Pumuky, la revolución de valorar los momentos sencillos

Autor:

«Por suerte, prácticamente operamos al margen de la industria»

 

Pumuky está de vuelta con No sueltes lo efímero. En un mundo cada vez más complicado y donde cuesta darse a conocer, hay unos cuantos seguidores que los esperaban con anhelo; y su nueva entrega, su quinto disco de larga duración, recompensa esa demora. Aparece, quién lo diría, diez años después del cuarto álbum y cinco años después de su último epé, Castillo interior. Bien es cierto que hubo después un single (“Metahackeo”) y una versión de Los Planetas (“Brigitte”) que sirvieron de pistas de su continuidad. Xavier Valiño charla con Jaír Ramírez, vocalista y compositor de la banda canaria.

 

Texto: XAVIER VALIÑO.
Fotos: ZHANA YORDANOVA.

 

Jaír Ramírez es nuestro interlocutor en esta ocasión y quien nos aclara qué le impulsa a grabar en cada ocasión: «Nuestros ritmos vitales y sus circunstancias influyen en nuestros ritmos creativos, que en los últimos años han sido más lentos e intermitentes, pero, desde dentro, el proceso se ha vivido de una forma bastante fluida, sin sensación de estancamiento o pausa. Cuando estás trabajando en algo es útil marcarse algún arco temporal, sobre todo para no darle demasiadas vueltas y que termine siendo contraproducente, pero no suelo tener prisa para terminar lo que sea que tenga entre manos. La industria musical te dice que tienes que estar publicando material constantemente para que el público no te olvide, pero por suerte prácticamente operamos al margen de la industria, así que no tenemos por qué hacerle demasiado caso».

En esta ocasión se cruzó por el medio, entre su cuarto y su quinto álbum, una pandemia, fue padre, se quedaron solos él y su hermano en la banda… Parece que son suficientes razones para que haya pasado este tiempo y que también puedan haber marcado el álbum. «Circunstancias como ser padre (tanto mi hermano como yo) te marcan profundamente, cambian tus prioridades, y nuestra música está íntimamente ligada a nuestras circunstancias personales y las emociones que las rodean; en gran parte son fruto de ellas. Por ejemplo, nuestro epé Castillo interior (2020) iba a ser un elepé, pero a medio camino nos quedamos sin fuerzas para terminarlo y preferimos dejarlo en un minidisco, esperando encontrar un momento vital más apropiado para afrontar de nuevo el reto del larga duración. Es importante ser consciente de tus limitaciones, no vale la pena forzar la máquina y que se termine rompiendo. En el siguiente intento llegó No sueltes lo efímero, así que creo que fue una decisión acertada».

 

La libertad como esencia

Moviéndose por los impulsos creativos, le preguntamos a Jaír si hay que seguirlos a ciegas cuando aparecen o se trata de algo largamente pensado. «Siempre he creído que las canciones salen más bonitas cuando las haces pensando que no las va a escuchar nadie, que nunca van a salir de tu habitación. Porque no estás pensando en si gustarán o no, y lo que salga será un poco más personal, menos influenciado por el exterior. Entonces, no suelo detectar cuándo colocamos la primera piedra de un proyecto, ni soy muy consciente de hacia dónde nos dirigimos. Prefiero estar ensimismado en el material que estemos trabajando, sobre todo disfrutando del proceso, hasta que un día te das cuenta de que ya no hay nada más que tallarle porque lo sientes completo, terminado».

Este quinto disco parece tener un cierto nexo común en sus canciones, que podría englobarse bajo su título, pero también podría simplemente tratarse de una colección de temas que él ha ido acumulando durante este tiempo. Ese nexo, si existe, tal vez se haya descubierto después y no fuese intencionado o consciente en un principio. «Prefiero no tener ningún concepto general en mente para un grupo de canciones, porque eso sería ponerme límites, y si en algún sitio necesito sentirme un poco más libre es en el arte. Nunca he intentado a priori hacer un disco conceptual, aunque luego lo hayan terminado siendo de alguna manera. No lo terminamos de ver hasta que el disco ya estaba bastante avanzado, pero si hay algún concepto en este disco que agrupe bien todo el repertorio es el que quedó bien explícito en su título, No sueltes lo efímero».

La novedad, en esta ocasión, llega con la incorporación de Mariano García y Albert Morales al dúo formado por Jaír y su hermano Noé. «Noé y yo llevábamos bastantes años trabajando solos, aliándonos con la tecnología para expresarnos y suplir nuestras limitaciones, y de ahí salieron trabajos como Castillo interior o “Metahackeo”, por ejemplo. Pero llegó un momento en que nos aburrió hacer percusiones con cajas de ritmo, o bajos con sintetizadores, e intentamos montar una banda de nuevo. Por suerte encontramos a Mariano Gracia y a Albert Morales, que se encargaron del bajo eléctrico y la batería acústica respectivamente, y pudimos regresar a un sonido más orgánico en este último trabajo, algo que ya echábamos de menos».

 

«Nuestra música está íntimamente ligada a nuestras circunstancias personales y las emociones que las rodean»

 

Casi cada disco ha estado marcado por una formación diferente, así que eso se ha traducido sin duda en el resultado; aunque también es cierto que las canciones de Pumuky son reconocibles independientemente de quien toque en ellas. De nuevo, al escuchar su nueva entrega, queda una sensación de haberse introducido algo muy intenso, claramente diferente de los textos que triunfan hoy en el mundo de la música. No resulta complicado aventurar que les es difícil llegar a un nuevo público, a las nuevas generaciones.

«Puedo entender que no sea de una primera escucha fácil y que requiera de cierta implicación por parte del oyente», continúa Jaír, «pero creo que las nuevas generaciones podrían conectar con él perfectamente. Lo difícil es que sepan de su existencia con el tsunami de novedades musicales que hay constantemente, porque sí es verdad que hoy día mucha gente escucha lo que el algoritmo le recomienda, y este suele premiar otro tipo de contenidos, más populares y en tendencia, por lo general; así que no creo que lo vayan a descubrir por esa vía».

 

Una apuesta por la sencillez

Las letras de este nuevo trabajo parecen más directas. ¿Se expone su autor, Jaír, más que en otras ocasiones? «Ya escribí hace varios lustros canciones como “Si desaparezco” o “Los enamorados”, así que no creo que ahora me exponga más; me mantengo en una misma línea. Lo que estoy intentando, cada vez más, es expresarme de la forma más sencilla posible, aunque no siempre lo consigo».

Las letras parecen un reflejo de sus pensamientos, de las preguntas que se hace. También parecen reflejar un momento vital concreto, marcado por algunas circunstancias personales como gente que se ha ido, la paternidad, cómo mantener una relación con los años… Podría entenderse como una manera de reconfortarse a sí mismo y, por extensión, a quien lo escucha. También da la impresión de que está en un momento vital más sereno. «Cuando me siento a componer, muchas veces lo hago para sentirme mejor, para no pensar en otras cosas, encontrar algo de paz; y lo suelo conseguir. Me alegra descubrir luego que a otras personas nuestra música también les ha servido de la misma manera».

A veces se califica a Pumuky como una banda triste y oscura, pero las canciones parecen más un ejercicio de reflexión e introspección en busca de una cierta luz. «Creo que la gente que describe nuestra música como triste no se ha parado a escucharla realmente. En nuestras canciones se trata la tristeza, sí, pero no nos regodeamos en ella y, normalmente, escapamos hacia la luz, como las polillas».

En esta ocasión, su título deja claro que se está poniendo en valor lo efímero, los pequeños momentos de la vida que uno recuerda siempre. «Pararse y ser más consciente de esos momentos sencillos de la existencia, y valorarlos, se va pareciendo cada vez más a un acto revolucionario en esta vida moderna, un carrusel infinito de estímulos de colores brillantes, pero de cartón piedra. Cuando ya no ocurren solemos echarlos mucho de menos, así que sí eran importantes».

En el disco parece intuirse una cierta relación entre la canción del principio y la del final del álbum, como si se tratase de cerrar el círculo, o de enlazar una con otra. «“El salitre de tus labios”, la canción que abre el disco, es como una de esas películas que comienza desvelándote una parte del final, y “No sueltes lo efímero”, el cierre, te invita a recordar algo que ya ha pasado, que es otra forma de regresar a ese momento y revivirlo de nuevo. Sus tramas están conectadas, sin saber muy bien dónde está el inicio y dónde acaba».

 

«Hemos regresado a un sonido más orgánico en este último trabajo, algo que ya echábamos de menos»

 

Después de veintidós años, la experiencia de componer puede resultar más fácil. Pero también puede suceder que lo ya aprendido y explorado se sienta más como un obstáculo que se debe evitar o salvar. «Lo complicado es encontrar tiempo para componer, lo demás es más fácil porque lo suelo disfrutar. La experiencia es un grado, claro, pero principalmente para aspectos técnicos, lo que facilita el flujo de trabajo y los procesos intermedios. No tengo esa necesidad de innovar por innovar; si pruebo algo nuevo es por no aburrirme, no porque tenga cargo de conciencia por repetirme; no tengo ningún problema con la repetición, que es otra forma de acercarse a la excelencia, si acaso eso existe. Sí estoy interesado siempre en aprender más sobre teoría musical, y también sobre producción. En este disco, por ejemplo, hemos usado escalas musicales poco habituales, lo que nos ha permitido encontrar sonoridades diferentes a las que veníamos usando; al final, es como jugar a explorar, y si es divertido me sirve».

 

El sonido y la voz de Pumuky

En No sueltes lo efímero los teclados tienen un especial protagonismo. Hay en él un muro de sonido compacto. Sin embargo, parece que en esta ocasión se ha conseguido con menos capas, con la instrumentación que la canción necesita sin añadir más. «Teclados, sintetizadores, siempre ha habido, y muchos, en toda nuestra discografía. En este disco lo que hemos intentado es que hubiera menos elementos, así que los pocos que están resaltan más, entre ellos los arreglos de sintetizadores, que se escuchan muy claros y definidos, sin tener que pelearse con capas y capas de otros instrumentos. Tampoco es vaciar por vaciar, era dejar justo lo necesario. Aun así, hay canciones con decenas y decenas de pistas, y me gustaría seguir mejorando en la concreción sonora».

La voz tiene más entidad aquí, más claridad, así que podemos suponer que Jaír se encuentra más cómodo con la parte vocal. «Las voces que se quedaron en el disco no se grabaron en el estudio, sino que fueron las que grabé yo solo en el sótano de mi casa mientras preparaba las maquetas de las canciones. Lo prefería así porque esas primeras tomas grabadas en la intimidad, sin prisas, y con la emoción a flor de piel que sientes cuando acabas de componer algo, luego son muy difíciles de replicar, por lo general, mucho tiempo después y con gente alrededor. En esas primerizas interpretaciones, a veces se consiguen cotas de emoción, intensidad o lo que sea que te esté transmitiendo lo que estás cantando en ese momento, difíciles de repetir. Luego tampoco quise esconderlas bajo muchos efectos, sino que sonaran más naturales y cercanas. Aquí también nos ayudó el criterio de Raúl Pérez, en los estudios La Mina, donde lo terminamos grabando. Supongo que también estoy perdiendo el miedo a que se entienda lo que canto; me ha llevado dos décadas, pero progreso adecuadamente».

 

Imágenes para historias propias

La portada es obra de Jalón de Aquiles —Xavier Jalón López—, quien, por otra parte, ya había ilustrado El bosque en llamas o Plus ultra. Parece que comprende bien al grupo, pero nos gustaría conocer si escucha las canciones antes de hacer cada portada. «Le suelo enviar el disco con bastante antelación, incluso antes de que esté terminado. Luego nos vamos sugiriendo ideas en las muchas conversaciones que tenemos durante el proceso, que suele durar bastantes meses, mientras me va enviando bocetos que vamos ajustando hasta encontrar algo que sintamos que conecta bien con lo que se trata en las canciones. Buscamos también algo abierto a diferentes interpretaciones, que quien la vea pueda imaginarse su propia historia».

Otro elemento importante son los vídeos, hechos por la directora de fotografía búlgara Zhana Yordanova, y en este caso rodados en Islandia, con tres planos fijos de tres personas distintas. En “El salitre de tus labios” la desaparición del protagonista parece, además, tener que ver con el contenido de la canción. «Encontrar a personas que tengan una sensibilidad y enfoque artístico cercano al proyecto es una suerte, y nosotros la hemos tenido con Jalón de Aquiles y Zhana Yordanova. Con ella seguimos un proceso bastante similar, aunque después de pactar algunas líneas generales (como, por ejemplo, que nosotros no queremos salir en ningún sitio), preferimos mantenernos al margen, porque el vídeo es un medio que no controlamos y confiamos mucho en ella. Fuimos los primeros gratamente sorprendidos con el resultado final, porque son vídeos que se fusionan perfectamente con la atmósfera y espíritu de las canciones, sin quitarles el foco, pero al mismo tiempo permitiendo que tu imaginación pueda entenderlos de diferentes maneras, incluso conectándolos entre ellos, lo que es muy sugerente».

 

«En nuestras canciones se trata la tristeza, sí, pero no nos regodeamos en ella y, normalmente, escapamos hacia la luz, como las polillas»

 

La intuición puede ser determinante a la hora de plantear las canciones de un álbum. Pero también puede haber una cierta planificación o pensar cómo va a ser, cómo va a sonar. «Creo que más que dejarme llevar por la intuición, o planificar y proyectar en demasía, lo que intento es hacer algo tan sencillo, o complicado, como que a mí mismo me emocione, me guste. Si lo consigo, confío en que a alguien más le pueda pasar lo mismo».

Pumuky carece de batería desde la gira mexicana a principios de 2014, algo que dejaron claro con el relato de aquella aventura. Ahora habrá que volver a montar el directo teniendo en cuenta esto. «En el directo participaremos los mismos músicos que hemos grabado No sueltes lo efímero, la formación actual, y espero que la última, de Pumuky. Albert Morales a la batería, Mariano Gracia al bajo eléctrico, Noé a la guitarra, y yo cantando y haciendo lo que puedo con los sintetizadores y la guitarra».

 

Desde las islas

La sensación desde fuera es que Pumuky siempre está pensando en cómo seguir moviendo el grupo, en cómo hacerlo avanzar. También da la impresión de ser todo bastante autogestionado, con el agravante, además, de tener que armarlo desde las Islas Canarias. «Desde dentro lo veo bastante diferente. Para mí tener una banda, hacer canciones, es otra forma de lograr expresarme, posiblemente de cubrir ciertas carencias, de hacer amigos, de conocer lugares nuevos… entonces, claro que compensa los esfuerzos que conlleva. No tengo muchos más objetivos por cumplir; tocar fuera de Canarias es bastante complicado a nivel logístico, pero hacer conciertos tampoco ha sido nunca una prioridad para nosotros, aunque a lo largo de los años hemos tocado mucho y en lugares muy lejanos. Nos gustaría dar algunos conciertos para presentar No sueltes lo efímero, pero no en muchos sitios, sino en lugares donde se trate con cariño a la música en directo; ya estamos cerrando algunas fechas».

Todo ello puede conducir, en algún momento, a tener dudas sobre la continuidad de la banda. «Normalmente, después de cada disco, hay algún día donde me suelo preguntar si aún me motiva seguir haciendo lo que hago, si lo sigo disfrutando de alguna manera. A veces no tengo una respuesta clara, y en ese caso dejo pasar algo de tiempo hasta estar algo más descansado. Al cabo de un tiempo, suelo encontrar algún motivo que me ilusiona para seguir, y así hemos llegado hasta aquí, más de veinte años después».

También se entiende que debe costar mucho poner en marcha la maquinaria de nuevo en cada ocasión. «Suele costar encontrar gente comprometida, con ganas y tiempo para afrontar un proyecto de este tipo, las veces que la formación se ha roto… Pero la verdad es que siempre hemos seguido publicando, dando conciertos, adaptándonos a las circunstancias y a los que hemos estado en cada momento. Somos un proyecto bastante mutante en ese sentido».

Dejamos para el final la cuestión sobre el futuro de la banda, hasta dónde puede y quiere llegar Pumuky. «El futuro de la banda es No sueltes lo efímero, y los conciertos que finalmente daremos para presentarlo en directo. Después, me imagino que me volveré a preguntar si sigo disfrutando de lo que hago, si me sigue motivando de alguna manera… Y aún no sé qué responderé en ese momento».

Artículos relacionados