Operación rescate: “Ti, Galiza”, de Miro Casabella

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“Compuse otras con un aire un poco como la canción francesa. Yo acepté este esquema, pero enseguida me di cuenta de que no era muy viable, ya que yo pertenecía a otra cultura musical, más lírica, con otro clima”

 

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Miro Casabella
“Ti, Galiza”
ARIOLA, 1977

 

 

César Prieto nos lleva hasta 1977 para descubrir uno de los primeros trabajos del músico gallego Miro Casabella, en el que se encuentran canciones que se han convertido en himnos de su tierra.

 

 

Texto: CÉSAR PRIETO.

 

 

En 1964 Miro Casabella se encuentra estudiando en Barcelona, el bachillerato primero y la carrera de arquitectura técnica después. Entra en contacto con la Nova Cançó y con Paco Ibáñez y a finales de esa década graba un par de epés para Edigsa-Xistral –el sello que la compañía catalana había iniciado para la canción en gallego– con canciones propias y antiguas cantigas de escarnio medievales. Son discos influidos por la canción en catalán y las texturas francesas. En una entrevista que por aquellos años le publicó José Manuel Costa en “El País,” Miro nos ofrece la explicación: “Compuse otras con un aire un poco como la canción francesa. Yo acepté este esquema, pero enseguida me di cuenta de que no era muy viable, ya que yo pertenecía a otra cultura musical, más lírica, con otro clima”.

Toma la música como algo temporal, una viruela de juventud. Pero la suerte hace que Bibiano y Xerardo Moscoso acudan a Barcelona en 1968 a grabar sus trabajos, y allí se encuentran con el lugués y le plantean que están creando un grupo de canción en gallego. Participa, a partir de ese momento, en festivales y actos colectivos de reivindicación dentro ese colectivo, Voces Ceibes –incluso acudió la navidad de 1968 al concierto en el que se constituyeron en el cine Capitol de Santiago–, hasta que en 1977 aparece su primer elepé.

“Ti, Galiza” presenta en conjunto divergencias notables con sus primeras canciones, las que apuntaba en la entrevista anteriormente citada. En primer lugar, un mayor protagonismo de las sonoridades gallegas –con instrumentos tradicionales incluso, como la zanfoña y el pandeiro– y de la música de José Afonso –otro de sus referentes– y, además de ello, un aire mucho más reivindicativo. No solo es que escoja textos de poetas gallegos como Uxío Novoeira, Luis Pimentel y, especialmente, Ramón Cabanillas y Celso Emilio Ferreiro, sino que esos textos son portadores de actitudes críticas contra la burguesía –‘Goethe’– o defensoras de la tierra, ‘O mariscal’, dedicada a Pedro Pardo de Cela, ajusticiado por los Reyes Católicos por oponerse a su visión de la monarquía y salvaguarda de los valores míticos gallegos.

Hay sitio también para aires tradicionales con ‘Anacos’ y temas propios como ‘A bandeira’ y ‘O meu país’, de significativo título. Este último se ha convertido en uno de los himnos oficiosos de Galicia y adapta una letra de Xosé Manuel Casado, a la sazón presidente del Centro Galego de Barcelona, con lo que en parte continúa la conexión catalana. De hecho, hay otra versión del tema que apareció como cara B de un single para EMI cinco años antes, con unos arreglos mucho más sencillos, que toman cuerpo en la versión de Ariola, más triunfante y más cercana a la música tradicional.

 

 

El disco es producción de José Manuel Caballero Bonald, que en aquellos años acababa de dejar el trabajo en la editorial Júcar y prestaba especial atención a su trabajo en Ariola [historias relatadas en «Cuadernos Efe Eme» 3 y «Cuadernos Efe Eme» 4]. De él seguramente estos nuevos aires y este ímpetu por encontrar nuevos caminos, ya que empujaba a los artistas a experimentar, a proponer lo imposible.

Los arreglos son de dos músicos portugueses: Luis Pedro Faro y José Mario Branco, combativo cantante también, acompañante de José Afonso –de ahí la conexión con Casabella– y exiliado en Francia por su abierta oposición a Salazar. La portada es un colorista y efectivo grabado de Enrique Ortiz Alonso, pintor de gran prestigio hoy en día, llamado: “Son moitos anos de estar no pozo… ¡Compañeiros!”.

 

 

En la entrevista anteriormente citada, Casabella comenta su interés por la música celta y la razón de esta búsqueda en la tradición: “Yo nací en un medio rural y me he propuesto utilizar exclusivamente instrumentos acústicos y, sobre todo, tradicionales. En estos momentos esa división entre el campo y la ciudad es lo que marca esas diferencias”, diferencias frente a la base de Bibiano, por ejemplo, más rockera y elécrica, más urbana.

Hay, asimismo, otras sonoridades que explica como lejanas al ámbito gallego, un tango y un blues: “Una cuenta la historia de la gran muralla china como referencia a una dictadura bien reciente, la otra sobre un señor (‘Goethe’) que en ningún momento se identifica con el pueblo. Los versos muestran la extrañeza que a mí me causa todo esto como algo totalmente ajeno a nuestro país. Siguiendo el tema, las formas musicales habían de ser tan poco gallegas como esos fenómenos”.

Miro Casabella mantiene una carrera activa pero escasa. Al año siguiente editó “Treboada” y hasta 2004 no apareció su siguiente y último álbum, “Orvallo”. Su presencia en trabajos colectivos, en proyectos reivindicativos y sobre todo en conciertos, lo hacen, pese a esa escasez, el único miembro de Voces Ceibes que resta en activo.

 

 

Anterior entrega de Operación rescate: “Guitar romantic”, de The Exploding Hearts.

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