Operación rescate: “Odessa”, de Bee Gees

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“No son pocos los que olvidan que los Bee Gees amenazaron con convertirse en una de las bandas más grandes del planeta”

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Bee Gees
“Odess”
POLYDOR, 1969

 

Texto: EDUARDO IZQUIERDO.

 

Identificados por méritos propios con el impacto de la música disco a finales de los setenta, no son pocos los que olvidan que los Bee Gees amenazaron con convertirse en una de las bandas más grandes del planeta. Los hermanos Gibb y sus cambiantes acompañantes llegaron a ser considerados incluso los sucesores de los Beatles, y en Estados Unidos algunas de sus canciones fueron confundidas con temas nuevos de los fab four. Sin duda, una de sus obras definitivas es la que hoy recuperamos: este “Odessa” editado en 1969.

Concebido como un álbum conceptual, a imagen y semejanza del “Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band” de los Beatles o del “Pet sounds” de los Beach Boys, los Gibb empiezan a trabajar en el que sería su cuarto disco en un momento en el que la banda amenaza seriamente con la separación. Las luchas internas y los choques de ego son un hecho y eso dificulta la realización de un trabajo ideado básicamente alrededor de una historia que se le había ocurrido a Barry Gibb sobre un náufrago en el Antártico. Ese era el nexo de unión entre las canciones. Pero la temática de las letras acaba convirtiéndose en una mera anécdota cuando se analiza el colchón musical del álbum.

Los Bee Gees suenan de forma novedosa en las diecisiete canciones que se esconden tras una portada roja en la que el nombre del disco destaca en letras doradas. Y aunque es cierto que el grupo peca por exceso en algunas tonadas flojas como ‘Edison’ o ‘With all nations’, no lo es menos que canciones del calibre de ese ‘Odessa (City on the Black Sea)’ que con sus casi ocho minutos vestidos de opera rock abre el disco estaban en aquel momento al alcance de muy pocas bandas.

No se quedan atrás excelentes piezas de orfebrería pop como ‘Black diamond’, la country ‘Give your best’ o ‘Lamplight’, corte que por cierto provocó el desmembramiento momentáneo del grupo. Y es que mientras Robin Gibb, su compositor, quería que su canción se convirtiese en el single del doble álbum, la elegida fue finalmente ‘First of May’, tema de su hermano Barry y que provocó que el primero, ofendido ante lo que consideraba una injusticia, abandonase la banda.

Tras su posterior reunión, los Bee Gees intentaron repetir la jugada del disco conceptual con “Trafalgar” (1971) en el que fue el regreso de Robin, aunque las canciones de este no tenían el calado de “Odessa” y su calidad está un escalón por debajo. Sin embargo y a pesar de lo dicho, el álbum fue un fracaso comercial relativo y ni siquiera la reedición a mediados de los setenta, en formato de elepé simple y con siete canciones menos consiguió las ventas que merecía su calidad. Una de esas joyas escondidas en la historia de la música contemporánea.

Anterior entrega de Operación rescate: «Pancho Varona», de Pancho Varona.

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