Operación Rescate: «Mientras respiremos», de Loquillo y Trogloditas

Autor:

Operación Rescate: Loquillo y Trogloditas

Loquillo y Trogloditas
“Mientras respiremos”
HISPAVOX, 1993

 

Texto: JUAN PUCHADES.

 

«Mientras respiremos» tiene algo de especial: fue el segundo álbum, tras «Hombres», que Loquillo y Trogloditas grababan después de la salida del grupo de Sabino Méndez. Pero si «Hombres» es claramente una obra de transición, en la que debían demostrar que eran capaces de sacarse las castañas del fuego ellos solos y que podían seguir adelante sin el que había sido principal motor musical de la formación, aquí lo que tienen que hacer es planificar el futuro del grupo. Estamos, por tanto, ante un trabajo de cambio, de comenzar nuevos tiempos.

Para trazar ese nuevo camino, Loquillo se sacó de la manga a un aliado que desde ese momento y hasta la actualidad ha resultado fundamental en su trayectoria, el cantautor zaragozano Gabriel Sopeña. Con Sopeña poniendo música a los textos del Loco, salió un «Mientras respiremos» en el que Loquillo comienza a mirar hacia su madurez, apostando por temas de aires country (la monumental versión de ‘El hombre de negro’ es pieza mayor y el gran testimonio de este giro sureño) y por una mayor sobriedad en textos y en música, sacando también a que le diera el aire a una faceta que se había apuntado ya en discos anteriores y que cada vez adquiriría mayor relevancia: su gusto por la canción de autor.

Pero «Mientras respiremos» no fue un trabajo sencillo en su gestación: el grupo venía de sus momentos de mayor popularidad y de más fuerte inmersión en las debilidades propias de la carretera rockera, y crecidos en su fortaleza escénica –Loquillo y Trogloditas eran una banda matadora en vivo–, la mayor parte de sus integrantes no vio con buenos ojos la aparición de Sopeña, pero mucho me temo que hacía tiempo que Loquillo comenzaba a perfilar la continuación de la banda como un proyecto en el que él personalmente, y sin interferencias, iba a ser su único diseñador; y Sopeña había llegado para quedarse, en la retaguardia, pero para siempre. Este, también, es el álbum en el que más claramente se incorporan músicas de Sergio Fecé y Ricard Puigdomenech, responsables también de la excesivamente densa producción, con guitarras como cuchilladas –a ello contribuyen los temas de Puigdomenech, de fuerte dureza rockera– y una cierta falta de espontaneidad y soltura que algunos temas parecen demandar a gritos (‘Hoy he vuelto a beber’ con menos innecesario dramatismo habría ganado mucho; o, por poner otro ejemplo, ‘Mientras respiremos’ no termina de desarrollar todas sus posibilidades).

De todo ello sale un álbum con altibajos, con Loquillo probando nuevos registros vocales –su garganta ha ido adquiriendo «gravedad»–, pero plagado de algunas canciones inmensas: ‘Los ojos vendados’ (que suscitó la polémica por la censura del crudo videoclip), la genial versión –transformándola desde este instante en un himno– del ‘Maldigo mi destino’ de Los Sirex, el momento Stone de terciopelo de ‘Dime, ¿por qué?’ (tema de Javier Sun), la capacidad adhesiva y honky tonk de ‘Mientras respiremos’ (con una letra de esas del Loco en las que se da golpes en el pecho) y ‘Cuentas pendientes’, el rock juguetón de ‘Días mejores’, la actitud cantautoril de ‘El renegado’ y ‘Balada para un viejo sombrero’ (esta, preciosa, de Aurelio Morata), la emocionante proclama generacional de ‘John Milner’, la hermosa desolación de ‘La cofradía’, y, ya se ha dicho, la intensa lectura del ‘The man in black’ de Johnny Cash, canción que desde entonces y hasta ahora –este año la ha recuperado para los directos– Loquillo hace suya.

Mientras respiremos es una de las obras canónicas del Loco –junto a «Los tiempos están cambiando», «El ritmo del garaje», «La vida por delante», «Mujeres en pie de guerra» y «Balmoral»–, un disco a redescubrir y a reivindicar pues esconde excelentes canciones y las mejores intenciones.

 

 

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