«La idea de un vocalista capitaneando una banda ajena a él siempre es curiosa y el disco resultante fue francamente potente»
Fermin Muguruza eta Dut
“Ireki ateak”
ESAN OZENKI, 1997
Texto: JUANJO ORDÁS.
Una lástima que la sociedad entre Fermín Muguruza y el grupo Dut no continuara más allá de “Ireki ateak” (“Abrir las puertas”). No porque la carrera de Muguruza no merezca la pena, en absoluto, de hecho su obra discográfica solista es interesantísima, sino porque la idea de un vocalista capitaneando una banda ajena a él siempre es curiosa y porque el disco resultante fue francamente potente. En su día creo recordar que “Ireki ateak” cosechó buenas crtíticas y que su puesta en escena también funcionó muy bien, pero lo mejor es que actualmente sigue sonando de maravilla. No ha perdido fuerza, podría haber sido grabado ayer mismo. Y eso que se trataba de un trabajo relativamente experimental, con detalles vanguaridtas que siempre son una tirada de dados en lo que se refiere a pervivencia, pero Muguruza y Dut escogieron bien y pueden seguir orgullosos del álbum que consiguieron.
Para los que no hablamos euskera, el libreto contenía las letras traducidas —algo habitual en los trabajos del cantante—, pero “Ireki ateak” no es un disco para cualquiera. Es un disco de mestizaje musical que se mueve entre el hardcore, el reggae y el rock industrial con detalles electrónicos, ahí es nada.
¿Es un disco politizado? No más que uno de Rage Against The Machine o The Clash. Los que quieran morbo no lo van a encontrar, porque lo que “Ireki ateak” contiene es adrenalina. Empieza a sonar “Ibili” y un bombo electrónico atruena cada dos por tres, con Muguruza cantando con su personal estilo. Nunca me han interesado ni Negu Gorriak ni Kortatu, las dos bandas con las que empezó a hacerse un nombre, pero al lado de Dut este hombre era otra cosa y comenzaba a reinventarse para ser lo que es hoy día. Puede que hacia su meridiano, el disco empiece a reclamar una atención tal vez excesiva. Ha mostrado ya su paleta sonora en su primera mitad y no va a haber más sorpresas, pero ya ha abierto los fogones y sus ingredientes han acabado por ser adictivos.
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Anterior entrega de Operación rescate: “Bridges to Babylon”, de The Rolling Stones.