Enrique Bunbury y David Bowie

Autor:

PUNTO DE PARTIDA

«Escuché esa casete cientos, miles de veces, hasta que tomé la decisión de comprarme el disco en vinilo y, a partir de ahí y en los años sucesivos, la restante discografía de David Bowie»

 

Regresa una sección clásica y lo hace de la mano de (ni más ni menos) Enrique Bunbury, quien, en periodo de descanso tras su extensa última gira, nos cuenta que el disco que le cambió la vida fue «The rise and fall of Ziggy Stardust and the Spiders from Mars» de David Bowie.

 

David Bowie
«The rise and fall of Ziggy Stardust and the Spiders from Mars»
RCA, 1972

 

 

«The rise and fall of Ziggy Stardust and the Spiders from Mars», fue un disco determinante en mi concepción primera del rock and roll. Creo que alguien me había grabado el álbum en una casete, pero no le había hecho demasiado caso, quizás se quedó amontonado en una estantería esperando un momento que no llegaba. Hasta que se montó la I Muestra de Pop-Rock y Otros Rollos en Zaragoza en el año 84. En la Muestra, aparte de cientos de grupos tocando desde primeras horas de la mañana, exposiciones y demás, había una pequeña sala de cine donde proyectaban algunas de las películas clásicas del rock. Entre ellas, el film de Pennebacker sobre el concierto en el Hammersmith Odeon, en el que Bowie se despedía definitivamente de Ziggy. Cuando apagaron las luces y empezó el show, la presencia escénica de Bowie, el concepto del espectáculo narrativo, la ficción mezclada con la realidad… me hipnotizó y me convenció definitivamente de que el escenario podía ser algo más que un simple lugar de encuentro entre músicos enfrascados en sus corcheas. A partir de ese momento volví a por esa casete y la escuché cientos, miles de veces, hasta que tomé la decisión de comprarme el disco en vinilo y, a partir de ahí y en los años sucesivos, la restante discografía de David Bowie.

En Zaragoza todos comprábamos los discos en Linacero, en Cara B o en el rastro. Creo recordar que mi copia de «Ziggy», la compré en Linacero. La tienda, era un lugar de encuentro de aficionados y músicos que aspiraban a montar la banda que rompiera definitivamente con la maldición maña. Yo pasaba muchas horas semanales rastreando las cubetas de la tienda, esperando encontrar alguna joya rebajada o toparme con algún pintas con gustos parecidos. Aunque, en general, casi todos los discos que había conseguido comprar hasta la fecha, los adquiría en el rastro, de segunda mano.

Sigue pareciéndome un disco magnífico. Como tantos álbumes de los setenta y de los sesenta en los que el minutaje era reducido y se adaptaba a la capacidad del vinilo. Sin fisuras, no sobra nada, nada le falta. ‘Rock’n’roll suicide’, ‘Lady Stardust’, ‘Five years’, ‘Ziggy Stardust’, ‘Moonage daydream’… Las composiciones, son las más pop de toda su carrera. Recuerdo escuchar ‘Starman’ y pensar que esa canción ya existía en algún lugar, antes de que la grabara. Que él, simplemente, había alargado la mano y la había alcanzado antes que ninguno de nosotros.

La voz de Bowie, durante todo el disco, es más aguda, juvenil. Nunca antes y nunca después cantó así, como para conectar con todos los «teenagers» inadaptados del planeta tierra. La mezcla de las guitarras acústicas y eléctricas hacen de sus magníficas melodías un entramado rock y pop fascinante.

Hace tiempo que no escucho el álbum entero. Lo escuché tanto, que ya no me apetece volver a él, porque ya habita en mí. He pasado por todas las demás etapas de Bowie y siempre me apetece reivindicar y revisitar algo de las más oscuras o de las más imperfectas. Pero si tuviéramos que hacer un listado de los cinco mejores discos de David Bowie, dejando de lado nuestros gustos particulares o momentáneos, sin hacernos los interesantes y siendo un poco objetivos, indudablemente, «The rise and fall of Ziggy Stardust and the Spiders from Mars» debería estar entre ellos.

 

Anterior entrega de Punto de partida: Maez y José González.

 

© EFEEME.COM, prohibida la reproducción total o parcial.

Artículos relacionados