Pumuky: Sintetizadores y poesía para remontar el vuelo

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“Yo no tenía muy claro si quería mantener a Pumuky con vida, pero en el caso de hacerlo necesitaba tener a la banda cerca de mí y de mi hermano Noé, conseguir una dinámica de trabajo y de ensayos que llevábamos años sin poder llevar a cabo, y recluté a Adán Zeus y Daniel Benavides”

 

Once años después de fundar la banda y con otros compañeros de carretera, Jaír Ramírez presenta “Justicia poética”, el cuarto trabajo discográfico del grupo afincando en las Islas Canarias. Xavier Valiño les entrevista.

 

 

Texto: XAVIER VALIÑO.

Fotos: ZHANA YORDANOVA.

 

 

Han pasado cuatro años desde “Plus ultra”, pero Pumuky seguía vivo. Desde entonces y hasta la reciente publicación de “Justicia poética”, su cuarto álbum, hubo cambios de formación, conciertos y giras dentro y fuera de nuestras fronteras, y un single para la colección Dedicatessen del sello Jabalina, ‘Pumuky y el eterno femenino’. Refundado el grupo en las Islas Canarias, lugar de donde proceden los hermanos Jaír y Noé Ramírez (originarios de Icod de los Vinos, Tenerife), en este nuevo álbum las baterías han sido sustituidas por orfebrería electrónica. Grabado en Telde (Gran Canaria) junto a un estrecho colaborador del grupo, José A. López, cuenta en su portada de nuevo con un diseño del ya habitual Xavier Jalón. Al habla con Jaír Ramírez.

 

Este disco parece venir marcado por dos hechos muy concretos. Primero, la incorporación de Adán Zeus y Daniel Benavides, con los que ya lleváis dos años y que parece han conseguido asentar la formación, además de tenerlos cerca, en Gran Canaria. ¿Tenéis también esa sensación?

Cuando finalizamos la gira de “Plus ultra” los que estábamos en Pumuky por aquel entonces decidimos no seguir juntos. Llevábamos varios años funcionando, unos en Barcelona y otros en Canarias, lo que ya era bastante complicado, pero en ese momento algunos compañeros se marcharon de España, por lo que ya era insostenible continuar. Yo no tenía muy claro si quería mantener a Pumuky con vida, pero en el caso de hacerlo necesitaba tener a la banda cerca de mí y de mi hermano Noé, conseguir una dinámica de trabajo y de ensayos que llevábamos años sin poder llevar a cabo, y es cuando recluté a Adán Zeus y Daniel Benavides, dos jóvenes músicos de Gran Canaria que tocaban en bandas que me habían llamado la atención y con los que pensaba que podíamos congeniar. Y así fue, llevamos más de dos años juntos, y por supuesto esto le da una estabilidad a la banda que luego repercute en los conciertos y en el disco que acabamos de publicar.

 

Por otro lado, el grupo carece de batería desde la gira mexicana a principios de 2014, algo que dejasteis claro con el relato de aquella aventura. Da la impresión de que eso ha condicionado y marcado la composición del nuevo álbum.

Sí, fue otro condicionante importante, aunque no traumático. Al llegar de la gira mexicana con la plaza de baterista de nuevo vacante teníamos que elegir entre dos opciones: arriesgarnos a perder todo el año esperando que apareciera uno o arriesgarnos a grabarlo entre los que permanecíamos, que fue lo que terminamos haciendo. El uso de la electrónica no es nuevo en Pumuky y nos apeteció usar de nuevo estas herramientas en “Justicia poética”, pero intentando que este giro argumental no nos limitara, sino todo lo contrario, que nos permitiera ahondar más en el sonido que estábamos buscando. Fue una decisión algo temeraria, porque además nos habíamos puesto un plazo de seis meses para entrar al estudio con lo que tuviéramos, pero finalmente pensamos que tomamos el camino adecuado.

 

No sé si las canciones ya estaban antes y hubo que adaptarlas o se fueron haciendo teniendo presente lo que había.

Teníamos algunas canciones escritas, pero no estaban estructuradas; el bruto del trabajo llegó al regresar a casa de la citada gira.

 

Recuerdo que cuando Bill Berry abandonó R.E.M., dijeron que para grabar su disco “Up” habían tenido que aprender a funcionar como un perro de tres patas. ¿Habéis pasado por un aprendizaje similar, un curso acelerado en el que funcionar con los nuevos elementos a vuestra disposición? ¿Eso lleva también a utilizar más profusamente los sintetizadores?

Pumuky hemos publicado siete referencias discográficas, contando EPs y 7”, y por diferentes circunstancias en ninguna hemos repetido formación, no es una situación nueva ni para mí ni para mi hermano. Es una cuestión de adaptación a un nuevo entorno, pero protegiendo al mismo tiempo que la esencia del proyecto no se vea perjudicada. Cada persona que se ha unido en estos años ha enriquecido la propuesta de una u otra manera, pero considero que Pumuky no ha cambiado en todo este tiempo, lo que para mí es importante. Sintetizadores siempre hemos usado, somos unos enamorados de sus sonoridades porque te permiten construir texturas y atmósferas difíciles de conseguir con otros instrumentos. Es cierto que al entrar una tercera guitarra eléctrica con tanto peso como la de Adán Zeus en “Justicia poética” me pude liberar de algunos elementos y enfocarme más en los sintes, y me desaté un poco la verdad (ríe). Además las cajas de ritmo y esos bajos tan especiales que compuso Dani enlazaban muy bien con ellos.

 

¿Sois conscientes de que algunas canciones de este disco exigen más del oyente, aunque puede ser también que por ello proporcionen más satisfacciones?

Hoy día parece que todo tiene que ser inmediato y directo, pero poder escuchar una canción de una banda muchas veces e ir descubriendo algo nuevo en cada escucha habla muy bien de ella, en mi opinión. A veces son esas canciones, las que se dejan descubrir poco a poco, las que te atrapan y no te dejan escapar por mucho tiempo.

 

‘Taniyama-Shimura’ enlaza más con vuestro disco anterior, creo, además de convertirse en el momento más claro del disco. ¿Es el tema que más está gustando, el próximo single? No sé si habéis tenido oportunidad de tocar alguna ya en directo y saber cuál tiene mejor reacción del público.

Justo estamos empezando ahora a tocarlas por primera vez en directo, en los primeros conciertos de presentación. ‘Taniyama-Shimura’, ‘La venganza de Rubik’, ‘Escritura automática 9mm’ o ‘Teoría de cuerdas’ son algunas de las canciones que percibimos que empiezan a gustar más por el momento… aunque nos está llegando feedback de prácticamente todas, lo que nos alegra.

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Varias de las canciones se enredan en una espiral sónica que parece ser el marco más adecuado para construir las canciones (‘Teoría de cuerdas’, ‘Suprahombre’). ¿Es algo consciente? ¿Es la estructura que mejor combina o expresa la angustia existencial de algunos textos?

No todo es premeditado ni fríamente calculado; cada canción va pidiendo lo que necesita, y la vas construyendo poco a poco en base a esas sensaciones que te dan. Con frecuencia no puedes explicar por qué una canción termina sonando de una manera en específico, sencillamente llegaste a eso…

 

Hay una desazón evidente en las letras, la constatación de que las relaciones personales no son fáciles. ¿Os movéis mejor en esa tesitura? ¿Es algo necesario, una catarsis para seguir adelante en vuestra vida diaria?

Las relaciones personales pueden no ser fáciles, pero prácticamente todo el disco habla de la necesidad de buscar consuelo y paz, incluso salvación, en otras personas.

 

Sin embargo, los personajes de las canciones no acaban de rendirse del todo, y el final de ‘Crash’ aporta un atisbo de esperanza: “saldremos de esta”. Supongo que esa frase ahí es intencionada para contrarrestar todo lo anterior.

La letra de ‘Crash’ podría resumir de qué tratan todas las demás canciones, y esa última frase del disco, “saldremos de esta”, podría ser el leitmotiv de “Justicia poética”.

 

Vuestras letras parecen inmunes a lo que está pasando a nuestro alrededor. Creo que ‘Suprahombre’ lo expresa muy bien: “¿Qué revolución te atreves a contarme? Soy más de auto-extinción revolucionaria. Si no creo ni en mí, en quién quieres que crea. Yo sólo quiero que nunca me dejes solo…”. ¿No os sale meterse en otros temas, las letras de Pumuky tienen una temática muy clara o creéis que no es ese el camino que deben seguir los músicos de rock?

Aquí discrepo, lo que pasa es que creo que hay diferentes formas de tratar un tema. Para mí ‘Suprahombre’ es claramente una canción política, que envía un mensaje político, aunque sea escéptico, y canciones como ‘La venganza de Rubik’ pueden reflejar una situación socio-económica concreta y de actualidad. No tengo ningún tabú a la hora de escribir las letras, y en mi opinión suelo tratar temáticas muy dispares; en ocasiones puedo ser bastante claro y explícito, en otras prefiero que las canciones tengan varias lecturas y estar tratando varias cuestiones en diferentes planos. Casi nunca una canción de Pumuky habla sólo de lo que en apariencia habla.

 

¿Habrá algún día continuidad para la temática de leyendas aborígenes canarias como las canciones del EP “Pumuky” en 2011?

Participábamos en un ‘Club del Single’ donde cada 7” debía estar dedicado a algo, y adaptar folclore canario, en forma de narraciones orales, fue una experiencia bonita en ese momento, pero no creo que tenga continuidad. Como ejercicio está bien, como ese otro 7” inspirado en el “Fausto” de Goethe, pero preferimos no encorsetarnos bajo ningún temática y tener vía libre para expresar lo que vemos conveniente en cada momento.

 

Hace poco preparásteis una selección musical con nombres como Ariel Pink’s Haunted Graffiti, Beach House, Broadcast, Caribou, Deerhunter, Dominique A, Fuck Buttons, John Maus, Melody’s Echo Chamber, Nick Cave & The Bad Seeds, Silver Apples, Slowdive, Sparklehorse, Sufjan Stevens, Suicide, Sun Kil Moon… La mayoría son artistas de ahora que siguen grabando. ¿Son influencias directas en estas canciones o forman parte de vuestra biografía musical y siempre están ahí?

Son algunas bandas que hemos escuchamos con frecuencia en los últimos tiempos, pero podríamos haber elegido otras. No es que hayamos buscado influencias en ellas para este disco, pero seguramente nos habrán influido de alguna manera, aunque no sepa explicarte cómo. Los seres humanos somos esponjas, estamos recibiendo estímulos todo el tiempo, y eso se ve luego reflejado en cualquier acción que hagas, aunque no seas consciente.

 

Me llamó la atención el único grupo español citado, Viento Smith, que me confirma una relación que había vislumbrado entre sus canciones y las vuestras.

No recuerdo bajo qué condicionantes hicimos esa playlist, pero podríamos haber citado otras muchas bandas españolas, porque solemos estar al tanto de lo que se hace por aquí. Pero sí, nos gusta mucho lo que hacen Viento Smith y proyectos de la familia como McEnroe, con los que pienso que conectamos en muchos aspectos.

“El bosque en llamas” ha contado con una reciente reedición en vinilo. ¿Sigue siendo vuestro disco de mayor aceptación, aquel que os mencionan una y otra vez?

En ese disco están ‘Si desaparezco’, ‘Los enamorados’ o ‘El eléctrico romance de Lev Termen y la Diva del Éter’, algunos de nuestros temas más conocidos. Para mucha gente “El bosque en llamas” sigue siendo su disco de referencia de Pumuky. Pero hay muchos otros que prefieren el “Plus ultra” por otros motivos, y aún estamos por ver qué pasará con “Justicia poética”.

 

En México, ¿qué conocían y qué esperaban de vosotros? ¿Qué fue lo que más os sorprendió?

En nuestro tour mexicano queríamos hacer un repaso por toda nuestra discografía, porque no sabíamos cuándo íbamos a poder volver y éramos conscientes de que había algunas personas que nos seguían desde hace muchos años. Llevábamos en el repertorio canciones desde nuestro debut, “De viaje al país de las tormentas”, pasando por “Los exploradores perdidos”, el EP previo a “El bosque en llamas”. Nos sorprendió encontrarnos seguidores muy fieles que lo conocían y cantaban absolutamente todo, desde la canción más antigua a la más nueva. Incluso nos pedían canciones que nunca han sido publicadas y que sólo quedaron registradas en alguna demo. En casi todos los conciertos aparecía alguien con nuestra discografía completa para que se la dedicáramos. Fue muy impactante para nosotros, realmente son un público muy especial.

 

La sensación desde fuera es que Pumuky siempre está pensando en cómo seguir moviendo el grupo, en cómo hacerlo avanzar. También da la impresión de ser todo bastante autogestionado, con el agravante de tener que armarlo desde las Islas Canarias. ¿Cuesta mucho, compensa, hay ganas de tirar la toalla a veces?

Creo que has dado en la clave: hemos tenido motivos para dar por finiquitado el proyecto tres o cuatro veces, pero aquí seguimos, básicamente porque aún disfrutamos muchísimo cada cosa que hacemos y cada paso adelante que conseguimos dar, por pequeño que sea. Si tuviéramos otras motivaciones hace mucho que estaríamos fuera de combate. Por supuesto tenemos el apoyo de nuestra discográfica actual, Jabalina, a quienes agradecemos su cobertura, pero sí, siempre hemos tenido filosofía de autogestión y nos gusta controlar todo lo posible cualquier cosa que esté relacionado con la banda. No es fácil, por momentos es quijotesco, pero a mí me compensa.

 

El diseño es impactante. ¿Quién lo ha hecho y qué se pretendía representar?

La portada es de Xavier Jalón, autor también de las ilustraciones que aparecen en “El bosque en llamas” y “Plus ultra”. Es una postal donde se ve a un muchacho mutilado, lo que sugiere haber sufrido algún tipo de abuso, que de repente se ve envuelto por una bandada de pájaros que se unen entre sí para formar algo parecido a un ser que lo está ayudando, alzándolo del peligro, de una probable caída al vacío. Una persona que nunca podría escapar volando de una situación de peligro, porque no tiene alas, incluso le falta parte de un brazo, de repente es alzado, recibe ayuda, de una manera totalmente atípica, y utópica: un acto de ‘justicia poética’ producido por algún motivo que aunque no se explica, existirá. Esa es mi interpretación, pero podrían valer otras.

 

Por último, ¿cuál ha sido hasta ahora la mejor anécdota que habéis vivido en el mundo de la música?

Difícil respuesta, hemos vivido momentos muy bonitos, aunque otros muchos no tanto. Una noche especial que recordamos con cariño fue cuando presentábamos “El bosque en llamas” aquí en casa, en el increíble escenario del Festival WOMAD de Las Palmas de Gran Canaria. Recuerdo que éramos casi diez personas en el escenario, ya que llevábamos de invitados a algunos miembros del grupo GAF, con dos baterías, un gran tambor herreño, haciendo una versión muy noise de más de diez minutos, de ‘La metamorfosis’… Significó mucho para nosotros por diferentes motivos.

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