Operación rescate: Revólver

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«En cuanto a intenciones se divide en dos bloques: el inspirado por Springsteen y el rock norteamericano y otro de color mexicano que nadie pareció tener en consideración en aquel momento»

Revólver
«Eldorado»
WARNER, 1995

 

Texto: JUAN PUCHADES.

 

En 1995 Carlos Goñi venía de lograr el primer gran éxito de Revólver, que es tanto como decir de su carrera personal. Fue con «Básico», el tercer disco del nuevo proyecto, un acústico que le abrió la puerta de las grandes audiencias pero que, suave en sus formas, hizo temer a los guardianes de la pureza que Goñi (hasta entonces un tipo «auténtico» y de trayectoria nada sospechosa tanto al frente de Garage y Comité Cisne como en los primeros tiempos de Revólver) había caído enredado en los encantos de las poderosas fuerzas del mal (mainstream, dinero, popularidad… todo eso). Como para demostrar que no era así, su siguiente trabajo se orientó de nuevo hacia el rock intenso, pero, ay, «Eldorado» (de él hablamos), sería ampliamente criticado (casi ajusticiado) por algunos debido al evidente sonido springsteeniano que desplegó en parte del mismo. Pero las influencias no hay porqué ocultarlas y más cuando, como en este caso, se trataba de homenajear al rockero de Nueva Jersey intentando capturar su manera de hacer para trasladarla a la métrica española y al relato local.

«Eldorado», en todo caso, en cuanto a intenciones se divide en dos bloques: el inspirado por Springsteen y el rock norteamericano y otro de color mexicano que nadie pareció tener en consideración en aquel momento. Pero comencemos por el primero, que se abre con la alegría que desprende ‘Tú y yo’, relato de una pareja de urbanitas estrenando amor y que da paso a ‘Eldorado’, pieza mayor y la de la gran discordia por esa melodía inical con el saxo que tanto bebe del de Clarence Clemons, pero que a mí, qué quieren que les diga, me parece, más allá de los arreglos (que solo pueden ser entendidos como un abierto homenaje), una gran canción y la muestra de que Goñi podía trasladar a escenarios locales el imaginario del rock épico y de los sueños frustrados echando mano de la historia de sus propios progenitores: «Vi a mis padres correr en busca de Eldorado, / vi a mis padres luchar cada uno por su lado. / Lo mejor de sus vidas, dónde se ha quedado, / quizás yendo detrás del maldito Eldorado». También ‘No va más’ muestra la influencia del de Nueva Jersey, y es otra perfecta canción en la que Goñi saca su mejor poética: «Fundiremos nuestros cuerpos en una noche de amor, / ya que somos dos comentas que se estrellan contra el sol, / sabes que no soy un héroe, para eso hay que nacer, / yo nací para ser viento y los caminos recorrer». La larga ‘Esperando mi tren’ muy bien podía poner a prueba el temple de ese público con el que supuestamente Goñi se estaba congraciando desde el «Básico»: una canción-río (o casi) con crescendos dramáticos para el hermoso estribillo. Por su parte, ‘Nacidos para la gloria’ es un tema de amor, donde la gloria es aquí y ahora.

Esos son los cinco temas de la polémica, con los que Carlos asumió la estética del rock estadounidense (que no americano, ¡que América es un continente!), con Bob Seger y Springsteen como principales fuentes de inspiración. Pero a mí hay algo que me llama poderosamente la atención de todo lo sucedido por entonces: ¿quién creía que Goñi era tan imbécil como para no darse cuenta de que aquello sonaba al Boss? ¡Es que era evidente! No había nada que ocultar y desde el principio, honesto, explicó que lo había hecho a conciencia, como homenaje. Hizo lo que creía y le apetecía hacer.

El segundo bloque del disco, como se ha dicho, se movía alrededor de México, de ese rock de la frontera que suena a mariachi, a ranchera, a corrido y huele a tacos y al que, por aquí, solo se aproximaban Los Secretos. Así se dejan hacer ‘Por un beso’, ‘El aire sabe a veneno’ («Si mi música vive yo vivo con ella / si mi música muere mi vida se estrella») y ‘La fortuna’, que une ascendencia mexicana y rock and roll clásico para hablar del oficio de cantar: «Pero la vida me puso en las manos esta guitarra y un poco de voz / y hoy me siento feliz en mi banda y en una canción. / Mi vida en una canción». Desde este momento, lo de acercarse a sonoridades latinas en algunas canciones será una constante en la obra de Revólver.

Al margen hay que considerar dos de las perlas del disco, en las que Carlos se muestra, desde la posición del rockero, más cantautoril: ‘Lisa y Fran’, un tema de amores imposibles, con una estructura poco amable y vestida con lo mínimo, cantada con mucha convicción; y el tremendo baladón ‘Si es por ti’, que hay que incluir entre los mejores medios tiempos que ha dejado Revólver.

«Eldorado» no es el gran disco de Revólver («Calle Mayor», un año después, lo superaría) pero es un vigoroso álbum que nos deja ver al cuidadoso compositor, al certero escritor de letras dando lo mejor de sí mismo, aunque todavía en proceso de formación, andando el camino.

 

Anterior entrega de Operación rescate: Los Rebeldes.

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