicales, enriqueciendo su capacidad compositiva. Además, la producción de Bori Alarcón permite respirar libremente a las canciones. Una acertada fotografía e imagen de portada, acompañada de su señera estrella roja, le deja airear su valentía mientras en el interior propone levantarse, mirar al frente y dar una patada a la tierra del camino. Esa misma tierra sobre la que a veces nos tiran o nos dejamos caer.

¿Cómo enfrentas el momento de viajar de «Todo llegará» a «Valiente»?
Lo empiezo a componer estando al tiempo de salir «Todo llegará». La primera fue ‘Salto al vacío’. Ha sido un proceso largo de composición. Como «Todo llegará» ha tenido un recorrido largo con la primera edición, reedición… La verdad es que ha dado mucho de sí, cosa que ha sido maravillosa. Y yo no he parado de tocar, con diferentes formatos, pero no he parado. Y a la vez escribiendo canciones. Hay temas de dos años y pico, y otros de hace dos meses. Tampoco me encierro a escribir…

¿Aplicas un «método natural» a la composición?
Sí, no he hecho una nueva entera a propósito para Valiente. En general, voy haciendo.

Citas ‘Salto al vacío’, tal vez una de las más intensas en cuanto al sentimiento que destila el texto. ¿Tiras de biografía o te refugias en historias ajenas?
Me gusta tirar de cosas personales pero no quedarme ahí, porque además me parece aburrido. Casi me gusta más inventarme. Y eso que no he empezado a inventarme del todo, porque voy a inventarme mucho más. En «Valiente» he hecho muchas canciones que salen de dentro, de vivencias, y otras a partir de un sentimiento mío. No todas cuentan un rollo tan personal, para mí esa es la diferencia con el anterior. En este intento que las canciones tengan un toque más positivo, que sean más luminosas. Y en ese sentido hablo un poco más de pensar en las cosas que son realmente importantes: «vamos a celebrar más, vamos a dejarnos de rollos y pensar en las cosas que son de verdad». En este caso hablo de la canción ‘De qué lado estás’, que va muy al grano. Pasa lo mismo con ‘Creer en ello’, que además cierra el disco. Parte de una historia personal que es recordar cómo lo pasé hace dos inviernos; este último fue muy bueno pero el anterior fue muy duro, literalmente lo pasé mirando al fuego. ‘Creer en ello’ viene de ahí, de ese recuerdo; empieza diciendo: “No quiero pasar un invierno más aquí, de cara a la pared…” Pero no he querido recrearme en el drama del invierno duro, en esa idea, sino «vale, pero no quiero y por eso voy a cambiarlo». Y entonces no voy a pasarlo mal yo, ni tampoco la persona que esté conmigo. Por eso invito a la gente a que crea en las cosas y por eso ‘Creer en ello’. Si crees en ello, funciona.

Musicalmente has buscado subrayar esa idea con el desarrollo instrumental, las canciones empiezan desnudas y van enriqueciéndose, subiendo la intensidad.
Sí, lo hemos buscado con el productor y el preproductor, Martín Tudeski. Fue muy importante porque él me animó mucho a eso: «Por favor, si esto lo estás diciendo así, míralo a ver cómo lo dices si lo dices en el lado contrario». O intentar eso, que los temas exploten. Que la actitud de los temas sea tirar más para arriba, a diferencia con el otro disco. Y eso lo tenía claro el productor también. Sabes, como lo que más hago es tocar, en los directos me imaginaba bastante un repertorio donde hay temas que van a tirar del repertorio a saco. Es fantástico. Hemos podido hacer ya alguna prueba ante el público y es un cañón.

¿El público reacciona bien y lo agradece?
Es que es impresionante. El disco tiene las dos partes. Está pensado el orden como si fuese un antiguo vinilo. Cara A, cara B. La primera parte del disco entra a saco, y son los temas más arriba casi, luego la segunda parte es más reflexiva. Entre medias está, partiendo, ‘Salto al vacío’, que está desnuda.

¿Entonces, no te conformas, estás decidida a ampliar familia con este planteamiento?
Total, sí, sí, por favor, eso espero [risas].

Aunque hoy es algo absurdo preguntar por cifras de venta, por curiosidad, ¿qué tal fue ‘Todo llegará’?
Sorprendentemente bien, se vendieron 5.000 discos, que es un subidón hoy en día. Tanto la compañía como yo nos llevamos una gran alegría. Además, siempre pensaba «cuando venda 5.000 haré un fiestón». Así que hay que hacerlo. Es para dar gracias.

¿Tienes cuenta en Spotify?
Sí.

¿Qué opinión tienes del formato digital y cuál es su parte positiva?
Todos estos pasos los vivo fatal. Cambiar de vinilo a CD ya me resultó rarísimo, extrañísimo. No entendía el formato, lo veía pequeño, «esto es muy metálico», pensaba. Un drama. Luego estaba feliz con el compact y me encantaba comprar discos y tenerlos. Y ahora, tenía ya un iPod pero al hacer un viaje, nada, una bolsa llena de CDs. No lo entendía todavía. Pero ahora ya he caído en que el iPod es maravilloso, comodísimo. Ya me he acostumbrado. Compro mucho por iTunes y me encanta, porque una mañana y viviendo en el campo como vivo yo, lejos, de repente, yo quería el disco tal de Peter Gabriel o de no sé quién. Miras, y está ahí, una maravilla. Luego hay que intentar conseguirlo físico, pero me parece fantástico. Además hay precios buenísimos. No entiendo las descargas ilegales, estoy en contra y además me pongo muy mal si hablamos de las descargas ilegales, me parece un horror…

…Comparto el sentimiento. Por eso, en este caso, quería preguntarte por lo positivo.
Por lo menos en Spotify está controlado y es que más barato no puede ser. Que puedas escuchar toda la música del mundo que quieras por diez euros al mes, y te la puedas llevar en tu iPod o en tu tal, no me fastidies, qué más. Vale ya. Ahora sólo hace falta que haya una sana competencia.

No quería pasar por alto tu relación con el cine, aunque profesionalmente esté aparcada desde hace tiempo. ¿Cuál es tu peli más inspiradora?
Pues al cine hace bastante que no voy porque me pilla lejos. Hay varias, déjame que piense.

Como ya ha quedado claro, Van Morrison es la casa musical a la que vuelves con más frecuencia. ¿Y de aquí?
Antonio Vega y Quique González.

Quique marcó un giro estilístico en tu carrera, que es el actual ¿Es definitivo?
Sí, pero me gustaría inventar. No porque no inventemos nada, lo haces a tu manera pero dentro de eso el siguiente disco me gusta hacerlo de otra forma. Porque siempre estoy inquieta artísticamente, en el sentido de qué ilusión pensar en algo diferente dentro de lo que soy. Porque este disco se enlaza con el otro pero también tiene cosas nuevas.

De tu paso por la electrónica y de Madrid de los Austrias ¿ves la posibilidad de utilizar algún recurso ahora?
Mínimos. En principio no. Este disco tiene algún toque, no electrónico, pero si algún tipo de sonido que no es tan clásico del rock, bueno, quizá en los 70 se usaba, hasta ahí sí. Pero ese paso no lo veo, no me apetece.

Has contado con Carlos Tarque como corista de lujo.
Somos íntimos desde hace 15 años y desde el primer disco me decía: «¿no me vas a invitar a cantar?» ¡Él me pedía colaborar! Y luego hicimos una colaboración con Rubén y con Leyva, en ‘Despertarme contigo’, pero para este le dije: «tienes que venir, para unos coros».

Pero muy destacados, no se pueden ocultar.
No, yo feliz. También está mi hermana, Gastelo. Son coros de verdad. Luego están los profesionales porque hay mucho coro en este disco. Con Carlos es muy natural, muy de verdad.

«No quiero que estén pensando en cómo cerrar bares, en cómo prohibir la música, en prohibirla en la calle»

Como mujer, ¿se extinguieron las diferencias en el rock o esa barrera aún no está rota?¿Has padecido algún agravio?
Sí. Hay todavía un poco rollo machista. La verdad es que sí. No me lo esperaba, porque por los años en que vivimos no me lo esperaba. Lo he experimentado en ciertos momentos.

¿Por parte de medios, salas, compañías…?
Más en el rollo interno.

¿Con los propios músicos?
Sí, es un poco fuerte. Con los míos, no.

De las actuales y afortunadamente buenas y abundantes voces femeninas, ¿cuál te atrae más?¿Con quién te gustaría compartir micrófono?
Con la que más sería Gastelo. Es realmente con la que quería colaborar y así ha sido. Después hay cosas muy interesantes, fíjate, hay alguien que me mola mucho y es Najwa Nimri. Me interesa bastante.

Y ahora con su paso idiomático y hacia sonidos más analógicos, más cálidos, quizá haya un punto en común.
Sí, sin duda.

Y de las, digamos, clásicas.
Luz Casal. Con la que me gustaría cantar una canción o que cantase una mía sería Luz.

Acuérdate de la película…
«El cielo sobre Berlín», de Win Wenders. Me encanta Wenders. Es una peli muy rara, vale, pero es muy inspiradora, es extraña.

Participaste en «Shacky Carmine», ¿veremos alguna vez una buena película sobre música hecha aquí?
Es difícil, ¿te refieres tipo «Once»?

Desde cualquier perspectiva.
Es difícil, y yo he hecho una. No refleja para nada lo que hay. Creo que hay gente que sí lo podría hacer. Hay directores ahora que sí podrían.

Habrá que convencerles.
Pues sí, pero es muy difícil. El problema es el guión, no caer en clichés, no exagerar todo… Creo que quedaría mejor si la película se protagonizara por músicos de verdad, no por actores haciendo de músicos.

Dentro de la crisis del sector, se responsabiliza mucho a las discográficas, sobre todo a las «multis», de haber talado el bosque y no haber replantado ni un árbol, ni preocuparse de que había que hacerlo. Tú estás con Warner, ¿satisfecha?
Sí, es que son fantásticos conmigo. No puedo tener ni una queja, me respetan, confían plenamente en mí, apuestan por ello. Qué voy a hacer, estar agradecida.

Muchos vienen de haber fundado sellos independientes, de ser músicos.
Sí, el tratamiento conmigo ha sido de lo que era más DRO.

De ese Madrid del que surgió DRO, GASA y tantas, ¿viviste algo, qué eco te llega?
Era muy pequeña. Pero me llega que era más divertido. Ahora prohíben más y más cosas, y es otro tema que me pone tan nerviosa como los piratas de las descargas. No quiero que estén pensando en cómo cerrar bares, en cómo prohibir la música, en prohibirla en la calle. Tengo amigos con un bar de buen rollo absoluto, haciendo música en directo y se lo tienen cerrado. Me da mucha rabia. Me parece fatal, y que Gallardón o a quien le corresponda haga algo.

Y que la calle es de todos.
Claro.

Desde aquí puedes acceder a la web de Rebeca Jiménez.

 

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