“Pleasant dreams” (1981), de Ramones

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OPERACIÓN RESCATE

“El álbum está cargado de temas inolvidables y muestra toda la grandeza de la banda que mejor supo combinar punk y pop en el siglo XX”

 

Tras arrasar con sus cuatro primeros discos, y un quinto menos llamativo, los Ramones registraron “Pleasant dreams”, otro acertado disco de punk y pop con un polémico telón de fondo: la relación rota entre Johnny y Joey. Por Eduardo Izquierdo.

 

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Ramones
“Pleasant dreams”
SIRE RECORDS, 1981

 

Texto: EDUARDO IZQUIERDO.

 

En 1981, Los Ramones venían de una época particular. Tras sus cuatro y exitosos primeros discos, “Ramones”, “Leave home”, “Rocket to Russia” y “Road to ruin”, considerados habitualmente como un auténtico póker de ases del punk-rock norteamericano, el grupo se había metido en el estudio con el mismísimo Phil Spector para salir ligeramente trasquilados con “End of the century”. Las tensiones entre sus miembros no ayudaban, en especial la relación entre Johnny y Joey, totalmente rota cuando el guitarrista le levantó al cantante a Linda, su chica. En su autobiografía, “Commando”, Johnny confiesa cómo era su relación: “La verdad es que no congeniaba con Joey, pero no quería hacerle daño; no éramos amigos íntimos, sino socios laborales. Por otra parte, si la chica no quería seguir con él, ¿qué se supone que tenía que hacer, seguir de todos modos?”. Una situación que marcará las doce canciones de su siguiente álbum, “Pleasant dreams” (Sire Records, 1981).

 

 

Compuesto íntegramente por Joey y Dee Dee Ramone, el disco se abre con ‘We want the airwaves’, una espléndida melodía que podía ser radiada en cualquier radio fórmula, mientras sus fans de toda la vida tampoco podían estar del todo descontentos. De hecho, las miras de estos se pusieron en la producción de Graham Gouldman, más que en las canciones en sí. ‘All’s quiet on the Eastern front’ destaca por ese riff tan resultón de Johnny pero, sobre todo, por el trabajo vocal de Joey y Dee Dee. En tercer lugar, llega ese clásico que es ‘The KKK took my baby away’, un ataque de Joey a la línea de flotación de Johnny y, a la vez, uno de los grandes de la carrera de Ramones. Joey aprovecha las ideas republicanas y fascistas de Johnny para convertirlo en el Ku Klux Klan y acusarlo de llevarse a su chica, como había hecho con Linda. Todo adornado con una melodía inolvidable y un estribillo insuperable. Éxito imperecedero.

 

 

No acaba el tema ahí. ‘Don’t go’, un irresistible tema pop, reincide en la pérdida del amor, aunque ahora parece que Joey hace algo de autorreflexión. ‘You sound like you’re sick’ es puro Ramones, esta vez sí. Se nota que su origen es la pluma de Dee Dee y parece el momento del disco en el que Johnny está más cómodo tocando esos riffs acelerados. Siguen con otra canción que se engancha como un chicle, ‘It’s not my place (in the 9 yo 5 world)’, y luego el fantástico medio tiempo que es ‘She’s a sensation’, uno de los momentos más animados, respecto a letras, de un disco en general oscuro.

 

 

‘7-11’ es el concepto de balada de los Ramones, y una de mis favoritas del disco, con el grupo dejando fluir su amor por los girls groups de los 60. Los siguientes dos temas vuelven a ser firmados por Dee Dee, y, de nuevo, se nota. ‘You didn’t mean anything to me’ recupera sensaciones punk y ‘Come on now’, alegría ‘bubblegum’. ‘The business is killing me’ sorprende por su teclado western y por la claridad de la letra de Joey respecto a las diferentes sensaciones que la banda tenía al pensar en su futuro. Y cerraba el álbum ‘Sitting in my room’, otro buen trabajo vocal de Joey, más que cómodo en la vertiente más pop del grupo. Otros no lo estaban tanto, recuerda Johnny en “Commando”: “Una de las primeras cosas que pasó cuando entramos al estudio fue que el productor Graham Gouldman dijo: ‘¿Pero qué es eso que zumba así?’ Y era mi guitarra como sonaba siempre. Me dijo que la ajustara y ya supe que las cosas no iban a salir bien”.

Probablemente pocos incluirán “Pleasant dreams” en sus cinco discos favoritos de los Ramones. Yo sí lo haría. Obviando la producción, que tampoco me parece tan deleznable, el álbum está cargado de temas inolvidables y muestra toda la grandeza de la banda que mejor supo combinar punk y pop en la historia de la música del siglo XX. Y eso no es poca cosa, oigan.

 

Anterior entrega de Operación rescate: “Suede” (1993), de Suede.

 

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