Punto de partida: Alfa y AC/DC

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«Cuando llegamos al estribillo de ‘Inject The venom’ cambió mi percepción de las cosas, supe que sería músico, supe que era lo que más me gustaba del mundo»

Alfredo «Alfa» Fernández estuvo, ahí es nada, con Buenas Noches Rose y con Le Punk, ahora anda solo bajo el nombre de Alfa y tiene ya un par de epés como paso previo a su primer largo. Hoy nos cuenta que un disco de AC/DC le cambió la vida.

AC/DC
“For those about to rock”
EPIC, 1981

 

 

Me costó casi tres meses convencer a Carmina de que hacer una inversión de ochocientas pesetas en un disco era algo razonable. Yo estaba en séptimo de EGB, tenía doce años, hasta entonces me las había apañado con las cintas TDK de noventa, cabía un álbum por cada cara y eran baratas, las podía asumir con mi paga (doscientas pesetas los sábados) si me cortaba de comprar gusanitos y chicles. Cuando mi madre me dijo que sí, recuerdo volverme loco para elegir qué compraría, coger las revistas del Discoplay y mirar todas las portadas, leer las críticas del «Heavy Rock»… porque evidentemente iba a ser un disco de rock duro.

También lo hablé con mi amigo Keko, pero él era mucho más heavy que yo, estaba empeñado en que comprase un disco de Judas Priest… Yo estaba en el ajo, no me entendáis mal, luchaba con mi madre por mantener la greña lo más larga posible (perdí esta batalla cotidianamente, hasta los quince años, cada dos o tres meses…) pero no me iba el rollo de las tachuelas y las cadenas. Finalmente fue “For those about to rock” de AC/DC, en Discoplay.

Discoplay, para los que no lo sepan, era una revista de venta por correo, tenían un par de tiendas en Madrid, una en Gran Vía y otra en Azca, pero no pude entrar en esa lucha con Carmina. Ya me había soltado la pasta, no me habría dejado ir a la tienda a pillar el disco solo por no parecer blanda. Además, para la mentalidad de aquellos días un autobús y dieciocho paradas de metro eran demasiado para un niño de doce años… Así que lo pedí por correo.

Conocía todo el material de AC/DC hasta ese disco, porque a un colega de Carlitos le tocó toda la discografía de los de Angus en un concurso de la radio, así que durante unos meses desfilaron por casa todos los álbumes hasta “Back in black”. Ya sabía que eran los mejores.

Esa semana solo esperé. Esperé a que llegase el disco haciendo lo típico que hace un crío, pero cuando me llegó, me encerré en casa con Keko. No sé si decir que sufrí una epifanía sería exagerar un poco, pero cuando llegamos al estribillo de ‘Inject The venom’ cambió mi percepción de las cosas, supe que sería músico, supe que era lo que más me gustaba del mundo.

Desde ese día concentré mis energías en que Carmina me comprase un guitarra… un año después ya la tenía. Puede que haga diez años desde que lo escuché por última vez. Ninguna excusa mejor que este artículo para hacerlo. Es mejor así, cuando lo escucho me sabe la boca a… no sé, a esos días…

“For those about to rock” se ha convertido para mí en una máquina de saltar en el tiempo. También es esa primera compra, mi primer disco y se llama “A todos los que están metidos en el ajo del rock»… ¡Un Saludo!”

Anterior entrega de Punto de partida: Zahara y Low.

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