Pablo Dacal: Y la acústica de la orquesta en el salón

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«Si alguien no comprende el humor como parte de la vida no tiene nada que hacer con mis canciones»

Pablo Dacal se fogueó junto a Coki y Los Killer Burritos, luego comenzó a grabar por su cuenta junto a La Orquesta de Salón, su último disco, el delicioso «La era del sonido», se acaba de publicar en España coincidiendo con una larga gira por nuestro país.


Texto: JUAN PUCHADES.


La escena musical argentina, aparte de los grandes nombre que todos conocemos, cuenta con un importante número de grupos y solistas que se mueven desde la independencia, enriqueciendo un panorama de lo más diverso. Pablo Dacal es uno de ellos, un músico que se fogueó junto a Coki y Los Killer Burritos y luego inició su propio proyecto, a veces solo, a veces junto a La Orquesta de Salón, pero siempre buscando los sonidos acústicos, entre el rock, el pop y los sonidos tradicionales. Su último disco, el delicioso «La era del sonido», ha llegado a España de la mano del sello Galileo; se trata de un álbum que muestra a un creador diferente, pero integrado, sin duda, en la escuela argentina. Sus canciones son inteligentes, divertidas y pegadizas. En paralelo, estos días Pablo Dacal está girando por España, acompañado en algunos conciertos por su amigo Xoel López.

¿Qué es exactamente La Orquesta de Salón?
Una orquesta de instrumentos acústicos de entre seis y catorce integrantes, con tímbrica variada, juego melódico libre y rítmica ágil, conocedora de los folclores del mundo, armónicamente osada y nada solemne. En Buenos Aires tuvimos una valiente formación durante cinco años, ya veremos qué sucede por el mundo.

¿»La Era Del Sonido» está grabado tocando todos los músicos en directo en el estudio? Necesitaríais mucho espacio…
Por supuesto, solo así pueden grabarse las orquestas, por los juegos dinámicos y la densidad del sonido. Lo grabamos en Estudios ION, los mejores y mas tradicionales de Buenos Aires, allí grabaron Aníbal Troilo, Atahualpa Yupanqui, Astor Piazzolla y Charly García, entre otros.

Con la orquesta buscas un sonido algo «antiguo»; venga, digamos clásico, que queda menos feo, ¿por qué?
“En mi pasado está mi futuro” dijo T. S. Eliot. La modernidad es a veces muy tonta, digo yo. Y me encanta el modernismo.

La mayor parte de tus canciones están muy elaboradas en arreglos, pero estás ofreciendo conciertos en los que vas tú solo con la guitarra, ¿cómo se quedan desnudas en escena, aguantan bien?

Así comienzan las canciones, y si no tienen nada para ofrecer en soledad, menos tendrán con tanto sonido alrededor. A solas con la guitarra pueden jugarse más cosas, hablar y cambiar los ritmos, pura vibración en cada melodía.

Te mueves, en lo compositivo, con muy diferentes ritmos, te acercas a la música popular… pero, ¿cómo defines lo que haces?
Digamos música de salón, canciones del nuevo siglo.

¿Dónde sitúas tus raíces musicales?
En el rock y el tango argentino, principalmente; toda la historia de la música y la palabra cantada después.

Otro de los ingredientes de algunas de tus canciones es el humor, ¿no temes que se te tome menos en serio por esas canciones?
¿Qué es ser tomado en serio? Si alguien no comprende el humor como parte de la vida no tiene nada que hacer con mis canciones.

Tus letras son muy imaginativas, nada planas. ¿Qué quieres transmitir con ellas? ¿Te cuestan especial trabajo escribirlas?
Cada una tiene lo suyo, en tiempo y sentido. Puedo tardar minutos o años, depende del caso: tengo un método muy anárquico y caprichoso. Ellas transmiten solas lo que quieren, absurdo pretender dominarlas.

¿Cómo es que han colaborado Fito Páez y Xoel López en este nuevo disco, qué relación mantienes con ellos?
Amistad pura y diferente con ambos, disfrute musical y largas conversaciones sobre la vida, la cultura y nuestro oficio.

En «La guitarra y el bolsón» dices que «Con tanto amargo alrededor ando con azúcar por ahí», ¿es un buen método, nos lo recomiendas?
¡Por supuesto! Cuando te miran mal lo mejor es sonreír.

En una de tus biografías he leído que escribiste dos novelas –la primera la definían como «mala»–, ¿es cierto? ¿De qué iban? ¿Tienes pensado seguir escribiendo narrativa?
Solo fue una novela y de calidad pobre, pero con buenas ideas: se llamaba “La noventa y nueve” y narraba la última semana de un grupo de amigos antes de fin de siglo; la escribí en los noventa y no guardo copia, por fortuna. Calculo que sobre el segundo escrito que habrás leído es el “Asesinato del rock”: es un manifiesto algo vertiginoso que escribí hace unos años para sentar posición, el periodista Miguel Grinberg lo incluyó en un libro maravilloso sobre la historia del rock en la Argentina.

¿Cómo fueron los años junto a Coki y Los Killer Burritos?
De aprendizaje y experiencia, dejando entrar la música en la vida.

¿Tienes «héroes» en la música argentina?
Faros o guías, más que héroes: Aníbal Troilo, Atahualpa Yupanqui, Charly García, Luis Alberto Spinetta, Carlos Gardel, Oscar Alemán, Fito Páez y Daniel Melingo, por nombrar algunos más cerca o más lejos.

¿Es fácil para músicos como tú, con un proyecto independiente y sin ánimo de ser masivo, salir adelante en Argentina?
No es fácil, pero en Argentina nada lo es y por eso hacemos tantas cosas todo el tiempo.

¿Qué tal están yendo los conciertos españoles? ¿Qué tal el encuentro con el país y el público? ¿Vas a pasar una temporada por aquí?
Los conciertos en España vienen de maravilla, conocí Galicia y quedé encantado con la zona, también renuevo mi amor por Madrid, Cataluña y Valencia. Me gusta estar fuera de casa y esta tierra es amiga, estoy cultivando el nomadismo y ya veremos dónde viviré en los tiempos que vienen. Ahora estoy empeñado en disfrutar del viaje, presentarles mi grupo de canciones y seguir trabajando las nuevas en aviones, trenes, hoteles, calles.


Desde aquí puedes visitar el Myspace de Pablo Dacal.

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