Operación Rescate: The Libertines

Autor:

«Recordaban a los Clash, y además en el mejor de los sentidos, sonaban antiguos y nuevos al mismo tiempo»

The Libertines  
«Up the bracket»
ROUGH TRADE, 2002

 

 

Texto: JONBIL.

 

 

En octubre del pasado año se cumplió una década desde que se editara el extraordinario debut de los ingleses The Libertines, con un joven Pete Doherty en sus filas, que compartía composiciones y micro con su entonces colega Carl Barat. El cuarteto lo completaban John Hassall y  Gary Powell, ocupándose del bajo y la batería respectivamente. Se disolvieron justo después de su segundo disco y tuvieron una breve reunión en 2010 para ofrecer un par de conciertos en festivales, y ahora se rumorea que en breve escribirán nuevo material que conformaría su tercer trabajo.

Cuando cayeron esos doce primerizos temas sobre mis oídos lo primero que pensé era que me recordaban a los Clash, y además en el mejor de los sentidos, sonaban antiguos y nuevos al mismo tiempo. Después ya descubrí que fue Mick Jones (guitarrista de The Clash) el que les produjo su primer álbum. Con una excitante entrada como la de ‘Vertigo’, y seguida de latigazos como ‘Horrorshow’, y las melódicas ‘Time for heroes’ y ‘Boys in the band’ uno no podía y no puede sino disfrutarlos y dejar que el disco corra hasta el final. Tiene alguna bajada de intensidad (el caso de ‘Radio America’), pero prosigue lleno de motivos para ponerlo en tu próxima fiesta: ‘The boy looked at Johnny’, ‘Begging’ (con una perfecta mezcla de melodía y ruido), y los dos clásicos que lo cierran: ‘The good old days’ y ‘I get along. Había en la edición de según qué país (japonesa, estadounidense e inglesa) algunos atractivos extras, con especial mención al bárbaro ‘What a waster’.

No sé si de verdad se juntarán, publicarán un nuevo disco, o si volverán a odiarse como ocurrió hace años, pero al menos conservo el nítido recuerdo de verlos en directo en la sala bilbaína Azkena el 31 de marzo del 2003, a penas cinco meses después de que pusieran a la venta éste «Up the bracket». Se percibía que Pete y Carl estaban en su punto, ayudados por anfetamina y/o speed, brincaban y gritaban pasándose constantemente de un micro a otro nutriendo al punk de pop y viceversa. En determinado momento Doherty se desplomó del escenario y aterrizó sobre un servidor, él siguió tocando con cara de flipado y lo ayudaron a subir de nuevo; seguí disfrutando del bolo como un enano y un rato después me miré la ceja y, efectivamente, tenía el corte de aquel drogota en estado de gracia, y lejos de cabrearme me dio por sonreír. Se estaba escribiendo la historia, y a aquel chaval de 17 años le encantó participar de ella.

Anterior Operación rescate: The Cure.

Artículos relacionados